nueve

1K 77 2
                                    

Mis manos sudaban y es que, me causaba gracia toda la situación. Me encontraba afuera del restaurante, frotando mis manos en mi pantalón intentando disminuir el sudor a la vez que te buscaba a través del ventanal.

Recorrí el lugar con la mirada un par de minutos hasta que te vi, sentada escribiendo en tu celular...

Amelia.

¡Hola! ya estoy aquí c:

Reí de ternura.

Axozer.

Lo sé  😉

Jajaja

Di un vistazo por última vez adentro del restaurante y estabas riendo. Alzaste la mirada, buscándome, hasta que nuestras miradas chocaron. Sonreíste y te devolví el gesto. No hice más larga la espera y entré.

Me acerqué hasta ti y te levantaste para abrazarme. Acepté gustoso. Olías tan bien, podría acostumbrarme a tus abrazos.

— Hola, Axo

Me sonreíste.

— Hola, Amelia

Nos sentamos y bueno, charlamos de todo. Desde la increíble ambientación del lugar, hasta cómo casi botas a la basura tu impresora porque se había atascado con una hoja cuando imprimías el proyecto. Tenía mucho tiempo sin sentirme tan bien. Tan feliz. 

Debo admitir que las miradas curiosas sobre nosotros, no hicieron falta. Sin embargo, le resté importancia y me concentré plenamente en ti.

— ¿Puedo ir al baño?

Preguntaste de la nada. Nos quedamos viendo, y reímos.

— Anda, no estamos en la escuela. No tienes que pedir permiso.

Reí un poco más. Imitaste mi gesto y te levantaste. Aproveché el momento para pagar la cuenta y cuando volviste, encontraste la mesa limpia y el recibo de la cuenta con el cambio encima. Frunciste el ceño y yo alcé ambos hombros.

— ¿De verdad?

— Venga. Tendrás la oportunidad de pagar el taxi si me alcanzas.

Te quedaste un momento analizando la situación hasta que entendiste lo que había querido decir. Para esto, yo ya me encontraba corriendo hacia la salida y acto seguido, corriste intentando alcanzarme. Me pusiste el pie haciéndome caer y te reíste antes de darme la mano para ayudarme a ponerme de pie. Saliste del restaurante antes que yo, y afuera me viste victoriosa.

— ¡Yo pago el taxi!

Exclamaste alzando ambos brazos, provocando mi risa.

— Anda ya, que he traído coche. No ocuparemos taxi.

Dije riéndome y caminando hasta mi auto. Volteé a verte y seguías quieta donde mismo, viéndome incrédula. 

— He sido timada.

Hablaste haciendo un puchero. Y no hice más que soltar una carcajada.

Creo que podría acostumbrarme a esto. 

A ti.

A M E L I A ➟ AXOZERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora