HISTORIA 2 ---MONTJUÏC--- Capítulo 1-Pedralbes

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En 2033, Barcelona sufrió una lucha contra los mutantes en la Sagrada Familia. Aparte de los combates en el centro, y de las guerras entre facciones, en la zona de Montjuïc, Sarriá, Gracia y Horta-Guinardó había mucha calma en comparación... ¿O habría otros peligros?

Capítulo 1-Pedralbes

--Estación de Zona Universitaria, Líneas 3 y 9 del Metro de Barcelona. --

--3 de noviembre de 2033--

--10:00 horas—

Las estaciones de la zona de Pedralbes, siendo poco profundas, eran relativamente seguras en comparación con las de otros distritos cercanos. No tenían ni goteras, ni pobreza, y tampoco mutantes cerca (como pasó en las ruinas de la estación de Torrasa, elevada y repleta de esas criaturas)

Ese día tocaba patrulla rutinaria para los vigilantes que ayudaban a los comerciantes de las tres facultades universitarias, y el evitar encontrarse en los túneles con los hooligans del Barça que impedían la expansión de ese baluarte del conocimiento (aunque podrían haber anexionado la estación de María Cristina, estaba independiente y se consideraba una especie de Andorra entre las dos facciones, además de contar con una avanzadilla en los sótanos de un centro comercial de lujo y los de un hospital cercano). Universitat era la capital de la tecnocracia, con la estación de Palau Reial como residencial y militar, pero habiéndose habitado las dos estaciones por alumnos y profesores de las facultades cercanas, sobre todo de la UPB (Universitat Politècnica de Barcelona), que habían conectado las facultades a las dos estaciones ahora protegidas contra la radiación, usando túneles y siendo autosuficientes.

Aparte de sus patrullas, los universitarios tenían la ayuda de los miembros supervivientes del cuartel del Bruch que eran parte del Regimiento de Infantería «Arapiles» n.º 62.

Para comerciar con el otro lado del metro, muy alejado de ellos, había una caravana cada tres días, que iba hasta la estación de Espanya, utilizando la línea 3 de metro, y con la que los universitarios y hooligans compartían espacio para conseguir productos no asequibles en sus estaciones, aunque la Plaça del Centre estaba al margen de cualquier conflicto.

En la superficie, un B1 Centauro estaba cerca de la boca de metro, en la entrada de la UPB, que se hallaba bloqueando el acceso tras la evacuación de muchos alumnos al metro. Eran los restos del ejército español que había evacuado la zona, y cuyo vehículo que les había protegido era reutilizado tanto como protección en las escaleras de fuera como de vehículo blindado.

A eso de las 10 de la mañana, según el reloj de la estación, un mensajero llegó agotado desde la estación de Sants-Estació, con una noticia impactante; un grupo de soldados habían destrozado una de las mayores amenazas de mutantes. La estación se quedó de piedra, pues había pocas noticias de otras zonas de Barcelona.

El mensajero reposó y pidió algo de bebida, a lo que el jefe de estación accedió.

"Y...bien, ¿qué ha pasado?" -preguntó el jefe de estación-

"No hay más micos. Pero necesitamos a tu mejor naturalista. Hay indicios de una nueva amenaza...en otro monumento de Gaudí" -respondió, ya más calmado, el mensajero'-

"¿Q-QUÉ?" -dijo el jefe de estación, confuso-

"I ara, anem per feina. Sólo prestádmelo, que lo necesitamos para que nos ayude" -dijo el mensajero-

Tras esto, el consejo rectoral, máximo órgano consultivo de la facción, se reunió, y al final, accedieron.

Un día después, un tren eléctrico, al estilo de los antiguos trenes mineros y protegido contra la radiación, se llevó al mensajero, llamado Nicolae, un joven de ascendencia rumana quién había sobrevivido en la estación de Plaça de Sants, y al doctor en biología Jacint, un viejo alumno de la Facultat de Biología de la UB quién logró aplicar sus conocimientos al nuevo mundo, pasando a ser profesor de la nueva facultad del metro. Partiendo desde la estatua de las artes, la locomotora partió hacia el túnel de la línea 9 en construcción, despacio, ya que la línea 3 haría más difícil una rápida actuación.

Debido al peligro de mutantes, se mantuvieron en la vagoneta blindada, por seguridad. Al rato pasaron por la inacabada estación de Camp Nou rápidamente, ya que estaba sin cubrir y había un peligro de radiación grande, pero que gracias a trampas creadas arriba se podía atraer y que feneciesen de la gran caída hasta las vías.

En el andén de la L9 de la estación de Collblanc, todavía sin construir, pero bien fortificada y protegida en caso de que los mutantes que se caían en el agujero de Camp Nou siguieran vivos, desde el puesto de la vía podían ser cazados desde el subsuelo, ya que mediante un acuerdo las dos facciones del túnel se repartían la limpieza del túnel, el tren paró, esperando a que se limpiasen las vías (en realidad unas algo toscas), de los mutantes que no notaban el precipicio.

Mientras el conductor del tren farfullaba sobre los radicales que atacaban a los convoys y que ni siquiera los presidentes de las estaciones bajo los forofos del Barça podían mantener a raya, los dos bajaron de la dresina y fueron por el intercambiador a medio construir hasta el andén principal de la línea 5.

-¡Qué panda de burros, mira que convertir un juego caballeroso en una banda criminal de salvajes!

Tras subir la última escalera y acostumbrarse a la poca luz proveniente de antorchas y luces led, comprobaron que la estación había sido renombrada a Gamper por los culés, y minutos después, antes de atravesar las defensas de la estación, revisaron su plan de viaje meticulosamente: usando el túnel hasta el Hospital Clínic, donde se les uniría un caçador de parte de esa estación, según lo dicho por Nicolae en Zona Universitaria. Al dejar atrás los puestos de control de la estación de Gamper, continuaron a pie hasta llegar a la siguiente estación.

Para amenizar la caminata, y debido a que estaban entre las estaciones de los culés, Nicolae explicó que unos caçadors algo fuertes de la estación de Les Corts habían recorrido la red hasta Plaça Catalunya, saliendo por el vestíbulo de Centre Plaça hasta llegar a la fuente, y según los rumores, que esos fortachones habían intentado llevarse la Font de Canaletas, pero les fue imposible, porque estaba unida a las tuberías del suelo, aunque estas hubieran sido heladas por el invierno nuclear, había peligro de mutantes cerca, y sería cantoso verlos llevando la fuente por los túneles.

Riendo, al rato llegaron al puesto de la estación de Kubala (Badal) después de conseguir el sello del pasaporte, siguieron hasta la Plaça de Sants y Sants-Estació, ambas estaciones bajo control de los ex-miembros de Rodalies de Catalunya y de la Renfe, quienes junto a policías, bomberos, militares y guardias de seguridad pudieron salvar a muchas personas de morir por la explosión. Debido al hambre, tomaron un aperitivo y descansando en esta última estación unas horas, revisando el plano de metro más cercano y tomando la ruta de la línea 5.

ESP2033 ---CRÓNICAS DE IBERIA--- BARCELONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora