capitulo 30 - Amigos

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- Yo si te veo -reí sin dejar de morder mi labio inferior.

Él se dio la vuelta confundido y me vio allí sentada.

Se acercó a mi tierno y me paré para saludarlo.

- Hola -sonrió él y me envolvió en sus brazos para abrazar mis labios son los suyos.

Le correspondí, y lentamente sentía como el sabor de sus labios se derretía en mi boca.

Me alejé lentamente de él, y ambos sentimos como el joven detrás de nosotros se aclaraba la garganta.

- Oh.. lo siento -sacudí mi cabeza al ver a Scott allí sentado con una enrome sonrisa-.

-El es Scott -le dije a Nate con una sonrisa-, Scott, él es Nate.. Mi novio.

- Un gusto Scott -Le estiró Nate la mano con una sonrisa.

- Igualmente -se la aceptó Scott amable.

- Bien, Scott, tengo que irme -le besé la mejilla mientras Nate me tiraba del brazo para acercarme a él.

Le tiré una mirada amenazante, dejando en claro que solo me estaba despidiendo.

- Adiós Luisa -sonrió-.
Y adiós Nate.

- Adiós -sonrió Nate y me tomó la mano-.

-¿Quién era él? -me preguntó cuando estábamos lo suficientemente lejos para que no pudiera escucharnos.

- Es mi ex novio -mentí para ver su reacción.

El dio vuelta el rostro y abrió los ojos como platos frunciendo el ceño.

Incluso así se veía extremadamente tierno.

- ¿tu ex novio? ¿Te encuentras con tu ex novio? ¿y más encima me lo presentas? ¿estás loca? -exclamó agitado haciendo que no aguante una carcajada que tenía atorada en la garganta-.

-¿qué es tan gracioso?

- Era una broma Nate -sonreí-, te ves lindo enojado.

- Es una de mis cualidades -se rió nervioso calmándose-, ¿a dónde tenemos que ir?

- A comprar bebidas, y luego a casa de Christian -sentí como su mano apretaba la mía con más fuerza.

- ¿Y donde compramos las bebidas? -rascó su cabeza confundido, desordenando su pelo completamente.

- En.. en.. -me quedé pegada en su mirada.

Nunca me había fijado en lo lindos que eran sus ojos.

Mi mirada se desvió hacía sus labios y me quede allí pegada unos minutos, hasta que sentí como chocaban con los míos; como si pudiera adivinar mis pensamientos.

Enrollé mis brazos en su cuello y seguí con el beso; era uno de esos momentos en el que te estás quedando sin respiración, y no te importa en lo absoluto.

- Hay un negocio cerca de la casa de Christian -le dije cuando me había repuesto y había desviado mi mirada de sus labios.

- Al negocio se ha dicho -sonrió y caminamos lentamente hasta el negocio.

De vez en cuando lo miraba de reojo, y él me lanzaba la misma mirada.

Sentía como en ocasiones apretaba mi mano con fuerza, y luego la aflojaba una y otra vez.

Yo le daba un beso en la mejilla cada vez que veía como una chica clavaba su mirada en él; era la persona más irresistible que había conocido en mi vida, y no era un problema, hasta que conocí al Nate tierno.

No quería que nunca acabara.

Y no dejaría que nunca acabara, porque el amor es un paquete al que uno le pone fecha de caducidad.

Llegamos al negocio, y tomamos precaución de que ningún conocido nos viera de la mano, así que se la solté rápidamente y entramos al negocio a comprar las bebidas, para luego seguir nuestro camino como si fuéramos dos personas totalmente separadas.

Entramos por el gran portón, e hicimos nuestro mejor esfuerzo para que nadie sospechara que llegamos juntos; obviamente sería en vano, porque llegamos ambos al mismo tiempo.

- Hola Christian -saludé al anfitrión que estaba hablando con una chica de otro grado.

El lanzó una mirada amenazante a Nate y pude ver como fruncía el ceño lentamente, apretando los dientes para no decir algún insulto; no había nada más difícil de digerir que las palabras tragadas, y sabía que era una persona consciente de ello.

- Nate .. Que gusto tenerte por acá -dijo sarcástico sin apartar su mirada de mi novio.

- El gusto es todo mío Christian -respondió sin hacerle caso a su intento de ofender.

- Que gusto que hayas traído a Nate, Luisa, fue lo mejor que pudiste haber hecho -se dirigió a mi susurrando en mi oído, siguiendo con el sarcasmo.

- Lo mismo digo de Keyla -le murmuré en el oído para que Nate no pudiera escuchar-.

- A propósito ¿dónde está ella?

- Afuera, en la piscina con todos -dijo el dejando los murmullos de lado; Nate ya no estaba allí para escuchar la conversación-.

-Te prometo, que si ese patán se te acerca un poco, nuestra amistad acabará así de rápido, chasqueó los dedos para interpretar lo que había dicho.

- Lo mismo pasará si tú te acercas a Keyla, Christian -le arreglé el cuello de la camisa triunfante-, ¿dónde está Gaby? quiero hablar con ella.

- Supongo que con Osvaldo -se encogió de hombros y caminó hasta quizás donde.

Apareció Nate por la puerta de atrás con las bebidas en la mano.

- Amiga, ¿dónde dejo las bebidas? -rió.

- En la cocina, amigo -solté una carcajada mientras ambos nos íbamos a la cocina.

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xx

Eres un estupido pero no te amaria si cambiarásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora