"Cuando la parálisis de la masculinidad es más intensa, el sadismo (el uso de la fuerza) se convierte en el principal (y perverso) sustituto de la masculinidad. Si la sexualidad femenina está debilitada o pervertida, se transforma en masoquismo o posesividad."
El arte de amar — Erich Fromm
-------
00:12Sí, estoy dudando, de él y de los demás... Pero ya me condené. Le pertenezco a él y si quiero respuestas junto a él tengo más posibilidades de conseguirlas. Sin mencionar que no sé cuáles son sus habilidades y nunca me arriesgaré a que lastime a alguien que no tiene nada que ver con mis errores.
—Te contaré todo, Keyla. —Suelto aire satisfecha—. Pero no hoy. Irás a tu casa y volverás cuando te lo ordene. La próxima vez que nos encontremos te contaré.
—Está bien... —me resigno porque papá tal vez esté al llegar y habrá funeral si no llego antes que él.
—Vamos, sube. —Me da la espalda y yo me subo para que él empiece a correr rápidamente. Casi después de dos minutos se detiene. Alzo la mirada y está a unas cuantas casas de distancia. Me bajo de la espalda de Luar y abro la boca para hablar, pero él me interrumpe.
—Vete y no salgas de casa —ordena y yo acato su mandato sin objetar. Cuando camino unos metros giro la cabeza y él aún está en aquella esquina detrás de unos árboles, vuelvo a mirar al frente y entro a mi casa.
Con las llaves abro la puerta de la verja y la cierro una vez dentro, paso por el jardín y luego abro la puerta principal. Nadie se encuentra abajo, así que supongo que Lylia no está. Subo las escaleras y voy directamente a la habitación de Mar, encontrándola acostada en su cama. Me acerco a paso lento y me siento en el borde de la cama. Ella se despierta y achica sus ojos tratando de ver bien.
—¿Keyla...? —Pasa un mechón de cabello por detrás de su oreja y apoya su cuerpo en su codo para verme mejor.
—Esa soy yo. —Sonrío—. Estabas dormida...
—Sí, desde la tarde. ¿A qué hora llegaste?
¿Desde la tarde...?
—Llegué a las siete —miento, puesto a que debe ser alrededor de medianoche—... Pensé que no dormías de tarde.
—Hasta yo. —Se sienta en la cama y arruga sus cejas sin dejar de mirar fijamente mi rostro—. ¿Por qué brota sangre de tu nariz? —Trato de limpiarme torpemente.
—Venía corriendo y me caí, también me raspé las rodillas —vuelvo a mentir. Miro hacia estas y están rojas por la sangre seca—. Tengo hambre —cambio de tema porque no quiero que note lo feo que luce.
—Yo también —dice y ahí mismo su estómago suena—. ¡Vamos a hacer tacos! Aquí están todos los ingredientes, los traje antes de regresar, planeaba hacerlos, pero el sueño me ganó.
ESTÁS LEYENDO
LUAR - Trilogía Granate I
VampirosSolo quería un tatuaje para vengarse de su padre, pero Keyla nunca pensó que algo tan irrelevante iba a ser su portal hacia el conocimiento de una raza completamente distinta a la humana y el inicio a un delirio latente en su mente. Sus días se resu...