Otro día 30. Las lágrimas que un día lloré yacen ahora bajo mis pies, congeladas; creando hielo con formas que me recuerdan el dolor, frio y afilado, que entorpece mi avance. Hace que resbale cada vez que intento levantarme.
Duele tener que seguir caminando hacia adelante.
Duele, porque dejar atrás duele.
Duele porque pensaste que esos sentimientos nunca te iban a superar.
Porque pensaste que tú pensaste que esos sentimientos no los ibas a superar. Y eso también te quema las entrañas. Sensaciones de desgarro que juraste que nunca se iban a acabar. Pero se acaban, tristemente.Me duele a diario no recordarlo suficiente. El que la vida siga, es para mi, una señal de que no le estoy prestando la justa atención. Y eso también apena.
Decepción constante, orgullo prometido. Promesas sin raíz ni sentido, que nunca salieron en este campo de olvido.
Ya no vale de nada.
El que llora por el pasado acaba añejando el presente.
Frontera de los recuerdos, tu sabor estropeado solo se revuelve en mis labios, imágenes agrias y quebradizas.
Pagué mis errores y mis carencias con ron malo, cerveza y tabaco. Con no cuidarme, con ansiedad y bloqueos. Jugaban en mi favor mis superheroínas; redondas y de colores, prescritas con la firma de la esperanza. Evaden, tranquilizan. Me disipaban.
A veces me culpo de no haber sentido el dolor crudo. Sin paliativos.
La inconsciencia me nublaba el juicio y pasaba horas fuera de mi, incluso solo, incluso acompañado; sentía que ni mi cuerpo ni mi cabeza estaban allí. Hasta notaba que mis palabras se evaporaban con un quejido al salir de mi.
Terrores diurnos.Nos mata el recuerdo. Ese recuerdo. Nos inmoviliza, nos petrifica. Ojos en la nuca que aterran. El blanco puro, la nostalgia más oscura.
Solo los muertos son capaces de doblegar las cabezas de los vivos.
El día 30.
Como una lagrima en el papel, la rabia metastatiza y nos empapa.
La pena revivida.
Somos rabia y dolor.
Por alguien que no respira.
ESTÁS LEYENDO
Enero color Azabache.
PoetryBreves ensayos tristes sobre meditaciones, pensamientos y observaciones de cada día. Me siento un cretino cuando escribo cosas tan pretenciosas. Todo nos lleva a pensar que tenemos que existir por algo, pero no. La realidad es que estamos de paso...