Dibujos.

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Tu, mi casa, después de clases, hoy.
- Molly

¿A caso las notas pegadas a los casilleros son la sensación del momento?
Era un cálido y abrazador Viernes, otra horrible semana acababa de concluir. Venía de artes cuándo me encontré con una rosada hoja pegada en mi casillero, la cual, era muy evidente, había sido escrita por Molly.
Estaba teniendo un conflicto interno entre si ir o no ir, digo Nicholas estaría ahí ¿o no?. En primer lugar ¿para qué quiere que vaya? Maldigo mi curiosidad.
Me encaminé a la entrada esperando que el auto de Nicholas se encontrará afuera con el conocimiento de la invitación de Molly a su casa.
Pasaron unos minutos cuando éste apareció, sin más me adentré en el auto y cerré la puerta.

- Molly me dijo que dejó una nota en tu casillero.- Me lo imaginé, claro que se lo diría. Se cuentan hasta cuantas uñas se mordieron al día.
- Si, la acabo de ver.- le dije señalando la nota doblada en mi pálida mano.
- ¿Irás?.-apretó los labios y antes de que pudiera decir algo, prosiguió- No sé pero creo que quiere mostrarte algo. Habla dormida.
- ¿Es enserio?.- comencé a reír, no recordaba que ella hablara dormida.
- Si, tiene sus ventajas ¿sabes? Así fue como descubrí que me daría de cumpleaños.- ambos reímos, pobre Molly, guardar secretos debía ser imposible- Además hoy no estaré en casa así que en parte me gustaría que estuvieras con ella mientras regreso.

¿Por qué no estaría en casa?

- Ah, de acuerdo.

Se estacionó afuera, bajó del auto para abrirme la puerta y nos dirigimos a la entrada. No pasaron ni dos segundos cuando Molly apareció en el umbral, me tomó del brazo y le lanzó una mochila con la mano que no me sujetaba a Nicholas.

- ¡Suerte!.-me jaló y cerró la puerta a mis espaldas. Estaba llena de energía, como una niña pequeña que come caramelos antes de la siesta- No tenemos mucho tiempo. Nick tiene partido de baseball pero son muy buenos. Ganaran tan rápido como canta un gallo.

Wow, esa era la Molly llena de felicidad que había conocido hace un año. Esperen ¿Nicholas juega baseball?

- ¿Qué sucede?.- pregunté. Ella sujetaba su larga y oscura cabellera en una coleta.
- Tenemos que ir a su cuarto. Sígueme.

Dejé mi mochila en la entrada y comencé a seguirla, subimos las largas escaleras para, una vez arriba, entrar a la habitación de su hermano.

- Lo he estado acosando desde hace días.-dijo cerrando la puerta y acercándose a su escritorio, ella reía por la pequeña confesión- He visto que en sus tiempos libres se sienta aquí y comienza a dibujar. Ha llenado dos cuadernos ya y la mayoría de sus dibujos...

No podía creer lo que estaba viendo, Molly me extendió un cuaderno, largo, con la portada de color azul, tenía algunos nombres de sus bandas preferidas escritas con marcador plateado.
Comencé a ojearlo; cabañas, una chica, el perro, un dije, todos los dibujos eran distintos.

- No lo entiendo.
- Nadie lo hace.- contestó- Te recuerda, lo sé. No recuerda hacerlo pero sigues atrapada en una parte de su cerebro... o de su corazón. Se que es raro, y que probablemente no debí haberte mostrado el cuaderno pero no podía seguirlo guardando.
Cada dibujo viene acompañado de una historia, una corta y linda historia.

Me quede estupefacta, Molly sujetaba una de mis manos, la otra sostenía el cuaderno ¿Qué debo decir? Supuestamente él no volvería, podía jurar que él no me recuerda pero los dibujos no hicieron más que confundirme.

- Le gustas.

Ahora si no sabía que decir.

- Me lo dijo hace unos días, ha estado soñando contigo desde que te vio. De verdad le gustas aunque creo que es un poco más que eso, yo sé que esta enamorado de ti.

¿Se enamoro de la misma persona dos veces?

- No Molly, no puede ser. Es imposible.
- No lo es.- dijo esta vez sonriendo- No deja de pensar en ti. Le importas.
- Tal vez me vea como una muy buena amiga.
- Si, te ve como una muy buena amiga por eso te dibuja y toca canciones dedicadas a ti.- dijo en un tono sarcástico.
- No te creo.- dije riendo.
- Pues créelo, no necesito preguntarle para saber que están dirigidas a ti.

Este era un sueño disfrazado de pesadilla. Sentía que en cualquier momento despertaría con mil ilusiones rotas. No podía ser cierto, no podía.
Me olvidó, tenía millones de pruebas que lo justificaban.
Pero los dibujos decían lo contrario, parecía recordarme. La chica dibujada a lápiz se parecía a mi, la única diferencia eran los grandes ojos.
El perro, las cabañas, todo. Estas eran claras señales de recuerdos pero no podía ser así.
Mi cerebro explotaba y volvía a unirse para seguir encontrando una respuesta, era un ciclo sin fin.

- ¿Bea? vuelve, por favor.
- Perdona es solo que... ¿Enamorarse de alguien en tan poco por segunda vez y tú solo sentir que es la primera?
- Suena imposible pero es la verdad. Por eso sé que te recuerda, no totalmente pero lo hace.

Necesitaba irme, pensar con claridad.
Alguien tocaba la puerta. Ambas bajamos para averiguar de quién se trataba, no podía ser Nicholas, sé que Molly dijo que el partido no tardaría mucho pero no habían pasado más de 15 minutos desde que se fue.

Abrió la blanca puerta. Miles yacía en el umbral de ésta, por su vestimenta supuse que él y Nicholas practicaban el mismo deporte.

-Hey Molly y Bea ¿Han visto al cabeza hueca de mi primo? No ha llegado y no tarda en comenzar el partido.

Ambas lo saludamos y nos miramos extrañadas. Él se había ido desde hace rato.

- Sí.- soltó Molly- Esta arriba, se siente mal. Ya sabes como es la diarrea.
- Maldita sea, hemos perdido a nuestro mejor jugador... después de mi. Dile que se mejore de mi parte.- dijo entre risas con un aire orgulloso.
- Claro, adiós.- dijimos al mismo tiempo.

Molly estaba extrañada, yo igual.

- Cuándo regrese a casa lo voy a golpear.- dijo.

Pasaron horas

Y horas

Era una sensación extraña, una sensación que ya había sentido y desgraciadamente estaba recordando.

Dieron las 8 y Nicholas no regresaba, Molly se ofreció a llevarme.
No supe de él, espero que haya vuelto, espero que este bien.

The thin line between usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora