Hoy si es tarde, has vuelto y me has cogido pensándote, con la pena tendida, con las manos en la masa. Tengo la mesa llena de anhelos y si hubieses avisado, hubiese intentado arreglar este desastre.
Podías haber llamado antes de entrar, que aunque tú siempre tengas llave, agradecería un poco de consideración por tu parte. Me has cogido un tanto decaído en este fin de enero, pero intentaré que te sientas cómoda en este sofá de tristeza.
Siempre me ha gustado como te acomodas en él, haciéndolo tuyo, y sacudiendo de él, todos estos viejos recuerdos amargos que van recomiendo mi interior.
Tu siempre has luchado contra mis ácaros, y yo nunca le di valor.
Nadie se fija en alguien que pelea contra sus sombras. El ring de boxeo sin iluminar. El perdedor que sale por la puerta de atrás. No queda bonito para el recuerdo.Solo me viene la imagen recurrente de un decadencia adornada entre sábanas. Una habitación que no se lograba calentar.
Esa condena de proyectarnos nuestro fuego y consumirnos, cada vez más. La pila de madera quemada, ya fría, que pesa en nosotros.
Déjame apartar estos pequeños fracasos de la mesa, para que puedas apoyar tu café. De nuevo, disculpa este desorden, pero siéntate, por favor.
De haberlo sabido hubiese limpiado más a conciencia, aun quedan restos de ti esparcidos por todos los rincones, pero siempre has tenido esa facilidad de hacer que brillasen y de hacerme repasarlos uno a uno, con completo detalle.
Los restos de un amor calcinado por albergar una depresión que incineró cada rincón de nuestra alegría.
Me hubiese gustado que anunciases tu llegada. Hubiese acicalado un poco más esta casa.
Me alegra verte, pero tu visita supone la sacudida violenta de una brisa que solo esparce este hollín denso que recubre la pared.
Gracias por pasarte, pero aquí solo queda una pila fría de madera, estos recuerdos que aún queman y los tragos amargos de café.
En esta casa, donde yacen tus cafés,
sucia de tus recuerdos y papeles,
se entierra entre paredes,
un hombre que ha perdido la fe.
Esta casa, que no quiere aprender,
se alimenta con la tristeza
y la duda,
de saber si era ego,
cuando te despedí por ultima vez.
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Enero color Azabache.
PuisiBreves ensayos tristes sobre meditaciones, pensamientos y observaciones de cada día. Me siento un cretino cuando escribo cosas tan pretenciosas. Todo nos lleva a pensar que tenemos que existir por algo, pero no. La realidad es que estamos de paso...