Wish.

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Anton no podía dejar de sollozar.


Y lo peor es que no entendía que estaba pasando. Solo recordaba que su padre había llegado, le había dicho que todo estaría bien mientras le abrochaba el cinturón de seguridad, y después conducía el Bentley a una velocidad inquietante por las intrincadas calles de Londres. No recordaba nada destacable del camino, y así de rápido una puerta se abrió ante sus ojos.


Ahí pudo ver el rostro sorprendido de una mujer humana a la que su padre señalo como una abuela que lo cuidaría, mientras él se ocupaba de ayudar a su padre celestial. Y sin más, se fue a la misma velocidad demencial.


- Aquí tienes, querido.- La dulce voz atrajo su atención. Estaba ante una completa desconocida, una humana, que le miraba con un cariño que solo conocía de sus padres.- Esto te hará sentir mejor.


Una taza de cocoa caliente fue puesta en sus manos, después una bandeja llena de galletas con chispas de chocolate. El trato amable, y los aromas agradables le arrancaron un suspiro, y sus ojos brillaron con interés. Tomo una galleta y la comió rápidamente, después bebió un poco de cocoa, y de nuevo suspiro. Eso realmente lo había ayudado a tranquilizarse.


- Muchas gracias.- Miró a la mujer con una sonrisa suave. Pero su semblante cambio al recordar que todavía no tenían una presentación adecuada.- Hu... ¿Cómo debería referirme a usted?- Preguntó con curiosidad.


- Que caballerito tan educado. ¿Por qué haces una pregunta tan seria?


- Bueno, es que... Papi Aziraphale me ha dicho que la primera impresión es importante, no sé bien que sea eso, pero tiene que ver con la presentación. Y papá dijo que usted es mi abuela. Pero no se... Hum. ¿Eso es cierto? – No es que dudara de la palabra de su padre, simplemente estaba seguro de que nunca antes le habían hablado de esta encantadora mujer.


- ¿Oh? Bueno, me temo que no, corazón.- Le miró con una expresión que no comprendió en ese momento. Y rápidamente se preocupo al pensar que le había faltado al respeto. – ¡Soy muy joven para ser tu abuela!- La sonrisa en sus labios lo calmo rápidamente.- Digamos que soy tu tía.- Lo resolvió con un entusiasmo notable.- La tía Tracy.


- Ah... Tía Tracy.- No tuvo problemas para referirse a ella de esa manera, se sentía cómodo con su presencia, había algo encantador en su mirada, y en su aroma dulce. Inevitablemente le recordó a papá Aziraphale. - ¿Conoces a mis padres desde hace mucho?


- Bueno, supongo que si...- Tracy dudó sus palabras por un momento, intentando recordar el momento exacto. Pero le fue imposible, sus recuerdos sobre el amable señor Fell y el sombrío señor Crowley eran confusos. Tal vez a consecuencia inhalar demasiado amor y paz en los años sesenta. – Ellos me ayudaron mucho, en momentos difíciles... Bueno si te soy sincera, ha sido más por parte del señor Fell.- Murmuró, sintiendo un poco de tensión al pensar en el señor Crowley.


- Oh...- Anton tomó otra galleta, sintiéndose un poco mas aliviado al saber que estaba bajo el cuidado de alguien que conocía a sus padres.


- ¿Por qué esa carita triste? – La caricia en su rostro fue reconfortante, casi como lo que sentiría de una caricia de papi Aziraphale. Ese sentimiento, removió su angustia y las lágrimas amenazaron con volver.

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora