El sopor de la inconsciencia le había ayudado a aminorar el molesto calambre en sus piernas, lo mismo que el resto de malestares que lo habían estado aquejando desde antes de la carrera. A pesar de estar tendido boca arriba sobre la camilla y oír el molesto goteo del suero a su costado, Naruto no quería abrir los ojos. Temía por las represalias que le aguardaban cuando diera la más mínima muestra de hallarse despierto, consciente y mortificado por lo bajo que había caído en los últimos meses.
Quizá de estar sus padres vivos, las cosas serían muy diferentes. Lo mismo que si sus tutores estuvieran ocupando su lugar como habían hecho año tras año.
Sin duda debía ser una persona muy molesta, un parásito, un ser odioso y una carga con la que nadie quiere lidiar en ningún momento de su vida.
Un hipido se le escapó de los labios. Apretó más fuerte los ojos cuando el aroma a alcohol y anséptico le inundó las fosas nasales.
-Naruto.
Conocía de sobra al dueño de aquella voz profunda y lacónica. Y por ello se rehusó a movese un solo centímetro, conservando en todo momento la esperanza de que lo creyera dormido y se fuera.
Una lágrima terminó por traicionarlo cuando sintió la tibia y reconfortante caricia en su mejilla, después vino una sobre el dorso de su mano. Los fríos dedos se entrelazaron firmemente con los suyos. Naruto tensó el cuerpo y gimió bajito ante los suaves toques en su cabello. Nunca se había sentido más vulnerable y a la vez más miserable.
Un bueno para nada, eso era.
-Lo hiciste.
Naruto apretó aún más los ojos, haciendo que sus párpados se movieran un poco en el proceso.
-Ganaste la carrera- lo felicitó Sasuke, repartiendo delicadas caricias en sus nudillos. -Sé que estas despierto. Nadie es capaz de soportar el aroma a alcohol tanto tiempo.
Lo había pillado in fraganti. Aún asi, Naruto demoró varios segundos en abrir los ojos, pestañeó repetitivamente para aclararse los ojos y torció sus labios en evidente frustración.
-¿Hace cuánto que no comes?- Sasuke fue directo al preguntar, irse por las ramas no le había ayudado en lo más mínimo a esclarecer sus dudas, así que sería directo de ahora en más. -La enfermera dijo que tuviste una descompensación, por si fuera poco estabas deshidratado...- frunció el ceño y endureció su expresión.
Tragando grueso, Naruto bajó discretamente la mirada hasta sus muñecas. Al instante cerró los ojos. Estaban vendadas.
-No conforme con ello, te autolesionas. ¿Qué sigue, romperte un brazo o una pierna?- no esperó a oír la contestación para agregar. -No entiendo qué ganas lastimandote de este modo, pero no permitiré que lo sigas haciendo.
-Lo dices como si fuera a pedirte permiso, de veras- trató de sonar firme, más todo quedó en un patetico intento. Su voz sonaba como si fuera a quebrarse en cualquier momento.
-¿Me dirás ahora qué te pasa?
-No me pasa nada.
Sasuke entornó los ojos, irritado, pero al cabo volvió a suspirar y procuró serenarse. Había visto como Naruto perdía el conocimiento luego de traspasar la línea amarilla. Aunque lo había atribuido a simple cansancio físico. Cuando supo el diagnóstico, no pudo más que sentirse estúpido. No debió haber esperado para salir a buscarlo. Supuso erradamente que hacía lo correcto al no presionarlo, sin embargo, las cosas no habían hecho más que empeorar.
-¿Qué beneficio obtienes con esto?- lo tomó del brazo, cerrando su mano en torno a la venda, sosteniendo el contacto visual en todo momento. Como Naruto se pusiera a la defensiva...