Masamune x OC Completo (Ikemen Sengoku)

Reencuentro

Vi a Masamune atendiendo a Kojiro. Fui hacia otros soldados curando y cosiendo heridas. Hasta que finalmente llegué al lado de Kojiro, me puse al otro lado para no estar al lado de Date y le curé sin decir nada. Entonces me percaté de que solo apoyaba en el suelo su brazo derecho, y el izquierdo lo llevaba en lo alto, sin estirarlo. Masamune me miraba de reojo, pero tampoco me dijo nada.

-¿Está bien así, Kojiro?

-Sí, gracias señor.

Entonces no pude evitar preguntarle.

-Masamune, tu brazo...

Me cogió de la mano y me llevó hasta una carpa.

-¡Masam---!_ me tapó la boca

-Masamune y la princesa... ¡Qué buena pareja que hacen!_ se oí a lo lejos

-No quería que se diesen cuenta._ se levantó la manga del yukata.

Tenía una herida profunda en el brazo, desde su muñeca hasta el codo.

-¿Por qué has ocultado la herida? No deberías haber estado ayudando, tenían que haberte tratado.

-Si hubiesen sabido que estaba herido, ¿qué crees que habrían hecho? ¿qué crees que harán en la próxima batalla?

Se mordió la manga del yukata.

-Irían a protegerte.

-Sí, intentando protegerme al final les matarían por mi culpa y sus vidas no habrían servido para nada.

Intenté cohesionar sus palabras con las que me dijo la vez anterior, pero eran como el agua y el aceite. No lograba mezclarlas.

-¿Eso es lo que realmente piensa?

-¿Qué? ¡Por supuesto!

-Piensas que la muerte no sirve de nada. Entonces, ¿por qué es tan natural para ti matar por el bien de tus convicciones?

-Son dos cosas diferentes. Nunca dejaría a uno de mis soldados morir por algo sin sentido como una equivocación.

Sus palabras eran duras, pero estaban llenas de preocupación. Quizá no era un hombre con la sangre tan fría como me había hecho parecer. Pero, cuál era el ideal por el que daría su vida.

Vi que trataba de curarse la herida pero a penas podía con una mano.

-Déjame ayudarte.

-Puedo hacerlo solo, siempre lo hago.

Le miré intentando no parecer demasiado brusca.

-Estoy aquí para ayudar, así que déjame hacer mi trabajo.

Le deslicé la parte izquierda del yukata dejando al aire su pecho y brazo izquierdos. Mientras le limpiaba la herida no pude evitar hacer caras raras al pensar en lo que le debía de escocer.

-¿Duele?

-No._ me cogió de la mano._ Pero parece doloroso para ti.

Una vez le tapé la herida, me encontré a mí misma tocando sus otras cicatrices del brazo y el pecho. Primero me amenaza con matarme y ahora le curo. Nuestra relación era como una montaña rusa.

-Gracias por llevarme hasta Azuchi el otro día.

No dijo nada.

-En verdad, me diste miedo la otra noche. Las cosas que dijiste me molestaron... no te entiendo._ susurré pasando la mano por su brazo herido._ Pero quiero entenderte, tienes una razón por la que luchar y quiero saber cuál es.

Su rostro se relajó.

-Siento lo mismo contigo. Quiero saber más sobre ti. Las cosas que dices me inquietan, no sé de dónde vienen tus ideas o qué sentido tienen para ti. Pero cuando parece que las amenazo con romperlas, no eres feliz. Y prefiero verte feliz a verte llorar como el otro día. Si no sonríes es difícil besarte.

Me eché hacia atrás.

-¿Besarías a la misma mujer que amenazaste matar?

-¿Tan raro te parece?

-¡Sí!_ exclamé._ ¡Es raro! Nunca trataría de besar a alguien después de intentar matarlo.

Asombrada por sus palabras quité su mano de mis mejillas.

-No lo es para mí, es una realidad de mi día a día.

Me cogió la mano con la suya y la envolvió.

-Supongo que realmente necesitamos entendernos el uno al otro mejor.

Alzó la mano y la llevó a sus labios donde besó mis dedos unos segundos mientras sonreía alegremente.

-Tengo una idea. ¿Estás libre esta noche?

-Eso depende.

-Es una oportunidad para conocerme. Si quieres una respuesta ahora, soy así. Si buscas la versión larga ven a verme esta noche, te lo mostraré con acciones no solo con palabras._ hizo una pausa mientras se vestía de nuevo._ Cuando se ponga el sol, ve a la habitación de Mitsunari.

-¿Mitsunari? ¿Qué tiene que ver en todo esto?

-Supongo que tendrás que venir para saberlo.