Cuatro

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Nunca, ni siquiera en sueños, Naruto se habría imaginado semejante reacción del Uchiha tras el embarazoso accidente en que se vieron involucrados. Y es que Sasuke, después de haberse levantado, y ayudado a él a incorporarse, no hizo otra cosa que tomar la bandeja con alimentos de la barra y sostenerlo firmemente de la muñeca para luego guiarlo a la terraza a espaldas de la biblioteca.

Naruto, a pesar de estar aún aturdido por los hechos, se dejó arrastrar, convenciendose a sí mismo de que recibiría la paliza de su vida a manos del prodigio, arrogante y narcisista Uchiha. Y casi lo deseó de esa manera, por fin Sasuke se alejaría, y él estaría un poco más tranquilo, sabiendo que no tenía que dar más excusas tontas y mentiras tan burdas y falaces.

Por eso, cuando llegaron a la zona intermedia que yacía oculta tras varios árboles de cerezo, Naruto cerró los ojos, se preparó mentalmente para recibir la lluvia de golpes, y se dijo que tendría que aguantar hasta el final, que no era la primera vez que alguien le asestaba un buen golpe, y tampoco la última

-¿Te vas a quedar allí todo el tiempo?- la voz desprovista de sentimiento alguno, terminó por devolverlo a la realidad. Lentamente abrió los ojos y se viró hacia la mesa que el Uchiha acababa de ocupar, distribuyendo equitativamente los alimentos sobre la misma y, aguardando por su presencia.

Y Naruto se sintió repentinamente estúpido. Pero no lo demostró, y en cambio fue a sentarse, algo incómodo, cohibido y escéptico.

-Quítate el gorro- más que petición, sonó como una órden. Exigencia que Naruto no desestimó, dado que no quería seguir tentando su suerte. Asi que se quitó la prenda oscura de la cabeza, las gafas habían quedado rezagadas en algún lugar de la cafetería y sabía que no tenía caso ir a buscarlas ahora.

Su rebelde y puntiaguda cabellera rubia quedo al descubierto. Y Naruto se sintió extraño sin las dos prendas de relevancia que había estado usando el último mes.

-Fue un accidente, de veras- se justificó, sospechando que el Uchiha pretendiera vengarse de alguna manera. Sin embargo, Sasuke asintió, restándole importancia a lo recién dicho, extendiendole una manzana y la mitad de su emparedado que Naruto no tardó en engullir, más por nervios que por hambre. Era la primera vez que comía con otro estudiante, y que encima fuera Sasuke Uchiha, parecía una utopía digna de algún cuento de hadas.

-¿Tus amigos?- inquirió Sasuke al cabo de unos minutos, había esperado a que Naruto terminara la manzana para poder exponer sus dudas.

-¿Amigos?- Naruto quiso reír ante la frase.

Por un segundo, tuvo el repentino impulso de decirle todo, de contarle como habían sido las primeras semanas de su llegada al colegio, el cómo se había hecho amigo de una chica muy tímida, nerviosa y rara, un chico inteligente pero algo flojo, y sobre todas las cosas, deseó contarle sobre su mejor amiga Sakura Haruno, y quien no había vuelto a dirigirle la palabra de un día para otro. Ansiaba relatarle cómo fue que la clase entera se puso en su contra de la noche a la mañana y cómo fue su exclusión de todas y cada una de las amistades que había hecho...pero no pudo, porque al intentar pronunciar palabra, un grueso nudo atravesó su garganta, obligándole a callar, a mantener su sufrimiento en secreto.

-¿No tienes amigos?- el semblante circuspecto mutó a uno de incertidumbre cuando Naruto negó en desaprobación. Sasuke chasqueó la boca (el regusto del beso que aún cosquilleaba, se había grabado a fuego en su memoria).

Y el fuego crecía y crecía, exténdiendose por todo su cuerpo cada vez que intentaba hacer contacto visual con Naruto. Joder, era guapísimo el maldito. Y pensar que se disfrazaba de aquella forma tan rídicula, no hacía más que reafirmar sus conjeturas respecto a lo extraño e idiota que era.

Bullying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora