El tige y la gatita

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-Yukiji.

Una voz hizo que abriese los ojos adormecidos.

-Yukiji, ¿estás despierta?

-¿Mitsuhide? Adelante, entra, por favor.

Me incorporé algo dolorida.

La figura de Mitsuhide entró en mi habitación con un rostro más serio del que acostumbraba a ver.

-Veo que sigues con vida después de todo.

Me acaricié la dolorida nuca y sonreí.

-Tuve un buen maestro.

Mitsuhide arqueó una ceja.

-No esperaba que mi discípula acabase disparando al mismísimo Uesugi Kenshin. Eres una mujer a la que no hay que menospreciar.

Negué con la cabeza.

-Cuando apreté el gatillo sentí miedo...

Mitsuhide bajó la mirada.

-¿Por matar a alguien?

-No. Miedo de perder a Masamune para siempre si no lo hacía.

-Yukiji_ dijo en un susurro mirándome con tristeza_ Siento ser yo quien te lo diga pero, Masamune no llegará a mañana en su estado actual.

Mi corazón se paró.

-¡¿Qué?!_ me levanté corriendo.

-Será mejor que te despidas de él antes de que sea tarde.

Recién levantada con el yukata blanco atado de aquellas maneras salí en busca de Masamune sin pensarlo dos veces. Por el camino me encontré a HIdeyoshi que se paró al verme en ropa "interior", y solo pudo decir:

-¿Por qué siempre va corriendo?

Al llegar a mi destino la puerta corredera se cerró delante de Ieyasu que salía de la habitación.

-Iba a llamarte ahora mismo para avisarte de que...

Esquivé al hombre perplejo y abrí la puerta gritando:

-¡Masamune! ¡Masamune! ¡Estoy aquí!

-Sí que lo estás, muchacha.

-¿Estás consciente? Se te ve bien... muy bien para estar a punto de... ¡Mitsuhide!_ exclamé.

Masamune estaba sentado en su futón, sorprendido ante mi espectacular e inusual entrada.

-Supongo que es tarde para avisarte de que Masamune está bien y no quería ver a nadie hoy_ dijo marchándose.

-Espera, ¿por qué no querías ver a nadie hoy?

-El médico me ha forzado a quedarme en la cama todo el día_ frunció el ceño_ No quería que me vieses en este estado tan deplorable.

¿Deporable? Para haber estado a punto de morir desangrado. Masamune irradiaba vida.

- Mitsuhide me había dicho que estabas a punto de fallecer.

Masamune rió.

-Solo me mareo un poco si me levanto, pero nada que no se pueda recobrar con descanso y buena comida.

Ante mi rostro compungido Masaume continuó:

-Mírame y comprobarás por ti misma que estoy bien.

Ciertamente era un alivio verle de nuevo con vida.

-Me has asustado, bueno Mitsuhide me ha asustado. ¡Estaba asustada por ti!

Una vez la adrenalina desapareció me senté a su lado.

Masamune x OC Completo (Ikemen Sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora