Primeras posibles soluciones

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Pero quieres tenerlo—Sakura sintió su estomago revuelto. —en el fondo si quieres...

—No puedo retrasarme. No puedo. Perjudicaría todo... —¿Que haría sin el doctorado? Ninguna universidad te contrataba si no acababas primero el doctorado y luego, al menos dos post grados. Intentó respirar un poco más. Sin trabajo y con... No. Aquello no sería posible de lograr—. ¿Qué haría yo sola con todo eso? ¡No quiero! ¡No puedo!—No iba a tenerlo. ¡Maldita sea! Frunció el ceño.

Te entiendo.

Temari volvió a tomar aire.

—Voy a hacerlo— tomó el paquete y volvió posicionar su pulgar.

Su respiración se detuvo y cerró los ojos, convenciéndose de que podía sobrellevar todo lo que se le venía.

—Voy a hacerlo —asintió más para ella que para su amiga al otro lado de la linea.

Una lagrima cayó y sin pensarlo más, presionó el dedo para sacar la pastilla de su lugar.

—Temari...

—¡Qué!...—¡dios! ¡no podía!

—Espera...

—¿Qué sucede?

—Tengo... tengo otra llamada...

Temari resopló hasta botar todo el aire. ¡¿Por qué ahora?!

—¿Tienes que contestarla?

—Sí. Sí, sí tengo que contestarla...—Sakura sintió que de estremecía por completo—. No vayas a hacer nada.

—¡Lo sé!... —dejó las pastillas sobre el mesón nuevamente—.¡Voy a esperarte!

¡Maldita sea! Ya no le quedaría estómago después de eso! 

—Bien... Vuelvo en un momento.

Ya era la segunda vez que interrumpían y eso solo hacía que sus dudas crecieran y su estomago se deshiciera. Temari intentó tomar aire nuevamente y miró hacia otra dirección. Le molestaba que volvieran a interrumpir justo ahora que se había mentalizado para tomarse las pastillas. Le costaba mentalizarse... ¡le costaba porque tenía miedo! Tenía miedo, y en el fondo no quería hacerlo. Se llevó una mano a la cara. Pero no podía retroceder ahora. No ahora...

Miró el reloj.

sentía que en cualquier momento vomitaría todo. Su estómago estaba tan tenso, y su corazón latía tan rápido, que ya quería que todo se terminara pronto. No sabía si era la ansiedad la que le hacía percibir que la pelirrosa se demoraba, o en realidad ésta se demoraba. Volvió a mirar la caja. Se le revolvía el estómago cada vez que veía esa maldita caja.

Intentó tomar aire para calmarse nuevamente.

—¿Temari?

—Tardaste bastante. —Y ahora debía volver a mentalizarse. Suspiró.

—¿Ya tomaste la primera?

—Sí... la primera que inhibe no sé qué hormona, sí...—frunció el ceño—. ¿Por qué?

Hubo un silencio.

—¿Sakura?

—No lo hagas...

La rubia se quedo helada.

—Sakura, ya es tarde —Le advirtió. Y todo su estómago se tensó. ¡¿Qué mierda le pasaba ahora a Sakura?! ¡No podía hacerla dudar ahora! ¡No ahora! ¡Su corazón no resistía más dudas ahora!

No sin tu compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora