Capítulo especial

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No sabía que título ponerle xD

El capitán de los Toros Negros tenía una reunión en la tarde con una persona de otra orden y para ello era necesario la compañía de algunos de sus miembros. Sin embargo ellos no tenían tanta emoción por salir, uno porque prefería quedarse entrenando, otro porque sabía que solo iba a ser medio de transporte y la última porque esa era su naturaleza.

—Andando mocosos —mandaba el mago extranjero.

—Siii... —respondían desganados algunos de ellos.

—¿Ah? —dijo Yami tomando de la cabeza al pelicenizo— ¿Qué pasa con esos ánimos? —preguntó amenazante.

—N-no es nada —respondió temeroso él.

—Bueno, entonces ¡Finral! —señaló el mago de la oscuridad.

—Ya voy... —dijo abriendo un portal—, aunque no tenía que gritar —agregó en voz baja.

—¿Eh? ¿Dijiste algo? —preguntó Yami acercándose a él.

—¿Eh? ¿Dijiste algo? —preguntó Yami acercándose a él

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—S-se equivoca —respondió nervioso.

—¿Tú también tienes alguna queja? —preguntó desafiante el capitán dirigiéndose a Nero.

—No —respondió ella sin más.

—Oh, bueno... ¡Vamos! —ordenó el mago de la oscuridad.

Tras atravesar el portal se encontraban en los exteriores de la sede de las Rosas Azules, el plan de hoy era averiguar acerca de la maldición de la capitana Charlotte, puesto que ella le había avisado a Yami que tenía algo más de información acerca de aquello. Por lo que el capitán aprovechó ese día para ir a investigar junto con Nero pues era la más implicada en ello junto con Asta, y llevó a Finral como taxi personal.

—Hola —saludaba el mago extranjero una vez en el interior de la sede.

—Buenos días —respondían alegres el saludo unas miembros de las Rosas Azules— por aquí por favor —dijeron guiando a sus invitados al patio.

—Oye esto no se ve muy elegante, parece como si lo hubieran arreglado —comentaba Asta a la chica que posaba sobre su cabello en forma de antipájaro.

—Sí —respondió ella al mirar a su alrededor.

«No puede seeeer» «¡¿Por qué hay tantas hermosuras alrededor?!» «He estado entrenando pero esto es demasiado» se atormentaba Finral al ver a todas las miembros de las Rosas Azules.

—Ustedes pueden acompañarme por aquí —dijo una hermosa chica dirigiéndose principalmente al pelimarrón, y luego a Asta y Nero.

—Con gusto —respondió Firnal en tono sereno.

Lo que los Toros Negros no sabían que aquella llamada por parte de la Reina de Espinas era simplemente una excusa por parte de las Rosas Azules para que pudieran organizarle una cita a aquellos dos. Por eso es que habían decorado la sede con un tono llamativo y romántico y habían separado dos lugares, uno en el centro del patio donde se sentarían solo ellos dos y otro muy alejado para el resto de sus invitados.

Un sentimiento prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora