- Yo si te veo -reí sin dejar de morder mi labio inferior.
Él se dio la vuelta confundido y me vio allí sentada.
Se acercó a mi tierno y me paré para saludarlo.
- Hola -sonrió él y me envolvió en sus brazos para abrazar mis labios son los suyos.
Le correspondí, y lentamente sentía como el sabor de sus labios se derretía en mi boca.
Me alejé lentamente de él, y ambos sentimos como el joven detrás de nosotros se aclaraba la garganta.
- Oh.. lo siento -sacudí mi cabeza al ver a Scott allí sentado con una enrome sonrisa-.
-El es Scott -le dije a Nate con una sonrisa-, Scott, él es Nate.. Mi novio.
- Un gusto Scott -Le estiró Nate la mano con una sonrisa.
- Igualmente -se la aceptó Scott amable.
- Bien, Scott, tengo que irme -le besé la mejilla mientras Nate me tiraba del brazo para acercarme a él.
Le tiré una mirada amenazante, dejando en claro que solo me estaba despidiendo.
- Adiós Luisa -sonrió-.
Y adiós Nate.- Adiós -sonrió Nate y me tomó la mano-.
-¿Quién era él? -me preguntó cuando estábamos lo suficientemente lejos para que no pudiera escucharnos.
- Es mi ex novio -mentí para ver su reacción.
El dio vuelta el rostro y abrió los ojos como platos frunciendo el ceño.
Incluso así se veía extremadamente tierno.
- ¿tu ex novio? ¿Te encuentras con tu ex novio? ¿y más encima me lo presentas? ¿estás loca? -exclamó agitado haciendo que no aguante una carcajada que tenía atorada en la garganta-.
-¿qué es tan gracioso?
- Era una broma Nate -sonreí-, te ves lindo enojado.
- Es una de mis cualidades -se rió nervioso calmándose-, ¿a dónde tenemos que ir?
- A comprar bebidas, y luego a casa de Christian -sentí como su mano apretaba la mía con más fuerza.
- ¿Y donde compramos las bebidas? -rascó su cabeza confundido, desordenando su pelo completamente.
- En.. en.. -me quedé pegada en su mirada.
Nunca me había fijado en lo lindos que eran sus ojos.
Mi mirada se desvió hacía sus labios y me quede allí pegada unos minutos, hasta que sentí como chocaban con los míos; como si pudiera adivinar mis pensamientos.
Enrollé mis brazos en su cuello y seguí con el beso; era uno de esos momentos en el que te estás quedando sin respiración, y no te importa en lo absoluto.
- Hay un negocio cerca de la casa de Christian -le dije cuando me había repuesto y había desviado mi mirada de sus labios.
- Al negocio se ha dicho -sonrió y caminamos lentamente hasta el negocio.
De vez en cuando lo miraba de reojo, y él me lanzaba la misma mirada.
Sentía como en ocasiones apretaba mi mano con fuerza, y luego la aflojaba una y otra vez.
Yo le daba un beso en la mejilla cada vez que veía como una chica clavaba su mirada en él; era la persona más irresistible que había conocido en mi vida, y no era un problema, hasta que conocí al Nate tierno.
No quería que nunca acabara.
Y no dejaría que nunca acabara, porque el amor es un paquete al que uno le pone fecha de caducidad.
Llegamos al negocio, y tomamos precaución de que ningún conocido nos viera de la mano, así que se la solté rápidamente y entramos al negocio a comprar las bebidas, para luego seguir nuestro camino como si fuéramos dos personas totalmente separadas.
Entramos por el gran portón, e hicimos nuestro mejor esfuerzo para que nadie sospechara que llegamos juntos; obviamente sería en vano, porque llegamos ambos al mismo tiempo.
- Hola Christian -saludé al anfitrión que estaba hablando con una chica de otro grado.
El lanzó una mirada amenazante a Nate y pude ver como fruncía el ceño lentamente, apretando los dientes para no decir algún insulto; no había nada más difícil de digerir que las palabras tragadas, y sabía que era una persona consciente de ello.
- Nate .. Que gusto tenerte por acá -dijo sarcástico sin apartar su mirada de mi novio.
- El gusto es todo mío Christian -respondió sin hacerle caso a su intento de ofender.
- Que gusto que hayas traído a Nate, Luisa, fue lo mejor que pudiste haber hecho -se dirigió a mi susurrando en mi oído, siguiendo con el sarcasmo.
- Lo mismo digo de Keyla -le murmuré en el oído para que Nate no pudiera escuchar-.
- A propósito ¿dónde está ella?
- Afuera, en la piscina con todos -dijo el dejando los murmullos de lado; Nate ya no estaba allí para escuchar la conversación-.
-Te prometo, que si ese patán se te acerca un poco, nuestra amistad acabará así de rápido, chasqueó los dedos para interpretar lo que había dicho.
- Lo mismo pasará si tú te acercas a Keyla, Christian -le arreglé el cuello de la camisa triunfante-, ¿dónde está Gaby? quiero hablar con ella.
- Supongo que con Osvaldo -se encogió de hombros y caminó hasta quizás donde.
Apareció Nate por la puerta de atrás con las bebidas en la mano.
- Amiga, ¿dónde dejo las bebidas? -rió.
- En la cocina, amigo -solté una carcajada mientras ambos nos íbamos a la cocina.
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Eres un estupido pero no te amaria si cambiarás
RomanceTodos hemos escuchado hablar de Romeo y Julieta, la historia del chico que no puede estar con la chica, y viceversa. A todos nos han pasado cosas que nunca pensamos que iban a pasar, y todos hemos sentido cosas que nunca imaginamos que alguna vez íb...