Naruto tragó en seco ante las miradas retadoras que se dirigían el uno al otro. Se sentía acorralado e intimidado al mismo tiempo, además, estaba de luto por lo de Jiraiya, aún no podía pensar de manera analítica ni mucho menos.
-Sasuke- se interpuso en el medio al verlo dar el primer paso en son de amenaza. -¿Podríamos hablar más tarde?, no me siento muy bien ahora mismo- absurdamente, esperaba frenarlo con ello. En parte era cierto que se sentía mal. Le dolía la cabeza por el llanto y las múltiples vueltas que le había dado al asunto de sus familiares. Le hacía falta quedarse en cama, descansar y dejar salir las lágrimas que había estado conteniendo en la perorata con Iruka.
-¿Te sientes mal para hablar conmigo, pero no con él?- Sasuke arrugó aún más el ceño tras el silencio del rubio. Había aguardado en una banca cercana a la casa del Uzumaki con el afán de abordarlo cuando lo viera salir. Se había inquietado por el vehículo desconocido aparcado junto a la fachada, pero jamás pensó que su rival en cuestión aparecería en ese momento. No le tomó mucho relacionar al individuo con su compañero de clase. No obstante, seguía tan o más perdido que antes.
-El que calla otorga, Uchiha- masculló Toneri en tanto atraía a Naruto a su lado, pasándole el brazo por los hombros y mirándolo con un excesivo deje de afecto. -No me interesa saber qué haces aqui ni lo que pretendes, pero creéme que elegiste el lugar y momento equivocados. Naruto y yo tenemos un compromiso pendiente y lo estás arruinando con tu presencia.
Sasuke entornó los ojos con rabia, desplazandose hacia un lado para impedirles el paso. Aquel sujeto era un altanero y bocazas, empero, su preocupación primordial era Naruto.
-¿Qué ocurre?- esperó la respuesta mientras lo confrontaba visualmente para impedirle mentir como antaño.
Naruto se llevó un par de dedos a los lagrimales, apartó las diminutas gotas salinas que se habían acumulado en ellos, y obligó a sus músculos faciales a relajarse.
-Pasa que estoy muy feliz porque Iruka Sensei vino a visitarme, de veras- sonrió levemente, pese a sentirse terriblemente incómodo por el abrazo forzado del joven albino. -Ya te había dicho que salí algunas veces con Toneri.
-Si. Y tambien me dijiste que no pensabas frecuentarlo de nuevo- objetó Sasuke, circunspecto y atento a cualquier cambio de expresión en el Otsutsuki, quien decidió dar por finalizada la charla de una vez por todas.
-Es tu desición, Naruto- se apartó y extendió su palma para señalar con mofa hacia el frente. -Puedes ir conmigo como habíamos acordado, o puedes quedarte con Uchiha y jugar a los detectives. Es tú elección.
Naruto cerró los ojos y apretó sigilosamente los puños en impotencia. Por un lado, no quería traicionar ni fallarle a Sasuke, era la única persona que lo había apoyado y alentado a pesar de todo, pero por otro lado estaba la advertencia de Toneri y sus múltiples amenazas que solían ponerlo en una auténtica encrucijada.
-Sasuke...- nombró cabizbajo, dejando a sus mechones frontales cubrir sus ojos vacíos. -Si aún quieres hablar conmigo, te veré en el colegio- tensó la mandibula y antes de que el albino se acercara para volver a abrazarlo, añadió. -Lo mismo va para ti, Toneri- el susodicho reprimió la rabia al hincar las uñas en sus manos con fuerza. Semejante insolencia no iba a permitirla.
-Como quieras- pero con Uchiha presente, no podía mover adecuadamente los hilos. Asi que optó por ser paciente. Dio media vuelta y se marchó con la promesa en mente de hacerlo pagar por el actual desplante.
-No vuelvas a acercarte a Naruto- Sasuke alzó la voz, sin moverse un ápice, ni variar la expresión neutra en su rostro. Su raciocinio había vínculado a Toneri con los agravios físicos sufridos por Naruto, sin embargo, no tenía forma alguna de demostrarlo.