Solo quería un tatuaje para vengarse de su padre, pero Keyla nunca pensó que algo tan irrelevante iba a ser su portal hacia el conocimiento de una raza completamente distinta a la humana y el inicio a un delirio latente en su mente.
Sus días se resu...
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"Solo existe un delito para los vampiros queestamos aquí. Y es el delito que significa la muerte para cualquier vampiro.Matar a un semejante."
Entrevista con el Vampiro (1994).
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Despierto desorientada en la camilla de un hospital. Un dolor punzante recorre toda mi cabeza y me mareo por el resplandor del sol que arropa toda la habitación. De pronto, siento como la puerta de la habitación resuena. Alguien sale. Vuelvo a escuchar un sonido proveniente de ella y después de unos minutos puedo escuchar esa voz ronca al atravesarla...
—Hija... —susurra, con su tono frío e indescifrable característico de él. Nunca puedo leerlo, cuando pienso que está enojado es lo contrario y cuando creo que está siendo rudo resulta indiferente—. ¿Estás bien? —Se acerca a paso lento. Baja su mirada a mi antebrazo y hago lo mismo. Una venda cubre mi muñeca. Cierro los ojos y sostengo mi cabeza tratando de soportar el dolor que tengo en todo el cuerpo y mi frustración por lo mal que resultó todo.
—Sí —miento, porque posiblemente si hubiera dicho que no...
—¿Qué buscabas en ese maldito lugar? —Frunce el ceño, pero su tono no es elevado— ¿Sabes lo que te pudo haber ocurrido? ¿Acaso significa algo para ti lo que yo te impongo, Michelle? ¡Estás bajo mi responsabilidad y mis pautas! ¡Lo primero que te ordené fue no recurrir a esa maldita barriada y eso es lo primero que haces! —a estas alturas ya está gritando y me pregunto cómo aun así mantiene su postura laxa y poco tensa.
Suele llamarme por mi segundo nombre: Michelle.
Yo solo lo observo sin decir nada, a decir verdad, no tengo nada que decir.
—Te hago saber que atraparon al atacante. Estará pagando su merecido en unas semanas. —Honestamente, eso es lo que menos me preocupa—. Espero que esta sea la última vez que me mientas —amenaza.
Muchas personas le temen a mi padre por su actitud prepotente y autoritaria a pesar de que pocos tienen conocimiento de su cargo de agente especial supervisor, pero yo nunca le he temido.
—No entiendes que es que quiero lo mejor para ti, Michelle.
Lo sé. Pero estoy cansada de que me trates como una niña inmadura e inadaptada.
Deseo poder decírselo en su cara, soltarlo de una vez, pero no soportaría mostrarme vulnerable ante él. No puedo permitir que mi papá conozca lo mucho que me duelen sus palabras y actos. Supongo que nos parecemos en eso, en no decir las cosas por no demostrar nuestros sentimientos, tal vez por eso mamá y él ya no están juntos.
—¿Cuándo me darán de alta?
—En unas horas —responde aún más frío—. No le informaré nada de esto a tu madre, se pondría histérica y no quiero que tome decisiones impulsivas —sé que se refiere a enviarme de nuevo con ella—. Y por otro lado... —suaviza su tono— Si necesitas una cita con una doctora personal creo que deberías acudir a ella —también sé a qué se refiere con "doctora personal".
