La carrera del amor

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Aturdida y helada llegué a mi habitación, donde intenté tranquilizarme ante todo lo sucedido para poner rumbo a la habitación de Masamune.

(Entra le enseña el vestido de estilo más occidental con tela de kimono nuevo para ella , se lo prueba)

-Cuando le expliqué la idea a la costurera dijo que iba a ser excitante mezclar las dos diferentes prendas en una. Cuando lo terminó, solo quería ver cómo te quedaba puesto.

-Masamune, lo que has hecho por mí... No tengo palabras.

Su mano se deslizó por mi cuello y me llevó hacia él. De pronto me percaté.

-¡Beso! ¡No! ¡Mal!

Posé una mano sobre los labios de Masamune y la otra sobre mi boca. La cara de Date era un auténtico poema, era la primera vez que le paraba de esa manera.

-¿Yukiji?_ preguntó extrañado.

-Gracias, de verdad. Muchas gracias._ dije retrocediendo.

Él cogió mi muñeca y quitó mi mano de sus labios.

-¿Qué estás haciendo?

-¡Nada!

Estaba claro que íbamos a besarnos, como en el lago, como muchas otras veces. Todo estaba siendo perfecto, solo que no lo era.

-Me tienes intrigado

-Puedo explicártelo.

Me llevó de nuevo hacia él, pero retrocedí. Pasamos unos minutos con ese baile. Nos habíamos besado, dormido juntos. Bueno no en ese sentido, pero....

-¿Estás huyendo de mí?

¿Huir? De pronto una chispa se encendió en mii pecho. Solo me decía una cosa, porque sabía que si nos besábamos otra vez, ocurriría algo que no podría negar más adelante.

-Deja de huir.

-No estoy huyendo._ dije mirándole._ Esta soy yo. ¡No huyendo!

Me deshice de la mano de Masamune y mis pies comenzaron a correr como alma que lleva el diablo. Salí del cuarto del samurái y busqué la salida del castillo.

-¡Definitivamente estás huyendo de mí! ¡Vuelve aquí ahora mismo!

Podía oír la voz de Masamune a lo lejos.

Durante mi escapada las sirvientas y varios vasallos tuvieron que apartarse estrepitosamente de mi camino. Logré pisar las afueras del castillo donde intenté recuperar el aliento.

-¡Yukiji! ¡Espera!

Comencé a correr de nuevo por las calles llenas de gente.

-¡Oh! ¿Por qué me persigues?_ grité sin mirar atrás.

-¡Porque estás huyendo de mí!

Mi carrera me llevó entre establecimientos, callejones y multitudes de gente que gritaban a mi paso. No podía pensar más que en él. Había decidido intentar conocerle y entender sus acciones, era amable conmigo, sus besos eran pura fantasía, me atraía todo de él. Solo le tenía a él en la cabeza. Porque estaba...

-¡No! ¡No! ¡NO!

La gente se me quedaba mirando como si fuera una loca. Pero en ese momento no me importaba demasiado. No podía parar. De pronto distinguí a dos personas en la lejanía. Eran Hideyoshi y Mitsunari.

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-¿Esos son Yukiji y Masamune?_ dijo el primero._ ¿Qué están haciendo?

-Parece que están jugando a algo... al pilla pilla.

-Nunca he visto jugar a nadie a eso a tanta velocidad. ¿En qué están pensando? ¡Están causando una conmoción!_ hizo una pausa._ ¡Eh vosotros dos! ¡La seguridad lo primero!

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Al llegar al lado de Hideyoshi le respondí.

-¡Lo siento, Hideyoshi! ¡No puedo parar! ¡Adiós!

-¿Qué?

-¡Hideyoshi! ¡Tomo esto prestado!_ cogió una tela.

-¿Pero qué...? ¡Masamune!

-¿Ibas a comprar esa tela?

-¡Maldito Masamune!

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¡Lo conseguí! Había perdido su rastro, por fin podía descansar y recobrar el aliento. Me detuve a mirar el puerto en el que Masamune me había llevado con su barco. De pronto algo me cubrió, podía ver el haz de luz pasar por el objeto que me cubría. Era una tela decorada con pequeños peces dorados. Intenté quitármela de golpe pero al tocarla, pude sentir la seda y sentí la necesidad de dejarla a un lado poco a poco para no dañarla. Una vez que la dejé a un lado me vi envuelta por el abrazo de Masamune.

-¡Te cogí!

Su cara tenía una sonrisa.

-¡...!

-He ganado.

Su frente se encontró con la mía, y sus brazos me cubrieron en un abrazo.

¡No era una carrera...! No lo era. Sin embargo...

-Sí._ susurré._ He corrido de ti... pero me has ganado.

Mis palabras tenían otro significado oculto que Masamune no comprendió en ese momento.

-Esa es mi gatita honesta.

Podía sentir su aliento y su risa en mi cuello.

-¡Corres realmente rápido!

Se distanció un poco y me miró. Estaba excitada al ver su ojo y su expresión, no cabía duda alguna...

-Yukiji, ¿qué te ocurre?

Me secó las gotitas de sudor de la frente, su mano estaba un poco fría.

-Nada... nada malo.

Cuando estaba con él, cada momento parecía ser el momento adecuado.

-Has ganado... ¿Ahora qué?

-Eso depende de ti. ¿Pararás de correr?

La cabeza me daba mil vueltas.

-¡Me gusta correr! Salgo a correr siempre que puedo. Me mantiene en forma.

De pronto me cogió del mentón.

-¿Qué tal si me prometes no correr ahora y te dejaré marchar?

-Si no lo prometo, ¿me retendrás aquí contigo?

-Bueno...

Su rostro se acercó al mío, pasó su dedo por mi labio inferior. Sabía lo que venía a continuación. Mi corazón estaba inundado de Masamune. No había ninguna razón para seguir negándolo. Ya no sentía sus brazos rodeándome, si estaba allí atrapada con él era por mis sentimientos. Me he enamorado de...

-¡Masamune-sama!

Uno de sus sirvientes lo llamó corriendo

-Nobunaga-sama requiere tu presencia.

-Dile que voy enseguida.

Se apartó de mí.

-Te veré más tarde, Yukiji.

Masamune cogió la tela de mis manos y se marchó sin decir nada más. Mientras yo me quedé mirándole.

-No te he prometido que no correría...

De pronto todo el fervor que había sentido desapareció de golpe y me sentí vacía. Le quería a mi lado. Creo que me he enamorado de ti, Masamune Date.

Masamune x OC Completo (Ikemen Sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora