Solo quería un tatuaje para vengarse de su padre, pero Keyla nunca pensó que algo tan irrelevante iba a ser su portal hacia el conocimiento de una raza completamente distinta a la humana y el inicio a un delirio latente en su mente.
Sus días se resu...
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"No puedes pretender ser un ángel si te rodean los demonios"
- Anónimo
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Él alza la cabeza para enfrentar a Brent. Su rostro está todo hinchado y brota sangre sin parar...
¿Acaso no se supone que los vampiros se pueden sanar rápidamente? ¿Qué rayos está pasando?
Connor extiende la comisura de sus labios en una escalofriante sonrisa. Escalofriante por su estado para nada gracioso y por la particularidad con la que lo hace, tan retorcida y excéntrica a la vez. Luego de eso, empieza a reírse como un maniático.
—¡Brent! ¡¿Sigues vivo después de lo mal que te dejó Natalia?! ¡Vaya que la hierba mala nunca muere! —El rubio se enfada ante lo dicho porque una vena sobresale de su cuello y tiene los puños apretados—. ¿Qué se siente saber que no eres rival para una vampiresa inmadura? —dice esta vez con un tono de voz más pesado y una esquina de su comisura extendida.
—No tan duro como ser abandonado por la misma, creo —responde Brent.
Y la disculpa de Natalia llega a mí mente. ¿Acaso ella lo abandonó?
—Dime, ¿qué se siente ser abandonado por la chica en que más confías y reemplazado por otro? —continúa y esta vez se pone de cuclillas para estar cerca de las celdas.
—No lo sé porque nunca me ha pasado —responde el encarcelado—. ¿Qué hay de ti? Creo que tú conoces ese sentimiento muy bien... —Connor mira hacia atrás de mí y yo hago lo mismo para quedar sumamente confundida. Detrás se encuentra Finn con su mirada indiferente, pero Brent a mi derecha ahora luce más furioso que antes.
¿Acaso él...?
No, no, no.
Entablo contacto visual con el chico de cabellera blanca. Siento una pizca de dolor en su mirada al verme, pero la oculta de tal forma que siento que soy la única en darse cuenta.
—¿Y ella qué? —confío y siento que está usando ese tono frío para disimular su mal estado. Él mira a Luar quién no dice nada—. ¿La trajiste a presenciar mi muerte? Que cruel... ¡Es una humana! Quedará traumada. —A su tono sarcástico le agrega lástima para decir—: Oh, se me olvidaba que eres un idiota incapaz de desarrollar sentimientos hacia cualquier ser vivo...
Envidio su valentía, pero algo se me revuelve en el estómago al escucharlo hablarle así a él. Luar no se inmuta y hasta a mí empieza a desesperarme. No puedo dejar de intentar averiguar lo que está maquinando su cabeza.
—Ya sé que la mordiste, incluso antes que Natalia. Por eso me quieres, ¿no? No tuviste problemas en dejarme ir antes porque necesitabas probar mis habilidades. Sabías que iba a secuestrar a Keyla y aun así no hiciste nada para salvarla porque ella te iba a guiar a mí. Ahora me tienes aquí, indefenso, y estás pensando en la forma más eficiente de robar mis poderes.
