Capítulo 7

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El día terminó de la manera más  normal posible, Yoongi había tenido una buena racha de ventas, eso sin contar la buena cantidad de dinero que le había dado esa buena mujer por la mañana. Recogió sus cosas, enrollo el resto de sus dibujos y caminó  de regreso al orfanato. Estaba bastante oscuro,  la poca luminosidad existente provenía de la luna llena, y no era suficiente para notar lo que estaba apunto de pasar. Ni siquiera la luz del día, con el radiante sol, fue suficiente para que Yoongi pudiera ver que alguien lo había estado cuidando todo el día hasta el termino de su jornada.  Solo para hacerle ver su mala suerte.

Yoongi no tenía que haber entrado por ese callejón oscuro entre dos edificios de apartamentos, pero como iba el a saber que un hombre sin sentimientos ni pudor lo tomaría del cabello para golpearlo hasta dejarlo inconsciente, y quitarle su dinero. Todo lo bueno que había obtenido ese día, ahora estaba en manos de un drogadicto que para nada bueno usaría las ganancias de un arduo y honesto trabajo.

Quedó inconsciente esa noche en la oscura calle a merced de  cualquier otro maleante. Afortunadamente nadie más esa noche se acercó.

Despertó al día siguiente gracias a una mujer que le lanzó un balde de agua desde la ventana de lo más alto del edificio apartamental. Aquella mujer ni siquiera miro hacia abajo cuando lanzó el agua sucia. Yoongi despertó tosiendo y llorando, miró al rededor y encontró todos sus dibujos mojados, la tinta de la pintura corriéndose y el carbón manchándose. Todo, absolutamente todo se había destruido, y el terminó por destruirlo al arrugarlos y romperlos. Se puso de pie y caminó de regreso al orfanato, al entrar ignoró el llamado del sacerdote y continuó hasta llegar a la iglesia. Entró cerrando las puertas detrás de el y fue a arrodillarse frente a la cruz.  Lloró por mucho tiempo sintiéndose miserable y poco afortunado. Llorando por su madre, por lo que perdió anoche, por que dios la había tomado contra el.

- Te odio... te odio y tu no existes para mi.
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El pie de Yoongi tamborileaba en el piso de mármol del aeropuerto, estaba sentado en la sala de espera con sus codos recargados en sus rodillas, y las manos entrelazadas en su boca.

- Tranquilo Yoongi, ya vendrá- le dijo Hoseok poniendo su mano en la rodilla inquieta del rubio. Desde que recibió aquella llamada de Damian su presión había tenido un posible colapso al solo pensar en lo peor. Había citado al sacerdote en el aeropuerto para que le entregara la carta antes de que se fueran.

- Necesito leer esa carta, pero al mismo tiempo me da miedo que no sea lo que espero.

- Tranquilo, serán buenas noticias. - pero incluso el mismo Hoseok temía que aquel chico religioso rompiera el corazón de su mejor amigo. Si eso pasaba, definitivamente no lo perdonaría y lo buscaría el mismo para partirlo en dos, aunque Yoongi después le odiara.

Pasaron diez minutos más de tención cuando apareció Damian, luciendo su sotana negra y sus manos unidas cargando un rosario café dorado. Caminó a paso lento y Hoseok tuvo que susurrarle a Yoongi para que alzara su cabeza y por fin viera al padre. Al instante se puso de pie y caminó hacia el padre extendiendo su mano.

- También estoy muy bien, gracias por preguntar. - inquirió el padre ofendido, a lo que el rubio rodó los ojos exasperado.

- Solo dámela ¿quieres? - Damian suspiró y sacó de su bolsillo un sobre amarillento y lo entregó a Yoongi. Éste abrió el sobre desesperadamente y sacó la carta de el. La extendió y comenzó a leerla.

Querido Hyung, este es Jungkook escribiéndole desde mi actual lugar de estancia. He estado tan conmocionado por los días en que hemos tenido que estar separados. Pero tengo buenas noticias. He terminado mi seminario, y volveré más pronto de lo que piensa, por favor no se mueva de donde esté. Llegaré en cualquier momento y lo primero que haré, será  correr a sus brazos.

El infierno de Dante 2 (Insidious) [Yoonkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora