** PRIMERA PARTE HASTA EL CAPÍTULO 76**
Draco: ¡Hueles fantástico Maxime! -Dijo en lo que parecía un gemido-
Draco recorrió con suavidad y delicadeza mis muslos lentamente y mirándome de vez en cuando en búsqueda de alguna señal de desaprobación d...
Después de resolver el acertijo, me adentré en la Sala Común y me senté en uno de los sillones que estaban frente a una chimenea que no estaba encendida. Llevé mis piernas hacia mi pecho abrazándolas con mis brazos para después recargar mi cabeza en ellas. No sabía con exactitud cómo me sentía pero sabía que no estaba del todo bien.
Suspiré y cerré los ojos con la intención de calmarme pero no funcionó; mi mente no dejaba de dar vueltas ante el brusco encuentro en la biblioteca con Malfoy. En verdad intentaba saber el por qué el repentino odio hacia mí, no llevaba ni una semana en Hogwarts y parecía que ya me había ganado un enemigo para el resto de mi estancia aquí.
Me había sentido muy segura enfrentándome a él y poniéndolo en su lugar pero deseaba que los encuentros de ese tipo e insultos no ocurrieran más, hacían que me sintiera desganada y con un nudo en el estómago. Decidí levantarme del sillón para tomar algún libro para deshacerme de mis pensamientos.
Escaneaba cuidadosamente los gigantescos estantes de la Sala Común hasta que un libro llamó mi atención. Me paré de puntillas para alcanzarlo y lo tomé. Era un libro un poco viejo y descuidado. El título leía Historia de Hogwarts, bien, podría conocer más allá de lo que me había contado Luna pensé.
Al ir de camino al sillón en el que estaba sentada hace menos de un minuto escuché una voz que decía mi nombre...
T/N, POR AQUÍ...
Me voltee bruscamente pero no logré observar a nadie, en sí; la Sala Común estaba relativamente vacía. Unos cuantos chicos del otro lado de la sala y unos cuantos más en las salas de estudio especiales pero nadie estaba de donde, a mi parecer, provino la voz. Decidí ignorar lo ocurrido y volví a emprender el camino hacia el sillón...
TIENES QUE VER, ABRE TU MENTE...
Me sobresalte ante lo que que dijo la voz misteriosa y no había manera de que no averiguara de donde provenía. Mis ojos escanearon la Sala Común esperando encontrar una señal que me pudiera decir de donde provenía la voz pero sin éxito. Suspiré a punto de darme por vencida hasta que mis ojos aterrizaron en la estatua de la mujer de mármol que estaba en la entrada de las escaleras que conducían a las habitaciones.
Caminé lentamente hacia esa dirección mientras apretaba el libro que había encontrado con fuerza sobre mi pecho. Mientras más me acercaba, mi corazón latía con más fuerza. Al estar a centímetros de la estatua comencé a sentir un ligero mareo. Entrecerré los ojos para no perder por completo la visión hasta que llegue al pie de la estatua. Con la visión un poco borrosa, leí la placa...
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Rowena Ravenclaw, fundadora del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
