Enero, 20

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Una perspectiva distinta.

- Te ves bien.
- No mientas.
- Bea, lo digo en serio. Sabes que no te mentiría.- dije levantándome de su cama y acercándome a ella
- ¡Patrañas, patrañas!

Ella sabía cómo hacerme reír. Pasé mis brazos sobre su cintura y me apoyé en su hombro, ella colocó su cabeza sobre la mía. Hoy se repondría la cena con su familia de aquel día cuándo fuimos a las cabañas.
Tenía un vestido azul, lucía hermosa.

- Te lo digo en serio, mitch.- ella sonrió, aliso un poco los pliegues de su vestido y me dio un rápido beso.
Mitch. Me gustaba decirle así, además de que le molestaba, era mi apodo para ella.
Sus padres pensaban que lo que su madre cargaba en el vientre era un barón al cual llamarían Mitch. Para su desgracia o fortuna fue una pequeña niña de ojos sonrientes la que nació ese 14 de Abril. No podían ponerle Mitch a la pobre niña así que optaron por Bea.

- Deberías ir a cambiarte.- dijo mientras se colocaba la delgada cadena alrededor del cuello -Anda ve, no querrás causar una mala impresión.
- ¿Desde cuándo los jeans son una mala impresión?
- ...
- ¿Buscando algo que refutar, Bea?
- No... no tengo nada. A decir verdad yo prefería hamburguesas en vez de una elegante cena llena de ensalada y carnes finas.
- Creo que estamos de acuerdo en algo -dije acercando mi rostro al de ella. Me encantaba, me volvía loco.
- Yo digo que si.- la besé.
- Te veo en unos minutos.

Esta cena tiene un motivo oculto. Necesité la ayuda de Sarah y la de Miles; la ayuda de Sarah para buscar una buena canción y la de Miles para que me diese clases de guitarra.

Le dedicaré una canción.

Fueron semanas de practica pero logré mi objetivo de memorizarla antes de la cena.

A ella le encantan las sorpresas, y a mi sorprenderla.

Llegué al restaurante, Miles estaba recargado en la pared con la funda de la guitarra colgando de sus hombros.

- Hey.- dijo en cuanto alzo la vista -¿A caso estas vistiendo un traje?
- Algo así.
- Hermano, Bea se consiguió al novio más guapo.- dijo extendiéndome la guitarra.
- Y yo a la novia más linda.
- Buñuelos derrama miel.- dijo riendo y haciendo gestos de asco -Suerte.

Todos comenzarían a llegar a las 6, tenía media hora para practicar. Hace un par de días hablé con el dueño del lugar para que me dejara tocar en el escenario que yace en el centro.
Me encaminé hacía allá, gente reía y hablaba como si no hubiera algo más importante que hacer. Me subí al pequeño escenario y comencé a tocar, algunas personas pararon de hablar para observar al chico en el centro practicando.

Al cabo de unos minutos, Bea llegó junto con mis padres y los suyos. Ambos cruzamos miradas, sus ojos me miraban extrañados pero estaba sonriendo. Le sonreí y conecté el cable al costado de la guitarra en el pequeño amplificador.
Comencé a tocar algunas notas que Miles me enseño para, finalmente, comenzar a cantar.

Settle down with me
Cover me up, cuddle me in
Lie down with me
And hold me in you arms...

Sus padres me miraban atónitos, los míos sonreían pero al final la reacción de Bea fue la que más me gustó.
Ambos brazos se sostenían uno al otro, abrazándose a si misma, me miraba, sus ojos un tanto cristalinos y su sonrisa perdida. Esa sonrisa que tanto me gusta porque no hace ni el más mínimo esfuerzo, simplemente sonríe.

Estaba nervioso pero debía controlarlo, verla tan feliz me ayudaba a enfocarme en no desentonar, en presionar firmemente las diferentes notas, en que todo fuera perfecto.

Al terminar, Bea fue corriendo hacía mi.

- Te amo.- susurró a mi oído. Extendió sus brazos al rededor de mi cuello y me estrecho con fuerza. Aún con la guitarra en una mano, la rodee con mis brazos.
Escondió su rostro en mi pecho, éramos ella y yo, sabía que todos nos miraban, extrañados. Escuché uno que otro aplauso pero me importó muy poco, éramos ella y yo.

Molly tenía razón, la vida es muy corta para no aprovecharla. Me hizo darme cuenta que la gente valiosa se puede ir en cuestión de segundos.
Mi Bea, mi pequeña Bea, no iba a dejar que se deslizara de entre mis dedos, la tengo hoy y la quiero para siempre.

- Yo más.- dije besando cada centímetro de su cabeza.

Después de la cena la llevé a su casa. Ambos teníamos la peculiar costumbre de subir a la azotea todos los sábados por la noche.

•••

Todo comenzó cuando su mamá había olvidado darle las llaves de su casa, me pidió ayudarla a escalar el árbol que asoma algunas ramas frente a la ventana de su habitación, la cual, curiosamente, estaba cerrada.
Ella siguió escalando hasta llegar a la azotea. Después de unos minutos me pidió que subiera, el sol repartía los últimos rayos por las pintorescas casas y, de un momento a otro, las ganas porque sus padres llegaran se desvanecieron.
Ahí estábamos los dos pretendiendo ser los únicos en todo el vasto lugar.

- Dime un nombre de restaurante.- solté por fin.
- Si, sobretodo porque me se todos los nombres de los restaurantes de la ciudad.- dijo sarcásticamente.
- Tu solo di un nombre que creas que es de un restaurante.
- Veamos... Taco.
- ¿Taco? ¿Es en serio?.- estaba riendo, de todas las posibilidades en el mundo... Ni siquiera yo se porque me hizo tanta gracia pero en verdad que carcajeaba.
- Ya, tu me pediste un nombre que crea yo que lleva un restaurante. Ahí esta, taco.- me estaba mirando con su cara de enojada, la estreche entre mis brazos y tomé mi móvil.

- De acuerdo, de acuerdo.- comencé a buscar nombres de restaurantes con el nombre taco, seleccione el primero y comencé a marcar.
La solté, me paré y me alejé un poco.

- ¿Vas a pedir tacos?

Colgué y me coloqué a su lado.

- ¿Acabas de pedir tacos?
- Sé que no soy el único con hambre.
- Por eso eres mi favorito, pero no le digas a Sarah.
Ambos reímos.

Cuándo los tacos llegaron el pobre chico tuvo que escalar el árbol para entregárnoslos, así es cómo una persona se lleva muy buena propina.

Ese fue el comienzo de una rara tradición con la pequeña niña rara de Bea.
Mi Bea.

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Hola mis pequeñas florecillas, esta es la primer nota que dejo.
Se que muchas de ustedes explotan al no saber que esta pasando así que vine a aclarar lo que algunas, o la mayoría, supone.
Los capítulos con títulos cómo Enero, 20 o Diciembre, 14 son flashbacks no necesariamente de Bea.
También quería agradecerles por leer la historia (ya somos 500 yaaay) sinceramente yo nunca había pensado en publicar mis historias por temor a que no sean leídas y saber que hay personas que son fieles a esta me llena el corazón, de verdad, sobre todo porque no soy una persona con una exquisitez de palabras.
En fin, son las mejores.

The thin line between usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora