Desperté con la luz del sol entrando por el espacio entre la ventana y la cortina, y me puse un cojín en la cabeza bruscamente para intentar volver a dormir, pero mis intentos fueron en vano.
Me senté en la cama y me froté la cabeza con ambas manos.
Bostecé levemente y miré el reloj, eran las nueve de la mañana y yo no lograba conciliar el sueño.
Me levanté de la cama y me dirigí a la habitación de Osvaldo, Gaby estaba durmiendo allí, pero Christian no estaba.
Rápidamente cerré la puerta de la pieza y baje por las escaleras para encontrar a Christian durmiendo en el sillón con un cojín entré sus manos.
Reí para mis adentros y me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador lentamente y me quedé mirando como boba por unos minutos, hasta que reaccioné y saqué la leche.
Me senté en una de las sillas y dejé allí la leche.
Tenía mi cabeza en mi mano derecha y de vez en cuando tomaba un sorbo de leche, pero no podía sacar de mi mente aquella llamada telefónica.
Donde estaría el ahora? tal vez ya habría ido a su casa, o tal vez seguía caminando por las calles como un loco.
O quizás, solo quizás, en cualquier lugar, el estaría pensando en mi como yo lo hacía.
Sentí como Christian se movía hacía la derecha y caía automáticamente del sillón, despertando asustado.
Solté una carcajada que llevo a atragantarme la leche que recién había bebido, y el miraba hacía mi sin comprender todavía que estaba despierto.
— Esa es una buena manera de despertar —le dije aun riendo mientras él se paraba y se sentaba en el sillón.
— Graciosa —rio sarcástico mientras bostezaba y estiraba los brazos—.
¿Qué hora es? —preguntó mirándome con un ojo cerrado.
— Como las nueve y tanto —le contesté buscando algún reloj en ese lugar, pero no había nada.
— ¿A qué hora llegan los papás de Osvaldo? —Inquirió parándose del sillón para dirigirse a los cereales de la cocina.
— Deben estar por llegar —le respondí con tono cansado—, será mejor que despertemos a Gaby para ordenar todo.
— Esta bien, yo voy —dijo el sacando un puñado de cereal que se llevó a la boca, y yo me paraba para lavar el vaso.
Subí rápidamente a la pieza de sus papás eh hice la cama lentamente.
Mi celular comenzó a sonar, pero no me apuré en contestar nada, porque era el tono de mensaje.
La canción que tenía para los mensajes era mi canción favorita así que me puse a bailar hasta que la canción terminó, y yo hice un puchero con mi boca.
Tomé el celular mientras seguía bailando sin que la música sonara y vi que el mensaje era de Nate.
Me paralicé y me senté en la cama dudando unos segundos en si verlo o no.
Finalmente lo abrí con un ojo cerrado y el otro abierto, no podía leer nada, pero no se veía tan largo.
Abrí ambos ojos y comencé a leer el mensaje con cuidado, prometiéndome a mí misma, que sea lo que sea, nada me iba a pasar, todo seguiría normal.
"Romeo no podía ver a Julieta.
Julieta no podía ver a Romeo ¿me dejas ser tu Romeo, para que tú seas mi Julieta?"Sonreí instantáneamente al leer el mensaje, y las mariposas volaron en mi estómago.
Me tiré en la cama de espalda y miré el mensaje diez veces más.
Estaba allí, yo no estaba soñando, el mensaje era real, y todo lo que decía también lo era.
Comencé a teclear con mi celular hasta terminar el mensaje que yo le iba a enviar
"Tú ya eres mi Romeo"
le contesté mientras me mordía el labio inferior, pensando en lo lindo que sería tenerlo ahí, al lado mío.
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Eres un estupido pero no te amaria si cambiarás
RomanceTodos hemos escuchado hablar de Romeo y Julieta, la historia del chico que no puede estar con la chica, y viceversa. A todos nos han pasado cosas que nunca pensamos que iban a pasar, y todos hemos sentido cosas que nunca imaginamos que alguna vez íb...