Justo al lado del Gran Teatre del Liceu, encontraron su destino. Aunque cubierta de nieve y con algunas ramas caídas por el suelo, que se usaban para las hogueras del metro, la Rambla de Mar seguía siendo reconocible.
La entrada de la estación de Liceu estaba muy bien protegida, con varias trampas y barricadas dispuestas en la zona. Situada entre varios edificios bien famosos de la Barcelona de preguerra, como el Palau Güell, La Boqueria (cuya cubierta metálica sobrevivía, mientras que casi todo el cristal había desparecido por la explosión de hacía dos décadas, el Gran Teatro del Liceo o la Plaça Reial... las Ramblas eran peligrosas por los mutantes y la nieve.
Evitando resbalar por los desgastados escalones, los tres soldados emitieron un SOS en la puerta, pidiendo paso. Cuando un guarda, ataviado con la ropa de la Guardia Urbana, y sujetando un subfusil (proveniente de una partida de estas armas que había en una comisaría de los Mossos cercana, y de una furgoneta de la BRIMO de los Mossos d'Esquadra) se había parapetado y vio que no eran hostiles, les dejó pasar, ayudándoles a quedarse en la sala preparada para desinfección, antes de pasar a las duchas y meterse a la zona donde los cantantes del Liceu y unos coros revivían el esplendor perdido del arte musical, descuidado en la red metropolitana. También se representaban obras teatrales, conseguidas en expediciones a otros teatros cercanos a la estación.
La zona correspondiente a las viviendas y protección se hallaba bajo tierra, escondida tras las instalaciones de mantenimiento, protegida de la música que ayudaba a los damnificados tras las pérdidas de compañeros fuera del metro. Además, habían llegado a un acuerdo con las dos facciones vecinas, de dejarles los andenes de la vieja estación de Fernando/Ferran, que se clausuró 65 años atrás con motivo de la prolongación de la L3, ya que la estación de Drassanes quedaba demasiado cerca de esta; y tras la inundación servía de muelles y parada de descanso para los comerciantes.
Una parte del andén se había transformado en una sala de teatro, con sillas y un telón para los conciertos, mientras que la otra se destinaba al tránsito de mercancías y como pabellón terapéutico. Esa última zona estaba recubierta de pintura blanca, y con un sistema por el cual los pacientes podían pedir sus canciones favoritas para relajarse, cosa que ayudó a los tres caçadors, y que consiguieron calmarse. Mientras esperaban a la autorización de la estación, vieron una obra teatral (Lo castell dels tres dragons, de Frederic Soler), y al rato, unas milicianas les avisaron y pudieron abandonar la estación.
Al dejar atrás Liceu, siguiendo el túnel norte de la L3, empezaron a discutir su plan comentando lo aprendido, sólo dejando de hablar al llegar al puesto fronterizo de Plaça Catalunya y su derrochante iluminación que se veía desde metros de túnel. Antes de poder entrar al centro de comando militar, situado dentro de las viejas instalaciones de servicio, decidieron calentarse y comer, porque estaban muertos de hambre. Tras sentarse en unos taburetes de uno de los restaurantes en la L3, los tres comieron un perol de escudella i carn d'olla. Para conseguir derrotar a los monstruos, Joan se reunió con el Consejo de Nova Barcelona más tarde
Tras comer y reponer fuerzas, el equipo entró al dédalo de túneles de servicio e instalaciones que componían las estancias privadas y alojamientos de la población de aquella capital subterránea, hasta llegar (gracias a las señales pintadas) a la sede del Consell de la Ciutat, el cual había sido informado gracias a un teléfono que llegaba desde las entradas de los túneles. La sala constaba de unas mesas unidas, con 8 asientos donde había dos representantes por estación de Nova Barcelona, mirando los dos mapas que estaban anotados y provenían de la expedición de Joan y Alfredo, junto a las notas transcritas de lo ocurrido en un pequeño cuaderno, donde había otros relatos que confirmaban sus sospechas.
Cuando Joan, Antoine y Carles se sentaron en las sillas de madera que crujían, esperaron a que los ocho los mirasen, tras esto, esperaron a que les dieran permiso para hablar. Debiendo de resumir algo su experiencia conjunta, y eso que Joan estuvo añadiendo la razón de su viaje como prólogo, acabaron de contarlo todo en menos de una hora, tras esto, los miembros del Consell empezaron a discutir y comentar que hacer con eso, y un soldado de Passeig de Grácia habló de utilizar una expedición comandada por ellos a la estación de Sagrada Familia, para acabar con la secta, o al menos neutralizarlos para que no fueran a atacar otras zonas.
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ESP2033 ---CRÓNICAS DE IBERIA--- BARCELONA
Ciencia FicciónMetro 2033 en España. HISTORIA 1 ---LAS RUINAS DE LA CIUDAD CONDAL--- (Barcelona)