Los principios de un daimio

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(Ieyasu:"¿Duermes mal? Es por Masamune verdad, deberías cortar los lazos con él, piensas que es alguien normal, pero no es así, incluso en tiempos de guerras no hay nadie más terrorífico que tener al lado")

Cuando volví a mi habitación con las medicinas para dormir mejor me estaba esperando Kogo.

-Lady Yukiji. Siento hacer esto, pero pronto el castillo Azuchi se verá envuelto en una guerra y no quería que le ocurriese nada.

-¿De qué estás hablando, Kogo? ¿Ocurre algo?

-Lo siento.

Se acercó y me dio un golpe en la nuca. Solo pude ver las paredes desvanecerse y sentir un golpe, el ruido de mi cuerpo contra el suelo.

Me desperté en una habitación sin casi muebles. Me dolía la cabeza como nunca antes, y sentía que iba a desmayarme en cualquier momento.

-Lady Yukiji.

-¿Kogo?_ intenté centrar mi vista._ ¿Dónde estoy?

Pude distinguir a otra persona con Kogo.

-¿Quién eres?

-Sanada Yukimura.

Su nombre retumbaba en mi cabeza. Sí, era uno de los vasallos de Shingen, se hablaba de él los comités de Oda. Se había nombrado recientemente a uno de sus espías en Azuchi, miré a Kogo.

-¿Eras tú?_ susurré.

-Lady Yukiji, yo solo quería que se encontrara a salvo.

Durante este tiempo nos habíamos hecho amigas íntimas.

-Basta de charla. Esperaremos a que vengan por ella para empezar la caza.

Tras unos intensos minutos entre Sanada y Kogo la puerta se abrió. Y los dos empuñaron sus espadas.

-¿Qué ocurre? ¿No hay mujeres en Echigo que tenéis que venir hasta aquí para seducir a las nuestras?.

Masamune hizo su aparición. Sin embargo, en vez de sentirme segura, su mirada me hizo sentir totalmente lo contrario. Tenía miedo de él. Su cara estaba llena de sed de sangre. Me encogí al ver cómo alzaba su katana contra Yukimura. De no ser por Sanada, quien me echó a un lado, me hubiera partido por la mitad. ¿De verdad hubiera sido capaz de matarme con tal de llegar hasta Yukimura?

-¿Pensabas que un rehén me pararía? Estaba más que preparado para matarte, Yukimura.

Entonces Kogo salió de la nada y vi la expresión de Masamune. Iba a matarla.

-¡No!_ cogí a Masamune por el brazo.

Yukimura y la mujer aprovecharon y se fueron.

-¡Maldita sea, Yukiji! ¡Fuera de mi camino!

Se deshizo de mi brazo y me quedé en frente de él.

-Muévete, o te mataré.

Tragué saliva. No iba en serio. ¿Verdad?.

-¡Haz-hazlo!

Los dos enemigos habían huido, y aunque esa no había sido mi intención, Masamune no podía dejar de mirarme con esa cara que daba tanto miedo.

-¿Por qué le protegiste?

-No dejaré que mates a una amiga. Kogo, ha sido mi sirvienta desde que llegué aquí. Me ha estado ayudando con todo, me ha enseñado las costumbres de aquí, es mi amiga.

-Era la espía de Yukimura. Nuestro trabajo era asegurarnos de que no llegara viva al otro bando.

Me temblaban las piernas al mirar la espada de Masamune todavía apuntándome.

-¿De verdad? Así que matas a tus amigos, a tu familia por tu trabajo...

-Por supuesto._ su mirada se intensificó.

Este no era el mismo hombre que ayer.

-Déjame que te lo explique. Tengo responsabilidades como el responsable de Oshu, cabeza del clan Date, y como vasallo de Nobunaga._ me miró._ Si tengo que hacerlo, mataré a cualquiera. Incluso a ti.

Sus palabras eran incluso más afiladas y peligrosas que la espada con la que estaba apuntando a mi cuello.

-En este país, necesitas algo en lo que creer. Algo por lo que matar y algo por lo que dar tu vida._ envainó la espada y me ofreció la mano.

No podía creer que la noche anterior hubiésemos sido como amantes y ahora fuese capaz de matarme por sus principios.

Eché su mano a un lado y salí de la habitación.

-Vuelvo a Azuchi. Sola.

Los pasos fueron gradualmente convirtiéndose en zancadas que acabaron por hacer que me echara a correr por las diferentes calles que no conocía bajo la lluvia incesante. Masamune me había enseñado todo lo que sabía sobre Japón hasta ahora, me había mostrado su lado más dulce y descarado, pero nunca antes me había visto ante la tesitura de verme a punto de morir a sus manos. Sentí un pinchazo en la zona donde Kogo me había golpeado y perdí el control de mis piernas, cayendo al suelo de bruces. Intenté levantarme apoyando las manos en el suelo, parecía que me había torcido un tobillo. Unos pasos apresurados se acercaron a mí.

-¡Yukiji!

¿Por qué? ¿Por qué después de decirme que era capaz de matarme todavía vienes a por mí?.

-¿Estás bien?.

Me cogió de la mano y la retiré. Sentí otro pinchazo, esta vez me fallaron los brazos. Sin embargo, antes de caer Masamune me cogió en su regazo y me tocó la frente.

-Estás ardiendo.

-¿Acaso no soy tu enemigo?

-No. Eres una muchacha imprudente e insensata con fiebre.

Sentí como me acogí en su pecho.

-Necesitamos alejarla de la lluvia lo antes posible.

-¡Sí, Masamune-sama!

¿Kojiro?

-Aguanta, te llevaré a casa.

Su voz era tierna y dulce, lo contrario a hacía unos instantes. ¿Por qué estaba siendo amable conmigo después de amenazarme con matarme?.

Masamune x OC Completo (Ikemen Sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora