Los Angeles, Santa Mónica
Eris.
Es como recibir una patada en las costillas, te distraes y recibes el fuerte golpe, te quedas sin aire, confundida y desorientada. Así mismo me sentí cuando escuché su horrenda voz a mis espaldas, mi sangre empezó a calentarse, mi mente se puso en blanco y mis puños ya se estaban cerrando y haciendo presión en ellos. Su rostro ya estaba en mi mente, sabía cómo era la zorra de Aryeh, pero ninguna foto se compara con presenciarla en vivo y en directo.
Siento que el mundo no está de mi lado, no me está ayudando, como pudo pasar esto, tuve a la mujer muy cerca y no pude hacer nada, no me hubiera demorado nada en cortarle el cuello y hacer que se retuerza mientras se desangra en el elevador y salir como si no hubiera pasado nada.
Cómo si yo no hubiera disfrutado ver sus ojos llenos de lágrimas,
Como si yo no hubiera sido la que destrozó las cámaras para poder sacarle toda la información que pueda y luego matarla sin remordimiento.
El sufrimiento de las personas me alimenta a mi y a mí sed incontrolable de matar.
Pero siempre debe haber un pero.
Nada sale como uno pide, nunca puedes ser así.
Maldita sea, ya me arruinó la mañana
Después de tener ese encuentro para nada agradable con Giselle. Caminamos en dirección al restaurante donde vamos a desayunar, buscamos con la mirada a los chicos. Los encontramos y nos sentamos con ellos.
-—¿En dónde estabas Rebecca?- pregunta Allen.
— Que te importa —me siento con las piernas abiertas y apoyo los codos en mis rodillas pensando.
—¿Segura?
Por la puta que te parió.
—Me fui a tu santo culo, ¿Lo conocés? —me enderezó y cruzo las piernas, mientras que con una mano toco mi barbilla.
— Si, pero no que estaba asqueroso y no te gustaba—dice— ¿Qué hacías tú ahí?
Nunca dije eso.
— Pues me acostumbré al olor y fui a ver —alzo los hombros, restándole importancia.
—¿Hay mucho pelo por esos lares, sabias?
— No, yo no voy mucho como comprenderás.
Seguimos "intercambiando" palabras hasta que escucho como alguien tira su tenedor contra la mesa.
—¡Dan asco los dos!—nos grita Mariel
— Nosvave.
— Nosvave.
—¿Nosvave?—pregunta.
—Nos vale verga.
—Nos vale verga.
Decimos al unísono.
— Par de inmaduros —susurra.
—Ruth tú eres peor—suelta William.
—Pero no excedo los límites como ellos—nos señala.
No les prestó la debida atención, porque sigo con ese amargo sabor en la boca y todo por la culpa de Rose. Si no me tentara y provocará nada de esto habría sucedido.
Suspiró y tiró mi cabeza para atrás, mis ojos se enfocan en el techo que lleva una pintura estúpida, como el restaurante. No tienen imaginación y tiene cinco estrellas este restaurante que porquería de servicio.
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Muro De Avaricia
Mystery / ThrillerUna Mujer bella no... esa palabra le queda corta a semejante mujer que no le teme a nada ni a la propia muerte, teniendo a grandes compañeros que darían la vida por ella pero siempre hay hombres que desean lo inalcanzable. Él obtiene siempre lo que...