Capítulo 22

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La siguiente semana, Jungkook recibió una pintura nueva, la cual decidió no abrir hasta después de la misa. Se estaba preparando para dar inicio, organizando su libro de oraciones, velas, y su propio vestuario. A decir verdad se sentía bastante angustiado, le ponía de nervios saber lo que había en esa pintura, en la semana había tenido una serie de eventos en los que sus nervios estaban saliendo a flote, escuchando y viendo cosas que no comprendía y a las que no encontraba lógica, como gemidos con su voz, susurros demoniacos, pesadillas en las que tenía relaciones sexuales con un demonio, lo peor es que se despertaba con erecciones que incluso le hacían llorar, queriendo castigarse con azotes por ello.

No era la primera vez que sufría de esto, cabe decirlo, justo hace tres años, cuando estuvo encerrado como castigo por sus actos de sodomía, tuvo sueños como esos, pero más recurrentes, más fuertes y más dolorosos, al punto de lo que hacían gritar hasta destrozarse la garganta, golpeándose a sí mismo la cabeza contra las paredes rocosas, rasgándose los brazos con sus propias uñas, mordiéndose los labios hasta hacerlos sangrar, enterrándose los dedos en las heridas abiertas por los azotes, en esos momentos gritaba el nombre de Yoongi una y otra vez para que lo salvara, rogándole al demonio que fuera por él y se lo llevara, y Yoongi nunca apareció y llegó a odiarlo por ello, llegó a reprocharle mentalmente por no haber ido a sacarlo de esa tortura, pero luego cuando lo vio en la muralla, todo eso se le había olvidado, y mentiría si dijera que su corazón no latió fuerte ante su presencia, mentiría si dijera que no quiso llorar e ir hacia él y golpear su pecho por no buscarlo, por haberlo dejado abandonado todos esos años.

Pero entonces cuando Yoongi le mencionó que lo había estado buscando durante tres años sin parar, tuvo que azotarse tres veces por haber dicho sandeces de Yoongi, y otros diez azotes por haber deseado irse encima de Yoongi, desnudarse y entregarse carnalmente cuando el rubio volvió a besarlo después de tanto tiempo. Y es que Yoongi sabía que Jungkook era alguien débil de mente, débil ante él, sabía que con solo rozar sus dedos en cualquier parte de su cuerpo, Jungkook se rendiría y caería sumiso de rodillas ante Yoongi, y le dejaría tomarlo y dejaría a su cuerpo ser profanado por las garras de su demonio favorito, incluso pensarlo en ese momento, hacía sus piernas temblar y hacía que su cuello sudara por el recuerdo de unos rosados y húmedos labios sobre él. El recuerdo de una lengua acariciando cada centímetro de su cuerpo, haciéndolo entumecer.

Desnúdate y entrégate a mí, de rodillas ahora.

La copa de color dorado, que justo acababa de llenar de vino, cayó a sus pies resonando, el líquido morado ensuciando la roja alfombra, aquel susurro se había escuchado tan real y tan profundo su oído.

De rodillas ahora

-No –negó con los ojos apretados.

Ponte de rodillas,

-No por favor, ¿Quién eres ahora? ¿Quién me habla ahora?

Tú sabes eso

-No te conozco –susurró en un lloriqueo y cubrió sus oídos al escuchar la risa demoniaca retumbar en todas las paredes, de izquierda a derecha, dirigiendo su vista a cada parte donde se escuchaba o creía escucharla.

-Tú no estás aquí, no de nuevo, no eres tú, no eres real, no eres real – sus ojos siguieron el sonido que sus oídos detectaban, de una pared a otra, hacia arriba, hacia abajo, luego atrás y por ultimo al frente. – ¡Dios! –su corazón casi sale de su cuerpo cuando frente a él vio al sacerdote católico que también le había estado atormentando las últimas semanas.

-¿Hay algo que te atormenta? –Preguntó observando al menor poner su mano en su propio pecho, Seokjin estaba sentado en una de las bancas de la iglesia, justo al final de esta, su voz hacía eco en la soledad de la habitación, Jungkook tragó saliva y su labio tembló antes de hablar.

El infierno de Dante 2 (Insidious) [Yoonkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora