Capítulo 21

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El pincel trazó en suaves líneas sobre el lienzo en óleo, en tonalidades oscuras, tal vez un poco de color en la piel de ambos ángeles que eran dibujados por las manos indiscretas de Yoongi, pensando en todo momento en aquella imagen no tan agradable en cuarto rojo. Terminó de pintar y lo miró por un momento, admirando su trabajo, que no había salido mal, es decir, fueron tres años en los que no tocó un lápiz y un lienzo. Le agradaba saber que su mano aún tenía ese perfecto pulso, y que su memoria fotográfica seguía siendo tan buena como tiempo atrás.
Procedió a dejarla secar por un momento, en lo que salía de la habitación para alimentarse un poco.
Sobre la cama yacía una pintura hermosa que en realidad escondía algo terrible.
 
—¿Dices que le dirás todo a Jungkook a través de dibujos? —Preguntó el padre Damian a Yoongi, este último le había citado en un café cerca de su casa para mostrarle sus ideas. Yoongi asintió ante su pregunta y el sacerdote frunció el entrecejo no muy convencido. — ¿Cómo harás para que entienda el mensaje-
—Jungkook es inteligente, lo entenderá, o al menor le hará venir aquí a comprender las cosas por sí mismo. —El rubio chasqueo los dientes al darse cuenta que aún no lograba convencer al sacerdote — escucha, principalmente Jungkook no aceptaría esto si va dirigido de mi parte, por eso debes enviarlo tú por paquetería, estoy seguro que al momento en que vea la pintura, sabrá que se trata de mí, pero aun así no podrá negarse a recibir las siguientes pinturas. —El hermano de Jungkook miró la foto de la pintura en el celular de Yoongi
—¿Y por qué son ángeles? — preguntó alzando una ceja, Yoongi miró su propia obra y sonrió
—Él y yo nos entendemos —sonrió con suficiencia —mi hermoso ángel —susurró para sí mismo, sin embargo, fue audible para Damian —regresarás a mí, así se a lo último que haga.
Damian lo observó tener esa mirada soñadora, parecía de verdad querer a su pequeño hermano, aunque lo supo desde el momento en que Yoongi fue capaz de robarselo del cuarto rojo en plena ceremonia de coito. De cualquier forma, tenía dudas que definitivamente hoy eran inexistentes, Yoongi de verdad está esforzándose por Jungkook. Admira eso del rubio.
Es por eso que, aunque no entendía del todo los planes de Yoongi con las pinturas, hizo lo que se pidió, y en menos de una semana, el paquete estaba llegando a las puertas de la iglesia en China. Dónde las cosas parecían ponerse un poco tensas debido a las últimas tres visitas del sacerdote Seokjin, Jungkook estaba desesperado porque no sabía quién era ese hombre y ya se le aparecía hasta en sus sueños. Esas últimas tres veces se lo había encontrado en diferentes lugares que frecuentaba, primero en misa, vestido como cualquier persona, sin su sotana, tomando la misa dada por Jungkook, la segunda vez cerca del museo que últimamente visitaba gracias a que era lo más cercano que podía estar a Yoongi, y la tercera en el centro, mientras compraba algunas estatuillas para su escritorio.
Uno de los estudiantes de seminario tocó a la puerta de su estudio y entró sin esperar respuesta, Jungkook alzó la mirada ante la presencia ajena y le dio asentimiento para que hablara.
—Padre, buen día. Le llegó un paquete —al mismo tiempo que Jungkook fruncía el entrecejo confundido por lo que acababa de escuchar, el estudiante entró con un paquete de gran tamaño, haciendo al pelinegro elevar sus cejas con sorpresa. —Creo que es un cuadro, una pintura tal vez— El estudiante dejó el paquete en el escritorio y se retiró no sin antes hacer una reverencia a la cual Jungkook no prestó atención pues estaba inmerso en tocar el papel café que envolvía el objeto rectangular. Buscó de dónde provenía, pero no había nada en él. Destrozó la envoltura y ante sus ojos apareció algo que en otro momento le hubiera sacado de quicio, más solo le había sobresaltado un poco, más por la confusión que por lo que la pintura representaba. En el lienzo había dos ángeles cuyos rostros estaban borrosos, pero era notable por la forma de sus cuerpos desnudos, que eran hombre y mujer. Dos cuerpos unidos, en un acto sexual que él mismo desaprobaría, de no ser porque lo hermoso de los trazos, las tonalidades oscuras y rojizas, le tenían cautivado totalmente. Ambos ángeles estaban sobre una mesa de piedra y a su alrededor había fuego, tan rojo como el infierno simulaba, y alrededor de todos, figuras humanas con túnicas doradas y rojas, tampoco se veía su rostro, estos estaban cubiertos por las sombras de las capuchas en sus cabezas, pero parecía que observaban el acto íntimo de ambos ángeles. Aquello le trajo un deja vu de hace poco más tres años, sin embargo, no recordaba muy bien la experiencia vivida.
—Padre —la puerta se abrió y él inmediatamente cubrió la pintura con el papel destrozado —lamento interrumpirlo, pero lo busca un hombre.
—¿Qué hombre? —preguntó sospechando que era el sacerdote que se había metido en su cerebro estos últimos días
—No dijo su nombre, solo dijo que era importante — El estudiante se encogió de hombros
—Está bien, voy en un minuto —el chico salió del estudio de Jungkook, este tomó la pintura y la llevó detrás de un mueble, donde nadie la viera, tener algo así en su estudio causaría cientos de azotes. Suspiró hastiado, preparándose para lo que el sacerdote le fuera a decir, pero tal fue su sorpresa que en lugar de ver a Jin, estaba su padre frente a él, esperando en una de las butacas de la iglesia. —¿Papá? — el hombre le sonrió abiertamente y fue a abrazar a Jungkook, quien no respondió a la acción. —Papá ¿qué haces aquí?
—Vine a ver cómo iba todo, quería ver a mi hijo una última vez antes de que tomara sus votos y desapareciera de nuestras vistas por largo tiempo. —A claro, incluso Jungkook había olvidado ese pequeño detalle, al tomar los votos tenías que pasar por un proceso de encierro durante diez años, el primer año era de reflexión, encerrado solo en una habitación, solo tú y dios. Los siguientes cuatro años encerrado en el colegio, solo enseñando a estudiantes, y el resto dando misa y orando diariamente doce horas seguidas. Una tortura ahora que lo pensaba bien. Antes eso no le preocupaba para nada, pero hoy, se había dado cuenta de tantas cosas que ahora le asustaba, le asustaba demasiado y él no quería esto, ya no. No se supone que la fe deba ser una tortura, incluso lloraba en ocasiones pensando en lo difícil que la pasará. — ¿Cómo va todo? ¿Te has adaptado bien? —Jungkook le miró por un momento no contento con su visita, si él estaba allí, significaba que su madre también, y ella era la última persona que quería ver.
—S-si, por su puesto. — dijo con seriedad — ¿Madre vino contigo? — preguntó ansiando una negativa. Y supo que la obtendrá cuando su padre suspiró al suelo y negó con la cabeza
—Ella aún está muy decepcionada, hijo. No quiso venir a verte aún. —Jungkook tragó saliva
—¿Y tú? ¿No estás también decepcionado de mí? —el hombre sonrió y acarició la mejilla de su hijo
—Lo estaba hasta hace poco, pero luego con todo lo que has logrado aquí, no puedo evitar sentirme orgulloso, mi hijo por fin tomará los votos. ¿No estás feliz? Siempre quisiste que esta fecha llegará pronto ¿Lo recuerdas? —rió bajo
—Lo recuerdo —lástima que ya no sea así, pensó para sí mismo.
—¿Harás tus votos aquí? —preguntó el hombre con entusiasmo, Jungkook apretó los labios y se alejó un poco, le dio la espalda con el pretexto de encender una veladora
—En realidad ya lo hablé con el obispo, él está de acuerdo en que lo haga en Corea, no quiero alejarme del lugar que me vio nacer, crecer y aumentar mi fe. —su padre asintió
—Me parece buena idea, solo que no se si a tu madre le agrade la idea de que nuevamente estés cerca de… —tragó saliva —el demonio
—No tienen de qué preocuparse, el demonio no causa más efecto en mi

Mentiroso

Escuchó un susurro grave y entonces miró en dirección al pasillo que cruzaba con su estudio, este estaba totalmente oscuro y no le tomó importancia, volvió a mirar a su padre quien sonreía orgulloso.
—Sabía que traerte aquí te haría recapacitar de tus acciones, los pecados siempre son perdonados hijos.
—Lo se papá

Tus pecados jamás serán perdonados

Volvió la vista al pasillo, esta vez con más premura y sorpresa, la oscuridad lo recibió nuevamente y solo dejó de mirar cuando su padre le tocó el hombro.
—Tu madre te perdonará, solo dale tiempo —Jungkook mordió su labio inferior, a decir verdad, ni siquiera le importaba el perdón de esa mujer, ella no era su madre.

Estás tan sucio y deseoso de más

Jungkook no miró, pero agudizó su oído, esperando escuchar un poco más de esos susurros, ignorando lo que sea que su padre vociferaba.

Busca a tu demonio y encárnate en él, sucio sodomita.

Jungkook jadeó asustado al escuchar el susurro más como un grito, y se brincó hacia atrás al ver en la oscuridad dos ojos rojos brillantes y unos dientes blancos sonreírle, los cuales desaparecieron al instante que parpadeo
—¿Sucede algo? —preguntó su padre con algo de preocupación —Jungkook lo miró tragando saliva
—T-tengo que ordenar algunos ensayos de los estudiantes y prepararme para mis oraciones nocturnas, hablemos luego, padre.
—Ah… por supuesto, pasaré por aquí mañana.
—Te espero —ambos se despidieron con reverencias y en cuanto Jungkook estuvo solo, escuchando solo el fuerte estruendo de las puertas cerrarse, se giró hacia el pasillo, no veía absolutamente nada, así que tomó una veladora y caminó iluminando el lugar, sentía su corazón palpitar con fuerza, sus manos sudar y sus dedos marcar su palma libre de lo fuerte que cerraba el puño. Logró llegar a su estudio y abrir la puerta, esta estaba más iluminada, negó con la cabeza sintiéndose estúpido por su tonta imaginación y su cobardía por fantasmas y monstruos de closet como si fuera un niño pequeño. Cerró detrás de él y apagó la vela, caminó a su escritorio y entonces al mirar hacia la pared detrás de su escritorio, se detuvo abruptamente y casi cayó de espaldas, la cruz que se supone debía estar allí no estaba, se encontraba invertida en el suelo y en la pared estaba la pintura de los dos ángeles colgada, miró a todos lados y no había nadie.
—Demonio, demonio, no otra vez, por favor.

El infierno de Dante 2 (Insidious) [Yoonkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora