Cuarta Noche

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El  Gran Comedor se volvió a vaciar por cuarta noche consecutiva. Fue un día muy cansado, hasta el momento se había convertido en el día con más presentaciones, los estudiantes estaban cansados, pero esperaban con ansias el día siguiente.

- Quiero un vaso de leche caliente - pidió Bleu a sus padres.

- Claro pequeñín, vamos - le sonrió su padre.

Al ver como la familia Black - Weasley se levantaba de la mesa, un castaño de ojos azules decidió acercarse a cierta chica Black.

- Hola, Iman - le dijo tímidamente.

- Hola Cygnus - le respondió la chica de igual forma.

Ambos miraron por unos momentos al suelo, estaban tan avergonzados por hablar que ni se podían mirar a los ojos. Desgraciadamente, cuando Cygnus decidió abrir la boca, Sirius Black apareció detrás de él.

- ¿Y tu quien eres? - preguntó asustando al chico.

- Eh... Yo soy... Cygnus, señor - respondió sonrojado.

- ¿Y porque hablas con mi hija? Un chico de tu edad no puede acercarse a mi hija, mucho menos si lleva por nombre Cygnus, son los menos confiados - le preguntó el hombre.

- Ahh, yo... - habló Cygnus nervioso.

- Estábamos hablando, nada más, papá - le respondió Iman sonrojada.

- ¿Y tu que haces hablando con él? - le cuestionó.

- Es mi amigo - respondió la chica mirando al suelo sonrojada.

- ¿Amigo? ¿Solo eso? - le preguntó su padre a lo que ella asintió - ¿Segura? Porque conozco a muchos de su edad y créeme cuando digo que todos quieren la misma cosa, llevar a las chicas inocentes a la cama y embarazarlas, para luego dejarlas - le dijo.

- Señor, yo solo quería... Ah... - intervino Cygnus.

- ¿Qué querías? ¿Sobre pasarte con mi pequeña? ¡Otro James Potter! - exclamó Sirius.

Draco escuchó eso y se acercó al pequeño grupo.

- Cygnus, hijo, ¿Dime que no te crié mal? No quiero que seas otro James Potter, ¡solo mira con quien sale tu hermana! - le dijo con un pequeño suplico en su voz.

- ¡No! - exclamó el chico rápidamente - Yo no quiero ser James, yo... Yo quiero salir con Iman, ella me gusta desde hace tiempo - confesó sonrojandose.

- ¿Enserio? - preguntó la chica sorprendida.

- Si - respondió Cygnus mirando al piso.

- Igual a mi me gustas - le confesó la pequeña niña de Sirius.

- ¡No! ¡Eso jamás! - exclamó Sirius - Solo miralo, Iman, tiene cara de pez del lago negro, y no precisamente uno bonito - le insistió su padre.

- ¡Señor Black! - se quejó el chico.

- Oye, tienes que admitir que no eres el más guapo, no como la belleza de tu padre - le dijo Draco con su ego por los cielos.

- Gracias por la ayuda, papá - le dijo el chico.

- Aún así te quiero, aunque tengas esa cara - rodeó los hombros del chico con su brazo.

- Papá, Cygnus no me gusta por que sea guapo o feo, me gusta porque es muy tierno, es lindo, me agrada - le insistió la chica.

- Yo igual creo que eres muy linda, Iman, eres muy dulce, me gustas mucho - le dijo Cygnus sonrojado.

- Draco... ¿Prometes no enseñarle a tu hijo a sobre pasarse con mi pequeña? - le suplicó Sirius.

El otro futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora