capitulo 14 - Ilusiones

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Pero como cada momento tiene su final, ese también lo tenía.

Separé mis labios de los de él como una perfecta mata pasiones y lo miré directo a los ojos sin entender lo que pasaba.

No podía entender porque seguía besándome si no podíamos estar juntos.

Sentía que jugaba con lo que yo sentía por él, porque de verdad sentía cosas por él.

— No me hagas esto —le supliqué para que no siguiera besándome, aunque lo deseara.

— ¿Hacerte qué? —preguntó.

Lo miré seria.

Me había besado, aun cuando ELLA impedía nuestra unión.

— No me beses si no quieres estar conmigo —contesté apenada—, no me beses si piensas que esto no va a funcionar.

— Es que .. No lo sé — respondió.

No entendí a lo que quería llegar.

Todo lo que decía era estúpido.

— ¿Qué no sabes? —pregunté en medio de mi intriga—.

Estás loco.. Ni siquiera sabes lo que dices.

— De hecho.. no, si estoy loco —respondió riendo—, pero por ti....

— Para con esto Nate —exclamé una vez más—, para de hacerme ilusiones..

— No te estoy haciendo ilusiones —dijo frunciendo el ceño—.

¿Qué tal.. qué tal si sales conmigo y con Keyla mañana? ya sabes.. se llevaran bien 

— ¡No! —grité al instante—.

¿Por qué no puedes estar conmigo aunque tu mejor amiga se oponga?

¡sabes que Christian también te odia!

— Es que..

Los amigos duran para siempre, los novios no —dijo apenado, agachando la cabeza, haciéndome sentir un poco de lastima.

Keyla lo tenía atrapado en sus redes de chica buena cuando en realidad a puesto que ni siquiera le interesa lo que le pasa a Nate.

— Está bien —contesté finalmente con un suspiro—, iré con Keyla y contigo.

— ¿De verdad? —preguntó emocionado, a lo que yo asentí con la cabeza.

Ni en un millón de años habría salido con Keyla de no ser por una situación así, pero no iba a dejar que ella se saliera con la suya, ni que por culpa de ella tuviera que renunciar a cosas que de verdad quería.

Si me gusta, lo busco, aunque sea la mujer, no me interesa, alguien tiene que hacer que el fruto crezca, alguien tiene que echarle agua todos los días para que sea más grande, y si era así, yo tendría que ser la regadera de esto.

— ¿Señorita Luisa? —preguntó detrás mío una señora que había venido corriendo hacia nosotros.

La miré un poco más de cerca y reconocí el rostro de la secretaria.

Había olvidado completamente que estaba allí por Osvaldo.

Rápidamente me dirigí hacía la señora

— ¿Qué pasó? —pregunté alterada —

- ¿Él está bien?

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Eres un estupido pero no te amaria si cambiarásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora