Cita doble: Parte III

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Avisos antes de empezar el capítulo:

-Capítulo extenso.

-Espero que puedan recrear las escenas de este capítulo en su mente para que puedan disfrutarlo más uwu.

Incio del capítulo:

(2:05pm) Había pasado ya algo de tiempo desde que Asta había cerrado los ojos, por lo que se preguntó si pasaba algo. Procedió a hablarle a su compañera, quien parecía que tenía otros planes, pero al escuchar esta al pelicenizo frenó en seco y se quedó pálida.

—¿Noelle? —preguntó el chico de la antimagia.

No hubo respuesta por parte de ella, pareciese como si se hubiera congelado. Asta se quedó observándola, lo que era un poco extraño debido a la proximidad con la que se encontraban. No fue muchos segundos de eso pues al mismo tiempo de que él procesaba la situación en la que se encontraban, la maga de agua por fin salía de su trance.

—¿Eh? —respondió ella sorprendida.

—¿Pasa algo? —preguntaba el ojiverde—. ¿Por qué estás tan cerca Noelle? —añadió.

—Asta, yo, eto, yo... —decía la menor de los Silva mientras caída de espaldas perdiendo por unos momentos la conciencia.

No llegó a chocar contra la banca ni cayó fuera de ella, pues su compañero la sujetó con los dos brazos sobre la cintura lo suficientemente rápido para que Noelle no se lastimará, pero lo suficientemente fuerte como para apretar sus cuerpos entre sí.

—... ¿Qué pasó?... —susurraba la maga de agua recuperando el conocimiento.

—¡Noelle! ¿Te encuentras bien? —preguntaba el pelicenizo preocupado, liberando cuidadosamente a su compañera de sus brazos.

—SÍ, pero no recuerdo lo que sucesió... —respondía ella. Pues eso fue lo que provocó el momento tan exaltante que había vivido.

—Pensé que tú también me darías un chocolate —comentaba Asta.

—A-ah ¿s-si? —preguntaba la maga de agua intentando recordar.

—Sí, me dijiste que diga «ahhh» ¿recuerdas? —agregó el chico de bandana negra.

La peliplateada trataba de recordar: «¿Ahh?»... «¿Ahhhh?»... «Ahh...asta yo...» «¡AAAAH!, lo recuerdo todo» «yo estaba por... estaba por... a Asta yo...¡No puede ser!» recordaba muy avergonzada Noelle, mientras su compañero la observaba, pues quería asegurarse de que ella se encontrara bien.

—¡El cho-chocolate s-se me cayó! —exclamaba rojísima, casi gritando la menor de los Silva.

—Oh, eso fue lo que paso... —respondía sorprendido el chico de la antimagia—. Debiste avisarme jeje —añadió con una sonrisa.

—Ti-tienes razón... —respondió ella, agarrando una de sus coletas con sus dos manos haciéndola cubrir parte de su cara mientras acariciaba el cabello que allí se encontraba.

La menor de los Silva estaba a mil, había estado a punto de lanzarse a los labios del chico que le gustaba pero terminó siendo interrumpida por este. Al mismo tiempo, un sentimiento de alivio, vergüenza y decepción abordaban en su cabeza.

—¿Bueno, vamos? —sugería Asta para animar a su compañera, mientras se ponía de pie y le extendía la mano.

—S-sí —respondió Noelle mientras tomaba la mano de su cita.

Para su mala suerte no estarían tomados de la mano durante todo el camino, sino que era un gesto del pelicenizo para ayudar a que su compañera se pusiera de pie. Pasaron a visitar muchos más puestos entre juegos, comidas y espectáculos que se realizaban en el festival. Fuera un poco de la idea de la cita, ambos se estaban divirtiendo mucho por lo que las preocupaciones e inquietudes de Noelle se iban disipando poco a poco. Así pasaron algunas horas mientras más gente estaba llegando a la feria, haciendo mucho más estrechos los espacios que antes. Lo eran suficiente como para que pudieran separarse o perderse, por eso al chico de la antimagia se le ocurrió una idea.

Un sentimiento prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora