El primer beso

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Asta estaba a espaldas de ella, pero pudo escuchar su voz y distinguir que se trataba de la peliplateada. Nero, que fue a quien ella miró fijamente al encontrarlos, se encontraba totalmente inmóvil. No sabía qué hacer ni decir, una palabra o movimiento en falso podían conllevar a un desenlace fatal, o al menos eso es lo que creía.

—¿Qué están haciendo? —preguntó la chica de coletas—. N-no es como si a mí me importara pero ¿por qué están tan juntos? —La antigua y deshonesta Noelle volvía a aparecer.

—Secre no se encontraba bien, así que traté de ayudarla —respondió el ojiverde con sinceridad, pues no le parecía haber hecho algo grave.

—¿E-enserio Nero? —preguntó la menor de los Silva, ahora preocupada por su amiga.

No hubo respuesta por parte de ella, pues en su mente había muchas alternativas y tenía que analizarlas todas al mismo tiempo. ¿Debería confesarle la verdad a la maga de agua? ¿Cómo reaccionaría? ¿Ella lo entendería? ¿Se podría decir que todo fue culpa de aquel licor? ¿Será mejor callar? (...). Al parecer la pelinegra eligió esta última alternativa, al menos por ahora.

—Siento haberte preocupado Noelle —dijo la maga del sellado tratando de recobrar su tono habitual y alejándose del pelcenizo para no levantar sospechas—, y también lamento haberme llevado a Asta así de sorpresa —añadió.

—¡¿E-Ehh?! —respondía nerviosa la peliplateada.

—Quisiera... quisiera estar sola un momento —mencionó la chica de cuernos—. Si me disculpan —añadió convirtiéndose en pájaro y alejándose de aquel lugar.

Sus compañeros solo la observaron mientras ella se iba, la maga de agua no entendía muy bien la situación por lo que no decidió seguirla. Mientras que el chico de la antimagia quien hace momentos la sujetaba entre sus brazos, tuvo que respetar la decisión de su compañera, pero eso no hizo que dejara de estar pendiente de ella.

—¿En verdad va a estar bien sola? —preguntó aun preocupada la chica de coletas.

—Eso espero... —respondió el Asta en voz baja e igual de preocupado.

—Yo estaré allí para cuando ella me necesite —mencionó con convicción el chico de la bandana negra mirando fijamente hacia el lugar por donde Nero se había ido.

—Ya veo... —dijo la peliplateada algo feliz por su amiga, pero también algo triste porque hubiera querido que esas palabras fueran para ella.

—¡Noelle! —exclamó de repente el pelicenizo tomando sorpresivamente con ambas manos la de su compañera—. Si alguna vez necesitas mi ayuda no dudes en pedirla, yo también estaré ahí para ti —agregó con una fuerte y sincera, voz y mirada.

La menor de los Silva que ya estaba rojísima con el solo hecho de que su tonto musculoso cogiera su mano, no pudo evitar que la felicidad llenara su corazón acelerándolo a mil al escuchar lo que él había dicho. Aún muy nerviosa, se dispuso a agradecerle tal gesto.

—Gr-gra-cias —le susurró la maga de agua apartando un poco la mirada por la vergüenza.

—Por cierto ¿Cómo nos encontraste? —preguntó curioso el ojiverde.

—Ahh... eso, pues yo... —respondió nerviosa la peliplateada.

Flashback

La joven bruja había llevado hacia uno de los sillones a la chica de coletas para poder hablar con ella. Parece que los demás miembros de los Toros Negros estaban en sus propios asuntos, así que no serían escuchadas ni interrumpidas. Ambas se habían dado cuenta de ello, por lo que una de ellas curiosa por conocer el motivo de su llamado empezó la conversación.

Un sentimiento prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora