The promise.

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- Entonces... ¿Es oficial? – La voz fue suave, un susurro bajo, para ahogar la intención de un grito.


Las miradas se mantuvieron sobre él. Ojos grandes, abiertos de par en par, clavándose en su existencia como fuego infernal. Buscando la verdad y nada más que la verdad.


- Si.- Respondió, logrando mantener una expresión tranquila, casi indiferente. Mientras movía su mano derecha sobre el escritorio, en donde dejó algo pequeño, brillante y significativo.


No le sorprendió cuando esas manos ansiosas tomaron aquella argolla de oro, pasando de uno a uno para analizarla minuciosamente. La forma, el símbolo, y el distintivo aroma dulce, quemándose con el azufre y la podredumbre. El escenario era desesperanzador, el ángel al que pertenecía ese anillo había tenido un terrible final.


Y sin embargo, ninguno parecía lamentar la pérdida.


- Algo completamente infernal.- La segunda voz fue tan indiferente como la primera, pero más desagradable y burlona.- Tal vez, un frenesí inducido por las feromonas del celo.


- Conociendo a ese demonio sucio, es muy probable...- La tercera voz era tranquila y un poco insolente. La de alguien que claramente, no debería estar ahí.- Un juego retorcido de lujuria. Hasta que se aburrió de esa patética excusa de Omega.


- Se supone que cuando se ha creado un vínculo. El dolor de la pérdida es insoportable para un Alfa... - Analizo seriamente.- Entonces... ¿Por qué ese demonio no fue destruido también?


– No intentes comprender al enemigo.- Tomo la palabra, su voz superior a cualquier otra en la sala. – Ellos no siguen la voluntad de Dios. Y este terrible acontecimiento será un recordatorio para todos nosotros. Jamás bajen la guardia ante el enemigo. – Los señalo con una mirada severa.


Todos asintieron en silencio. Y obedientemente transmitieron el mensaje al resto.


"Obedece o serás destruido."


Habían pasado más de cien años desde aquella mentira.


En el presente, Gabriel ordeno cuidadosamente varias imágenes sobre su escritorio. Después se acomodo en su a siento y las miro con algo de recelo.
En cada imagen podía ver a Aziraphale junto al demonio Crowley, en sus actividades de los últimos meses.


- Todo se ve bien... - Susurró mientras sostenía una de las más recientes. En esta se les podía ver saliendo juntos de la librería para un paseo. Gabriel analizo con atención la manera en la que el demonio sostenía la mano de Aziraphale, y su postura amenazante hacia cualquiera que se atreviera a mirar a su omega. Aziraphale por su parte parecía ser ajeno a esto. Demasiado emocionado mirando la vitrina de una tienda de chocolates artesanales.


Aun reprobaba que el ex principado pretendiera tener necesidades humanas, como alimentarse o dormir en exceso. Para Gabriel eso era algo tremendamente pecaminoso. Pero dadas las circunstancias, el comportamiento de Aziraphale estaba justificado, era algo que podía notarse, incluso sobre la forma suave de su estómago.

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora