seis

1.1K 88 8
                                    

— El proyecto será en equipos, y ya los tengo asignados, así que, no se molesten en buscar a sus amiguitos con quienes no entregan ni media hoja... 

Mencioné tomando un plumón y anotando en la pizarra. Sólo escuché el bufido de muchos a mis espaldas y reí un poco.

" Raúl, Andie y Amelia"   anoté.

Y claro que iban a hablar.

— Nosotros no queremos hacer equipo con la rarita de Amelia.

Dijo Andie y seguido de ella, Raúl.

— Sí, profesor. Capaz intenta matarnos. 

Raúl rió y se dio cinco con Andie.

— Yo puedo hacerlo sola, Ax... profesor.

Dijiste corrigiéndote rápidamente mientras te sonrojabas.

— Claro que puedes, Amelia. Eres una alumna excelente. Mi idea era regalarles una nota perfecta a tu equipo y a ti por el trabajo que seguramente harías tú nada más, pero bueno.. Al parecer, el 10 te lo llevarás sólo tú. 

Te sonreí de lado y borré del pizarrón tu equipo, para sólo poner "Raúl y Andie", y "Amelia" abajo de ellos.

"Gran hijo de puta" habló Raúl entre dientes de forma audible. Algunos rieron, y me incluyo.

— ¿Qué dijiste? ¿Que harás que este proyecto sea perfecto porque necesitas tener la nota máxima como mínimo porque sino, repruebas mi materia? ¿O cómo dices que dijiste?

Le sonreí cínicamente.

Se quedó en silencio y muchos le hicieron burla.

— Eso pensé. Y ahora, clase. Nada de distracciones, por favor. Este proyecto es muy importante.

Y así transcurrió mi día. Yendo de salón en salón. De clase en clase. Hasta que dieron las 3 de la tarde. Tomé mi maletín listo para ir a casa. La lluvia hizo aparición y apresuré mi paso hasta mi auto. Agradecí haberlo traído el día de hoy. 

Encendí el carro pero antes de ponerlo en marcha, mi atención se dirigió a un golpe en la ventana del copiloto. Volteé a ver y ahí estabas. Tan linda como la última vez. Te abrí la puerta y te invité a subir para que no te mojaras.

— ¿Qué ocurre, Amelia? 

Asumí que tendrías una duda con el proyecto o que tal vez ocupabas hablar de nuevo. Pero no fue así. Me viste de una forma que ni yo me pude explicar. Y es que no sé por qué, cómo o qué te hizo hacerlo. Pero te lanzaste sobre mi y me besaste. 

Dios, esos labios.

Y claro que no puse resistencia, ni tampoco me separé de ti al instante. Lo disfruté, tanto como yo sabía que tú lo estabas haciendo. Tú fuiste la primera en alejarte, y reposaste tu frente en la mía, sonriendo y sin abrir los ojos.

— Perdón. Era algo que quería hacer desde hace mucho. 

Susurraste sobre mis labios. Y me fijé en la situación en la que nos encontrábamos. Estabas sentada a horcajadas sobre mis piernas, y habías pasado tus manos por mi cuello. Joder. Tragué saliva. No sabía qué decir y supongo que te diste cuenta.

— ¿Sabe? Me alegra saber que usted también quería esto. 

Te bajaste de mi y te sentaste nuevamente en el asiento del copiloto. Y continuaste hablando.

— No me alejó ni nada, entonces me hace creer que usted quería que esto pasara ¿no es así?

Suspiré pasando mis manos por mi cabello, frustrado.

— Esto estuvo realmente mal, Amelia. Alguien pudo habernos visto y ahí sí estaríamos en graves problemas..

Sonreíste y tomaste una de mis manos.

— No ha contestado mi pregunta, profesor.

Te dediqué una mirada. Tu cabello estaba despeinado y tu falda se había levantado notablemente y ni siquiera te tomaste la molestia de bajarla, tus labios estaban rojos y levemente hinchados y aún tu respiración era pesada. Qué fantasía, dios.

— Amelia...

— Profesor...

Suspiré dejando caer mi cabeza sobre el asiento. ¿Qué estoy haciendo? ¿No era esto lo que quería? Esto estaba jodidamente mal, y lo sabía. 

— Claro que me gustó, Amelia. Tú me gustas mucho.

Me sonreíste ampliamente. Y soltaste mi mano. Te colocaste el cinturón mientras tarareabas una canción.

— Lléveme a casa entonces.

La cuestión fue que, no me negué, al contrario, te dediqué una sonrisa y puse en marcha el auto.

A M E L I A ➟ AXOZERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora