Teo

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Shikamaru apretó sus ojos con fuerza.

Le faltaba el aire y había caminado un buen rato sin rumbo por la calle. Tu diafragma contraído le impedía respirar, y las lagrimas que intentaba ocultar con la bufanda roja que ella le había hecho seguían inundando sus ojos dificultando la visual.

El nudo en su garganta continuaba apretándose más y más y su celular no dejaba de sonar.Sabía que era Naruto el que insistía desde el otro lado de la linea... Pero él ya no resistía. Para qué contestarle si apenas iba a poder hablarle.

Se había acabado.

Finalmente todo lo de ellos se había acabado. Apretó sus parpados e intentó contener la respiración hasta que se ahogó. Un repentino espasmo le obligo a tomar aire nuevamente. Le dolía todo y apostaba a que no dejaría de dolerle nunca. Seguramente igual que ella...

Estaba acabado.

La lluvia comenzó a mojarlo completamente. Pero no tenía importancia. No importaba porque la había perdido. ¡Nunca había comprendido por todo lo que ella había pasado! ¡Maldita sea!Apretó los dientes y se limpió las lagrimas que caían. ¡Ella no podía irse! Jamas iba a superarla... 

No quería olvidarla... Los recuerdos... Los sueños... Los planes que alguna vez habían hecho.

«¡Maldito universo!» miró hacia el cielo. ¡Maldito idiota de los bongos! Intentó tomar aire para no ahogarse. ¡Ella nunca volvería con él después de eso! ¡¿Qué clase de segunda oportunidad fue esa?! ¡Nunca hubo una segunda oportunidad en realidad! ¡Hace cinco años debieron darle una segunda oportunidad! 

Y dolía.

Dolía... ¡Cuando dolía! Cerró sus ojos y se esforzó por volver a respirar.

La había perdido...

¡Y no podía quitarse la imagen de ella en ese bonito vestido de novia! soltó más sollozos, intentando ahogarlos. ¡Y ella ni siquiera sonreía! ¡No sonreía!

—¡Ya lo comprendí!— gritó con hastío. ¡¿No podía tener otra oportunidad?! Miró hacia la iglesia, esperando que de milagro ella saliera. «¡Maldita sea!» —dame una oportunidad —balbuceó mientras se llevaba las manos a la cabeza—. Lo haría bien...

Volvió a mirar hacia el cielo.

Sus ojos ya estaban cdoliendo. Su corazón ya estaba muriendo.

—¡¿Me oíste?! ¡Esta vez lo haría bien! —intentó tomar aire otra vez—. ¡¡Me aseguraría de que lo hiciéramos bien!!—gritó con rabia—. Lo haría bien...

Bajó la vista al piso.

—No volvería a perderla otra vez...—balbuceó apenas— No volvería... —de pronto todo a su alrededor se volvió negro—. No volvería a perderla otra vez.

Se oyó el golpe de un Gong a lo lejos, y Shikamaru sintió que sus músculos se deshacían por completo.

—No volvería a perderla otra vez—susurró.

Y toda sensación de realidad... se desvaneció.


* * *


El reloj que tenía en su velador sonó a las 10 en punto.

Shikamaru se dio vuelta y estiró la mano para apagarlo. Escondió su cara en la almohada y de pronto recordó lo ultimo que había pasado. ¡Maldita sea! No quería levantarse todavía... 

No sin tu compañíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora