❝
No tuve que ensuciarme las manos. Karchez decidió hacerme el favor y le agradecí. Así que, aproveché para ir hacia ti.
Me apresuré a quitarte esas asquerosas cintas. Estabas temblando y no dejabas de llorar. Me quité rápidamente mi sudadera y te cubrí con ella mientras levantaba tu ropa del piso.
— No la quiero. E-está sucia. Tírala.
Hablaste mientras te colocabas mi sudadera y te sentabas en el borde la cama.
Asentí y me senté a tu lado mirando a la nada.
— ¿Aún quieres estar conmigo?
Lo admito. Me reí varios segundos, a pesar de tener tu mirada confundida sobre mí. Suspiré mientras te veía.
— ¿Por qué consideras siquiera la posibilidad de que ya no quiero estar contigo? No hiciste nada malo.
Pasé mi brazo derecho alrededor de tus hombros y te atraje a mí. Continué.
— Es verdad que no eres la persona de la que me enamoré, no.
Te tensaste y reí levemente.
— Sé que no eres perfecta, que tienes inseguridades, cambios de humor, problemas del pasado. Sé que tienes días en los que mandas todo al carajo y quieres tu espacio. Definitamente no eres la persona de la que me enamoré... No eres esa versión idealizada que tenía y está bien ¿sabes por qué?
Negaste. Me incliné un poco para poder depositar un beso en tu sien.
— Porque conocí la versión auténtica, a la que no le cambiaría nada y de la cual estoy completamente enamorado.
Estiré mi mano izquierda hacia las tuyas que yacían unidas sobre tu pecho. Las tomé.
— Nada de lo que haya pasado aquí esta noche, es tu culpa. No te menosprecies, porfavor. Para mí sigues siendo la chica hermosa, graciosa y algo enojona que decide hacerme compañía en la sala de maestros cuando me quedo hasta tarde. Eres esa chica que no desaprovecha la oportunidad para abrazarme y llenarme de mimos. Eres esa chica que me juega bromas y logra subirme el ánimo cuando he tenido un mal día. Eres esa chica que tiene en ella mi lugar favorito en todo el mundo, sus brazos. Amelia... Eres poesía y sin duda, no mereces que te dedique canciones. Mereces que te dedique una vida entera.
Te alejaste lo suficiente para verme a los ojos.
Amelia...
— No soy enojona.
Hiciste un puchero. Solté una carcajada y me sonreíste.
— Te amo. Por favor, quédate conmigo la vida entera.
Me abrazaste y te correspondí. Me agaché un poco más para llegar a la altura de tu oído y susurrar.
— Me quedo contigo esta vida y las siguientes.
Amelia, me haces tan feliz.
❞
* * * * * * * * * * * *
HOLAAAAAA :D
Me ando riendo porque ellos están en su burbuja de amor y el Karchez por otro lado se anda vergueando al Rubén aJAJDAJ, pero en fin c:
Espero actualizarles al rato y si no, mañana temprano :D
¡Leámonos pronto!
Les quiero,
-Diana.