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Los dos hermanos intercambiaban miradas molestas entre ellos, echándose la culpa entre sí por el hecho de que su madre los había encontrado haciendo alboroto.

Katsuro le mostró la lengua a su hermana, a la par que juntaba los ojos, haciendo biscos, para acompletar una mueca burlesca, Shiori se ofendió y tras asegurar que su madre todavía no los veía, le dio un golpe en la nuca a su hermano.

Katsuro estuvo a punto de lanzarse contra su hermana cuando la voz de su madre le detuvo.

— ¡Paren los dos! — su semblante estaba molesto.

— ¡Ella empezó!

— ¡Él empezó!

Gritaron los dos a coro y su madre sólo negó con la cabeza.

— No me interesa quien haya empezado, el otro le siguió la corriente y ambos terminaron peleando, lo cual ya saben que no apruebo bajo ninguna circunstancia.

— Si tan solo ella no estuviera loca por...

— ¡Cállate de una vez! — le cortó Shiori a su hermano, antes de que pudiera delatarla frente a su mamá de que le gusta un chico.

— ¡Shiori! No le hables así a tu hermano y tú, Katsuro, deja de llamarle loca.

Piernas Largas tiene la culpa, no yo — se defendió el niño, cruzó los brazos sobre su pecho y torció los labios.

Ashi miró a su hija en busca de una explicación.

— Eh... pues, si... si sigue llamándome Piernas Largas obviamente que le molestaré, no me gusta que me llamen así y...

— Sabes perfectamente que no me refería a ti, me refería a ese...

Shiori volvió a amenazarlo con la mirada para que se callara, pues no quería que su madre supiera —aún— sobre Haruto. Katsuro apretó los puños con fuerza.

Shiori estaba sorprendida de cómo estaba llevando la situación, en su familia es muy común que ella les dijera que había visto un chico guapo en la calle mientras venía de regreso a la casa, eso siempre le daba dolor de cabeza a su padre Takashi, quien alegaba que su pequeña aun no tenía edad para fijarse en un chico, y ella siempre termina diciendo que se tranquilizara, que solo era un simple crush y ya.

Sin embargo, con Haruto no era así. Iba más allá. El estado de vida de los crushes de Shiori no duraban más de tres días —pues la chica, o ya se había olvidado del chico, o ya había encontrado otro más guapo—, no obstante, con Haruto ya había rebasado ese tiempo y ella seguía teniendo el mismo interés en él.

Shiori reprimió un suspiro. Sabía que ese chico Haruto causaría problemas en ella cuando el día en que lo vio por primera vez en el parque, no comentó nada a su familia, mucho menos después de topárselo en la escuela. Y todo se debía a que esta vez, ella quería mantenerlo en secreto, pero no tenía idea del por qué.

— Mamá, lo siento. Ha sido mi culpa — dijo Shiori, aceptando los cargos, su madre la escudriñó con la mirada, sabía que algo tenía, pero no quería presionarla.

— Está bien — replicó su madre, bajando los brazos, poniéndolos a cada lado de su cintura —. Haz estado mucho tiempo encerrada en la casa, por la enfermedad que pescaste, seguro estás harta de pasar el tiempo aquí.

Shiori miró a su mamá algo extrañada, Ashi nunca daba conjeturas antes dé, a menos que estuviese ayudando a alguien en su coartada y ese alguien, era ella.

— Hagan las paces y váyanse ambos a su habitación, están castigados lo que resta del día, sin salir a menos que les llame para la cena, de ahí en fuera, no quiero verlos merodeando la casa, mucho menos la alacena o el refrigerador —sus ojos castaños miraron a su hijo—. Sobre todo tú Katsuro.

— ¡Mamá! — chilló el niño, pero su madre no le hizo caso.

Katsuro volvió la vista a su hermana, y con cara de niño regañado, extendió su mano para hacer el saludo de tregua. Shiori sonrió levemente y tomó la pequeña mano para estrecharla.

Con la bandera blanca de la tregua ondeando, los hermanos caminaron juntos hacia a sus respectivas habitaciones.

— Olvidate que te deje llevarme a la escuela — dijo Katsuro, deteniéndose en el marco de la puerta —. No voy a dejar que me uses para ver a Piernas Largas.

Katsuro se veía indignado. Shiori sonrió.

— Su nombre es Haruto — le corrigió la chica y Katsuro se encogió de hombros —. No me importa, y esta vez, una bolsa de gomitas no me comprará. Tendrás que pensar en otra cosa.

Shiori abrió de más los ojos, su hermanito podría ser pequeño, pero cuando se trataba de cosas para su conveniencia, sabía cómo sacarle provecho.

— Cómo sea, ya pensaré como le hago para verlo — dijo la chica y Katsuro le mostró la lengua en burla de nuevo.

— No sé qué te ve ese Naruto, las chicas son una molestia, iug.

Katsuro se metió a su cuarto, cerrando la puerta detrás de él, Shiori intentó reprimir la risa. Su hermano era todo un caso.

Ella se metió a su cuarto, ignorando que a la distancia, su madre había escuchado la pequeña platica que sus hijo habían tenido.

Una vez dentro de su habitación, Shiori se tumbó en su cama y mirando al techo, recordó al chico de la sonrisa encantadora.

"Soy Haruto" recordó el día en que él se presentó con ella, cuando le gritó su nombre mientras caminaba en reversa, recordó como su corazón se aceleró preocupado porque él se hiciera daño por caminar de tal manera.

Su corazón volvía a acelerarse ahora, la chica se llevó su mano al pecho, a la altura de su corazón y le dio unas palmaditas, a la par que pedía que se tranquilizara un poquito, sin embargo, por más que ella lo pidiera, su corazón no cesaba su acelerado ritmo.

Su corazón estaba latiendo por Haruto y ella, aunque estaba encantada con la idea, también estaba preocupada, pues Haruto estaba siendo el primer chico que la ponía en tal estado.

No sólo veía lo atractivo en aquel pelinegro, quería verlo de nuevo para socializar con él y conocerle más. Ser su amiga.

El sentimiento la abrumaba, pero a la vez la emocionaba y sólo deseaba que, Haruto quisiera conocerla también.

MILKSHAKE » HARUTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora