-Clart, yo.... También te deseo. - Soltó de la nada dejándome totalmente desarmado. - Pero éste no es el momento. - Dijo en suspiró. Lo cual me hizo respirar y me sacó del transe en el que me había metido.
-Comprendo, y estoy totalmente de acuerdo contigo preciosa. - Dije relamente aliviado y con la más absoluta sinceridad. Yo deseaba regalarle un momento mágico, único, especial.
-Gracias mi amor, eres tan comprensivo, no cualquiera hace esto. - Añadió acercándose y abrazándome.
-Resulta mi amor, que no soy cualquiera, soy el dueño de tu corazón, de tus suspiros, de tu amor, de tus ojos, de tus pensamientos, y te amo. - Dije levantando su mirada y dándole un tierno beso.
-En eso tienes razón mi vida, no existe nadie más que tu, nadie podría hacer latir mi corazón de la forma en la que solo contigo late. - Soltó dejándome sin aliento.Nos recostamos sobre la cama, donde ella apoyo su cabeza sobre mi pecho, mientras yo acariciaba su cabello suavemente.
No podría desear otra cosa.
Este pequeño momento se quedará en mi memoria por siempre.
No fui consciente del momento en que ambos nos quedamos dormidos, pero ya entraban algunos rayos del sol por la ventana, y justo eso fue lo que me trajo de vuelta del mundo de los sueños.
En cuanto recorde donde estaba y con quien, fui feliz, ese simple momento se ha quedado impregnado en mi memoria, en mi corazón y ahora en mi piel.
La vi tan hermosa, tan preciosa, su carita de ángel y su cabello rebelde exparcido por la cama, ella es simplemente perfecta, ella lo es todo para mí.
Con su solo contacto me hacia temblar, con solo sentir su cabeza recostada en mi pecho, provocaba que mi corazón se acelere más de la cuenta, y si no es porque ella está recostada en mi pecho, podría jurar que me quedaría sin corazón, pues este saldría corriendo a sus manos.
No quería que este momento acabará, pero debía irme antes de que mi suegro me cachara en esta situación, no quiero ocasionar problemas. Aunque me encantaría amanecer junto a ella cada día de mi vida.
-Buenos días mi bella durmiente. - Le dije al oído mientas ella se removia en la cama abrazándose más a mi. Y vaya que amo la sensación de tenerla cerca, abrazada. - Despierta mi amor. - Volví a insistir.
-Un ratito más por favor. - Dijo somnolienta.
-Me encantaría poder permanecer todo el día así contigo, pero no creo que a tu padre le agrade la idea. - Dije mientras acariciaba su rostro. Deseaba besarla.
-Quedate, no quiero que te marches. - Suspiró. - Yo le digo a papá que quiero permanecer en cama. - Terminó diciendo.
-Se preocupara mi amor, y aunque me muero de ganas de pasar el día así contigo, no creo que sea correcto. - Solté, y es que me estoy muriendo de ganas de abrazarla, de atraerla hasta mi, pero prometí esperar.
-Nosotros decidimos que es correcto y que no, y no estamos haciendo nada malo mi amor, solo quiero que esta pequeña parte se quede conmigo siempre. - Añadió levantándose levemente mientras se acercaba, y justo cuando pensé que me besaría, se detuvo. - Te amo, y solo quiero estar contigo, quiero todo contigo, y no necesito nada mas que este momento. - Dijo ahora si, besándome.Ella es tan perfecta, tan dulce.... Me encanta.
Su manera de besarme, de acariciarme, eso solo provocaba que la deseara aún más.
¡Pará Clart, para!
Correeeeee, mientras puedas..
-Harley. - Dije.
-¿Si?. - Respondió.
-Debemos parar. - Solte.
-No quiero que paremos. - Dijo, lo cual me dejó totalmente absorto.
-Mi amor, yo..... - Se adelantó a callando mis palabras.
-Deseo estar contigo, se que dije que debíamos esperar, pero Clart, es simplemente difícil. - Balbuceo, sin parar sus besos y caricias.
-También lo deseo mi amor, pero quiero que sea especial para ti. - Mis palabras parecían no hacer mucho, Harley comenzó a levantar mi suéter, cosa que más allá de molestarme, me encantó, pero debía parar, este no es el momento ni el lugar. - Harley. - La llame, pero pareció no escuchar, sus manos en mi abdomen solo provocó que el poco juicio que luchaba por conservar se desvaneciera poco a poco.
-¿Estás segura?. - Pregunté.
-Lo estoy mi amor, lo estoy. - Sus palabras solo causaron que mis manos viajarán a su cintura donde comencé a dibujar líneas en su figura.
-Estas volviéndome loco. - Solté.
-Creí que ya lo estabas mi amor. - Dijo bromeando.
-Estoy perdiendo el poco juicio que me queda. - Exclame.
-En tanto solo sea conmigo, no hay problema alguno. - Añadió.Ya no podía parar, mis manos fueron levantando poco a poco su suéter, y su contacto con mis manos, solo me enloquecia más.
"Clart, debes pafar"
Mis pensamientos parecían tener más cordura que yo. Pero es tan difícil, tan complicado. Ella es tan.... Preciosa, tan hermosa, tan.... La amo.
Un toque a la puerta nos sobre saltó.
-Harley, cariño ¿Estás despierta?. - Dijo mi suegro del otro lado.
-Tu papá me matara. - Dije.
-Calma mi amor, papá no entra a mi habitación a menos que yo se lo indique.
-Y si entra sin tener aprobación alguna. Oh Dios, esto no está bien. - Mis nervios son las que obvios.
-Mi amor, relajate por favor. - Dijo ella.-Si papá, acabo de despertar, me arreglaré y bajare en cuanto esté lista. - Dijo tan tranquila, mientras yo sentía que moría.
-No te preocupes cariño, iré a una junta de último momento, solo quería avisarte, nos vemos más tarde. - Añadió mi suegro, lo cual me tranquilizó un poco.
-Esta bien papi, nos vemos más tarde, te amo. - Dijo ella.
-Y yo a ti cariño. - Dijo sin mas Marchandose.-Ves mi amor, te dije que te calmaras.-Dijo.
-Soy un cobarde lo sé, pero tu papá me inspira respeto. - Dije.
-Jajaja, ¿respeto? Más bien miedo mi amor. - Dijo riendo.
-Pará qué negar lo inevitable. - Solte. - Debo irme mi amor, mamá debe estar preocuoada. - Añadi levantándome de la cama y arreglando mi ropa.
-¿Me dejaras así?. - Preguntó. Lo cual me dio curiosidad.
-¿Así como?. - Pregunte dándome la vuelta y buscándola. Y vaya que la encontré... Se encontraba de pie frente a mi, sin suéter.¡DIOS!
Esto es más que una prueba.
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Amor sin Fronteras.
RomanceClart y Harley son amigos desde la infancia, Clart siempre ha estado enamorado de Harley, mientras que ella intenta luchar por lo que siente, su miedo al amor se hace presente desde la adolecencia donde hirieron su corazón, destrozandola y dejándola...