Capítulo 19

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—Jeon Jungkook — El mencionado giró el cuerpo para mirar a quién le había llamado, apretó los labios e hizo una reverencia, luego se enderezó y metió ambas manos en los bolsillos de su túnica. Estaba en su oscura oficina, inmerso en el cuadro de Dante y Virgilio en el infierno, la pintura clavada en su pared, observando a los dos hombres desnudos, uno de ellos mordiendo el cuello del otro, el demonio detrás observando sonriente, mientras Dante y Virgilio parecían mirar con sorpresa. No tenía idea de lo que realmente significa esa pintura, sin embargo pudo asociarla un poco con su vida. Yoongi sería el demonio vampiro, mordiéndolo para convertirlo en un ser diferente, es demasiado astuto y sabe cómo usar las palabras para hipnotizarlo, Jungkook sería el indefenso que ha caído inevitablemente en el infierno, dejándose guiar por Yoongi, mientras los demás miran con sorpresa y desaprobación, y detrás está el demonio burlándose de  él y de lo fácil que fue hacerlo rendirse a los pies del pecado, hundiéndose en lo más profundo del retorcido mal.
— Obispo — dejó su boca salir en un suave susurro, debía aceptar que la inesperada visita del obispo, le dejaba un sentimiento de malestar en el vientre, no le gustaba ver al anciano, le causaba miedo y ni siquiera podía mirarle a los ojos, los recuerdo de ese hombre siendo su verdugo por varios meses después de su íntimo encuentro con Yoongi, le carcomen la piel, aún puede sentir los látigos rasgarle la carne en la espalda, en las piernas, las manos callosas golpearle la cara, y la saliva del hombre escurrir en su rostro cuando este le escupía maldiciéndole por la eternidad. El obispo alzó su barbilla de forma prepotente y sonrió ladinamente.
—Es bueno verte después de tres largos años, hijo. — Jungkook solo se limitó a asentir, sin mediar palabra hacia el hombre que le observaba con sumo cuidado, como tratando de identificar alguna expresión que le dijera como es que se ha portado Jungkook últimamente. — ¿Cómo ha ido todo por aquí? — Preguntó acercándose hasta llegar frente al escritorio y sentarse, Jungkook hizo lo mismo en su propia silla detrás del mueble.
— Todo ha estado muy tranquilo, obispo. Nada de lo que pueda presumir ni quejar. — el obispo frente a él asintió, sus dedos moviéndose rítmicamente sobre el escritorio, Jungkook supo entonces que si el obispo estaba allí no era de visita, algo tramaba y estaba por decirlo, y para el hombre no debía haber negativas.
— Es bueno escuchar eso, ya casi concluye tu seminario, muy pronto podrás hacer lo votos. ¿No te sientes orgulloso? — preguntó mostrando sus dientes amarillos y Jungkook tuvo que desviar la mirada para no verlos. Parpadeo un par de veces luego de asentir sin una pizca de emoción. Porque aunque eso le habría hecho muy feliz años atrás, ahora parecía más como una tortura, durante este tiempo que estuvo en china y desde aquel inolvidable día en el que dejó de ver a Yoongi, pudo darse cuenta de todo lo malo que era ser parte de esta religión en específico, porque ni siquiera tenía un nombre y era extraña la diferencia con otro tipo de creyentes. Siendo un orador común y un sacerdote que confiesa penitentes, pudo observar de todo, hombres creyentes que eran bebedores, consumidores, creyentes que eran felices con sus familias y no se preocupan por hacer algo malo porque podían ser perdonados. Que hipocresía, odiaba ver a todas esas personas cometer esos actos, luego sin ninguna pizca de vergüenza iba a confesare, como si hicieran espacio, una limpia para poder seguir pecando, todo esto era una vil mentira y lo estaba aprendiendo a la mala.
— El día llegó más pronto de lo que esperé — confesó y el obispo asintió dándole la razón, no encontrando las palabras ocultas tras esa simple frase,
— Por fin podrás decidir en donde darás tus misas.
— Como le había dicho antes, me gustaría regresar al colegio de varones, quiero enseñar allí.
— No suena mal, me alegra saber que piensas en nuestro colegio. — Jungkook asintió — sin embargo aquí también hay un buen colegio de varones, puedes elegir quedarte aquí y enseñar, de cualquier forma ya te acostumbraste ¿no? — el pelinegro apretó los labios y negó.
— Mi familia está allá, quisiera estar cerca de ellos.
— Te recuerdo que una vez que eres sacerdote, tu…
— Tu única familia es dios — terminó la frase — sí, lo sé, pero aun así, el colegio de varones en corea fue el lugar donde crecí, el lugar donde me enseñaron, y les debo demasiado, quisiera regresar el favor, además — dijo mirando hacia la chimenea — pienso que es la única forma en que puedo ser perdonado por lo que hice. — el obispo levantó amabas cejas y asintió
— Lo tomaré en cuenta, hijo. — pero Jungkook no sentía la emoción que debía, ese tortuoso día estaba más cerca de lo que le gustaría, y necesitaba volver cuanto antes, porque allí estaba un apersona en específico por la cual estaba preocupado, y no sabía cuánto tiempo tenía disponible hasta que su madre cumpliera su amenaza.
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El infierno de Dante 2 (Insidious) [Yoonkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora