Capítulo 7- La batalla en la Sagrada Familia

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Al salir a la calle desde Encants, los tres caçadors se cubrieron los ojos para protegerse del escaso sol que refulgía en el cielo semicubierto barcelonés, refugiándose en un antiguo edificio comercial, y gracias a las indicaciones de Joan sobre donde estaba uno de los mejores vehículos para lidiar contra los monstruos, el grupo avanzó por la acera de la calle de Valencia, luego siguió por el carrer d'la Independencia, y cruzó el boquete carcomido de la B-31 en la intersección con la Gran Vía de les Corts Catalanes, sorteando los pocos pilares de hormigón que hace 20 años soportaban la C-31. Hasta llegar al parking del centro comercial Westfield, repleto de maleza, los tres tuvieron que buscar una ruta simple y sin mutantes, noqueando a las jaurías que pululaban por el interior del edificio, debiendo evitar las partes derruidas de varias tiendas hasta conseguir entrar a las fauces del antiguo aparcamiento, usando unas linternas y bengalas para iluminar la gigantesca oscuridad de esa zona, y evitar dañarse con los trozos de cristal

Los trozos de techo caído y las goteras facilitaban la oxidación de varios coches dentro del parking, los cuales habían sido desmantelados anteriormente, excepto el URO VAMTAC que Alfredo había cuidado y arreglado, con un misil antiaéreo MBDA Mistral equipado y que debía de haberse instalado a la salida del parking, cosa que harían en la superficie (y que venía anotado en un papel en la guantera).

Salieron los tres soldados por una de las rampas del centro comercial, y Antoine instaló el misil MBDA; tras volver dentro del URO VAMTAC, encendió la radio para radiar su posición –"¡El equip Llop está preparado para la batalla!"- y comprobar que funcionaba, tras oír una señal proveniente de los caçadors de Nova Barcelona, al poco se adentraron por los restos de la gran intersección que conformaban las avenidas y la C-31, evitando los restos carbonizados del Museo del Diseño de Barcelona mientras pasaban por la Plaça de les Glòries Catalanes, luego cruzaban el bosque en el que los Jardins del Bosquet dels Encants se habían convertido, y siguieron por la Carrer de los Castillejos, hasta seguir por la calle de Mallorca, donde pararon en la explanada que antaño habían sido los Jardines de Gaudí, lugar donde avisaron por walkie-talkie a los otros vehículos que tenía Nova Barcelona preparados cerca, los cuales eran una furgoneta antidisturbios de los Mossos d' Esquadra, armada con M1909, una Browning M-2HB QCB Mk.2 y con un LAG-40, usando la zona antigua de celda como almacén y zona de trasmisión; aparte de la llegada de un Santana Aníbal que llevaba un BGM-71 TOW 2A, proveniente del Batallón de Infantería Motorizada "Barcelona" II/62 (cedido por la mayoría de soldados del Regimiento de Infantería "Barcelona" n.º 62 que había sobrevivido en el metro, que residían en la estación de Zona Universitaria junto a sus antiguos cuarteles situados en el Cuartel del Bruc), gracias a la artillería podrían derrotar a los mutantes. Estos vehículos habían sido custodiados y mantenidos por mecánicos situados en un garaje en el carrer de la Diputació, cerca de la estación de Passeig de Gràcia, y de la Torre del Agua del Ensanche, que albergaba un estanque utilizado para suministrar agua a las estaciones vecinas.

A la orden de "Ataque", los tres grupos militares dispararon sus armas, y el BGM al nido de los mutantes, en el cuál tanto las arañas, los seres simiescos (llamados por los barceloneses "micos"), que habían evolucionados de los monos del zoo de Barcelona y los pterodáctilos sufrieron muchas bajas y consiguiendo eliminar a los monstruos de la basílica, dañando algo a las torres que seguían dominando el skyline de la ciudad, pero estando sujetas al suelo por unas lianas de acero, creada con los restos de grúas y metal cercano. Mientras que los simios y arañas iban cayendo derrotados, varios machos, y un grupito de hembras y crías hicieron gestos de parar con las manos, comprendiendo los humanos lo que ocurría, gracias a la conexión mental que los gorilas habían hecho. Salvando la vida a esos mutantes, el macho dominante explicó que la razón de atacar a los humanos de la estación era la de proteger a la ciudad de otros ataques, con los que Joan y los otros equipos acordaron dejarles en paz en la zona a cambio de parar con la secta, y con los que todas las facciones no atacarían a los simios ya que les ayudarían en caso de nuevas amenazas.

ESP2033 ---CRÓNICAS DE IBERIA--- BARCELONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora