Capitulo 5

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Allen

Recuerdos del pasado

Cuando nos dirigimos a la habitación, me fui a dar un baño. Al terminar salgo con una toalla en la cintura, veo a Eris durmiendo plácidamente.

Me cambio y me pongo un pantalón verde con una camisa slim fit azul cielo y unas zapatillas blancas.

Me voy a la mesita de noche y de un cajón saco mi cigarrillo electrónico, lo enciendo y me voy a fumar al balcón.

Miro hacia abajo con pesadez, quiero creer que Giselle no se está hospedando en este hotel. complicaría las cosas y Eris no sé  lanzaría a la boca del león.

Esa mujer es peligrosa, no tanto como nosotros pero eso no quita el hecho que Aryeh le confíe los Lakaien a ella.

Boto el humo por la nariz.

Porque presiento que a ver aceptado está misión nos traera problemas a futuro.

En qué demonios nos metes Eris.

De verdad en que mierdas me vine a meter, ella está demente, no tiene ni un gramo de humanidad ni cordura, ¡Santo cielo! pero porque siempre terminare apoyándole en todo lo que decide.

Nunca me preocupe por otra mujer que no haya sido Mi Madre y Mi Hermana.

Pero ella tuvo que aparecer y cambiar mi manera de vivir.
Recuerdo todavía el día que me dislocó el brazo.

Que buenos recuerdos.

Años Atrás

Un sábado por la noche, El Club Teddies, se olía el sudor y la sangre de los competidores, se escuchaban las ovación de los espectadores, apuestas de quién ganaría, era adrenalina pura, Max se encontraba en el suelo con la nariz rota y unas cuantas contusiones. No debió subestimarme, ya tengo 15 millones de dólares ganados. Aclamaban mi nombré, se les oía a coro.

Sus voces aclamando mi nombre una y otra vez, era éxtasis para mí, era mejor que cualquier droga, pocos lo entienden pero cuando te paras en el ring y escuchas esto, es como una mezcla de lo bueno y lo malo, negro y blanco, fuerza y debilidad.

~Allen, Allen, Allen~

Dentro del ring, caían brasieres, bragas, lencerías de marcas, hilos y rosas.

Gastaban más dinero en esto que en las apuestas y más las mujeres, queriendo llamar mi atención pidiendo que las voltee a ver por al menos un segundo no les importa solo quieren tenerme y eso me sube más el ego.

Estaba por salir de la jaula, cuando hablo el locutor.

Tenemos un último contrincante.

Me volteo rapido y observó una figura femenina de 1.68 parada en medio del ring, llevaba un conjunto de entrenamiento, parece que hace ejercicio y la capucha le cubría todo su rostro, solo le salían mechones de cabello.

Esta niña, cree que podrá ganarme, debe estar loca.

Curvo una sonrisa.

—Mocosa lárgate, esto no es un lugar para Barbies— me burló.

— ¿Entonces que haces aquí? Ken—insunua — Deberíamos irnos los 2 no lo crees.

Me acaba de llamar Ken. Entro a la jaula molesto y me quitó la toalla del cuello.

Muro De AvariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora