¿Un sueño cumplido?

525 41 52
                                    



—Espero que le guste su nueva oficina —dijo el jefe del departamento de ciencias exactas.

—Así es, muchas gracias —sonrió el Nara mientras guardaba las manos en sus bolsillos.

—Bien. Ya ha trabajado con nosotros por un año. Era hora de estar incluido oficialmente en la nomina de los investigadores —sonrió—. Ha sido el más joven en alcanzar un puesto de este tipo. Debe sentirse muy orgulloso por este logro.

Shikamru agradeció el alago.

Sabía que iba a lograrlo. Había sido un genio desde pequeño. Y era gratificante ver que los demás reconocían en él, a alguien fuera del promedio.

—Bien. Solo me queda decirle bienvenido.

—Gracias—asintió tranquilo.

El hombre se volteó y salió de la oficina.

Shikamaru miró las cajas que aguardaban ser desempacadas. Vaya fastidio... Detestaba tener que perder tiempo en ese tipo de cosas. Tenía por lo menos tres cajas de libros que desempacar, pero al menos su computador nuevo ya estaba instalado en el escritorio.

Suspiró. Mejor sería comenzar.

Caminó hacia el escritorio y comenzó a abrir la primera caja. Tenía bastantes libros. Libros que había estudiado toda su vida y que sabía que jamas dejaría de repasarlos. Era un genio, bastante fuera del promedio, pero no había necesidad de guardar todo eso en la cabeza. No cuando podías repasarlo en un libro y recordar.

Comenzó a ubicar los libros en orden, en el estante vacío que tenía en la pared frente a su escritorio. El librero del que disponía no tenía mayor anchura que la de un metro, pero para la cantidad de libros que poseía, con eso bastaría. Con los libros que tenía ahora, lograría llenarlo por lo menos hasta la mitad.



«¿Otra vez lees ese libro rojo?

Shikamaru levantó la vista para mirar a la rubia que se sentaba a su lado.

—Debo estudiarlo si quiero dedicarme a investigar.levantó sus cejas al ver que ella le sonreía.

¿Pero tres veces ya?

¿Cómo sabes que lo he leído tres veces?

Se miraron en silencio.

Intento adivinar...

Shikamaru sonrió de lado, divertido.

Como si tu no leyeras más de una vez esos libros de mecánica cuántica.

Está bien. Lo admito. No puedo burlarme de tu ñoñería esta vez.

Fastidiosa mujer susurró mientras meneaba la cabeza y volvía a mirar su libro. 

¡Oye! frunció el ceñoTe he oído.

Shikamaru intento no sonreír ni apartar la mirada de su libro.

Hacía tiempo que esa mujer venía complicándole las cosas. Su corazón comenzaba a acelerarse cada vez que comenzaban a encontrarse en la biblioteca de la universidad.

Ella suspiró.

Algún día tendré un estante lleno de libros-dejo el pesado libro de Mecánica Cuántica sobre la mesa—, como el maestro Stefanesei. ¿Has entrado a su oficina?

No sin tu compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora