El Dragón de Echigo y el Dragón de un Ojo

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(Kenshin y Masamune luchando solos apartados del follón de la batalla)

La espada se deslizó por los dedos de Masamune.

-Dejando caer tu espada... Eres más débil de lo que pensaba.

(Luchan)

EL brazo de Masamune temblaba de dolor y su espada cayó de nuevo. Kenshin vio la oportunidad perfecta para contraatacar y en ese momento hice correr a mi caballo y salté sobre Kenshin sin pensarlo dos veces.

Caí encima de él dejando a Masamune unos preciados segundos en loa que recuperarse y tomar el control de la situación. Ambos rodamos por el suelo, al caer la armadura me hizo darme cuenta del daño que había sufrido por su peso y rigidez, casi no podía moverme. Entonces sentí la mirada de Kenshin. Saqué la katana de la vaina y la puse delante de mí mientras retrocedía hacia atrás medio echada en el suelo. Kenshin embistió contra mí y la katana salió volando.

-¡No dejaré que le hagas nada!

Kenshin se paró de golpe.

-Esa voz.... ¿Eres una mujer?

-¡No puede ser...!

Me levanté y me quedé entre Masamune y Kenshin. Tras unos segundos tomé la decisión y me quité el casco. Mi pelo rubio ondeó con el viento.

-¡Muchacha...!

-¿Qué hace una mujer en el campo de batalla?

Su voz era tranquila, pero al verme sacar el rifle su cara se contrajo.

-¡Yukiji! ¡No!

Apunté al pecho de Kenshin y apreté el gatillo. Cerré los ojos esperando oír el cuerpo al caer, pero no fue así. Al abrirlos pude ver a Kenshin de pie frente a mí.

-¡Tú! ¿Qué crees que estás haciendo?_ gritó Kenshin.

Masamune me había cogido la mano había apuntado el arma hacia el cielo. Por lo que había perdido la oportunidad de matarle.

-Estás loca, muchacha, pero yo estoy todavía más loco que tú. ¿En qué estaba pensando?

Masamune me miró con una sonrisa amarga.

-Nunca pensé que te llevaría a hacer esto.

-¡¿Por qué no me has dejado disparar?! ¡He fallado... te he fallado! No he podido protegerte.

Date cogió el rifle de mi mano y lo tiró a otro lado.

-No necesitas hacer eso por mí.

Me cogió entre sus brazos y me susurró al oído

-Estaba equivocado, estabas tan cegada intentando entenderme que yo ni siquiera lo intenté. No necesito que cambies, si no quieres matar, no lo hagas, está bien. Así es como quiero que seas.

-Pero no podré ayudarte...

-No eres uno de mis vasallos. No te quiero a mi lado para que me protejas._ todavía en sus brazos se levantó conmigo._ Se tú misma. Quédate a mi lado tal y como eres.

-Masamune...

-Déjame a mí herirme. ¡Eso va en mi parte, no en la tuya! Preferiría perder un brazo a perder tu sonrisa para siempre._ Me miró de reojo._ Superaría mi pérdida pero nunca podría pensar en perderte.

Me apretó contra su pecho. Podía sentir los torpes vendajes y la rigidez de su brazo.

-Quédate atrás y déjame las cosas estúpidas y peligrosas a mí. Déjame protegerte.

-¿Y tus prioridades como cabeza del clan Date?

Su boca sonrió.

-Bueno, esta vez tú eres mi prioridad. ¿Te parece bien gatita?

-Así que has traído a una mujer aquí._ dijo Kenshin.

Entonces Kenshin arremetió hacia nosotros.

-¡Cuidado!

De pronto oí un ruido. Una espada salió volando y cayó a varios metros de distancia. Masamune me había cogido con su brazo derecho y había conseguido desmantelar a Kenshin con el izquierdo.

-¿Estás herido y todavía sigues con la farsa?

-No puedo dejarme ver mal delante de la muchacha, incluso si estoy herido. Pero estoy listo para continuar. ¿Y tú?.

-Nada más luchar contigo, me preguntaba si estabas herido. ¿Es tu brazo derecho?

Masamune me estaba cogiendo con su brazo y podía sentir su temblequeo.

-No tengo interés en luchar contigo herido. Te necesito a pleno rendimiento, de otra manera no será divertido acabar contigo.

Masamune lo miró inquieto.

-¡No! No soy tan impresionante como con mi mano derecha pero todavía quiero tu cabeza.

Kenshin sonrió.

-Necesitas ambos brazos para poder luchar conmigo. Por ahora te dejaré vivo.

-Kenshin-sama... Yukimura ha pedido la retirada._ dijo un vasallo a caballo.

Entonces vi a los ejércitos de Hideyoshi a los lejos. Kenshin tomó su caballo y desapareció.

El cuerpo de Masamune cayó al suelo, estaba perdiendo la consciencia.

Le apoyé sobre un árbol donde le quité lo más rápido que pude la armadura y traté de parar la sangre. Su cara estaba descompuesta por el dolor

-¡Masamune! Necesitamos parar la hemorragia.

-Muchacha... Yukiji. Tranquilízate...

A pesar de lo fuerte que apretaba su herida y lo que le tenía que doler, Date me acariciaba la cara gentilmente. Era difícil mirar a la pequeña sonrisa que se escapaba de sus labios.

-¡Estabas herido! ¿Por qué no te quedaste con los demás?

-No es lo que había planeado, ¡Mngh!

-¡Podías haber muerto!

Me cogió de la mejilla. Su mano estaba fría y eso no era buena señal.

-Cuando pensé en morir... te vi justo delante de mí. Simplemente no era cool morir delante de una mujer.

-¡No hay nada de cool en eso! ¡Deja de decir estupideces! ¡Nunca te lo perdonaré!

Mi voz estaba llena de rabia y confusión.

-¿Por qué dices eso? Dale un respiro al hombre que ha tratado de salvarte la vida. Una herida como esta no va a matarme.

Todo dependía de que yo fuera a buscar ayuda. Su cara se estaba quedando blanca y sus manos ya estaban frías.

-Vamos._ me llevó a su pecho._ No llores, gatita.

Su mano estaba helada para entonces.

-¡Volveré enseguida con lo necesario! ¡Aguanta!

Cogí mi caballo y llamé a Ieyasu quien rápidamente condujo a sus tropas hacia Masamune.

Yo misma emprendí la marcha para ir hasta allí, pero de repente me encontré en una pequeña encrucijada de los hombres de Yukimura, que intentaba huir de nosotros. Intenté esquivarlos, agazapándome en el lomo del caballo y continué el camino, sin embargo, de pronto, el animal comenzó a ponerse más y más nervioso, lo que me dificultaba tener un mayor control sobre él y finalmente me caí del caballo al ponerse éste sobre sus dos patas traseras. Tras un gran golpe seco contra el suelo perdí el conocimiento.

Masamune x OC Completo (Ikemen Sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora