Falling in love.

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- S-solo dame un segundo...- Crowley le dio un beso a su ángel, y después se acomodo frente al volante.


Piso el acelerador y en un parpadeo se alejo de ese lugar a más de cien kilómetros por hora. Tenía un ideal en mente, porque quería que un momento como ese fuera especial. Pero su ángel también tenía sus propios deseos en mente.


- ¡C-Crowley...!- Aziraphale jadeó, mientras se aferraba al asiento del copiloto.- ¡Vas a matarnos!


- ¡No te preocupes! Lo tengo en orden, ángel.- Decretó, mirando atentamente el camino, como realmente nunca lo hacía. – Estaremos en la librería en unos minutos.


- ¿La librería? – Aziraphale analizo sus palabras, y después de unos segundos contuvo un jadeo que no pudo interpretar.- Oh, querido... Eso es muy considerado de tu parte, pero no necesitamos ir tan lejos.


- ¿Qué? – Crowley lo miró, descuidando el camino solo un poco, cuando la sonrisa tímida de su ángel lo atrapo por completo.- Pensé que querrías estar en un lugar cómodo y seguro.


- Tu auto es cómodo...- Por un segundo mostró una sonrisa más confiada, pero se tambaleo ante la amenaza inminente de sufrir un aparatoso accidente.- ¡Y seria seguro si te detuvieras justo ahora! - Balbuceó, casi como una súplica.


- Estas diciendo que tu... ¿Quieres que lo hagamos aquí? ¿Ahora?


- ¿No te gustaría?


Crowley casi pierde el control del volante al escuchar aquellas palabras. El ángel sabía cómo tentarlo.


El demonio redujo la velocidad de golpe, derrapando sobre la acera y golpeando un contenedor de basura en el proceso. A pesar de eso, los faros estaban intactos y no había ningún rasguño en la pintura del bentley.


Un sepulcral silencio los envolvió, mientras se encontraban a un costado de un parque vacío, algo normal, tomando en cuenta la hora. Estaba surcado tétricamente por grandes árboles, mientras la brisa suave de la noche susurraba una advertencia para cualquiera que tuviera la intención de caminar por ahí.


Las luces de los faros se apagaron, y después el motor del bentley. Y lleno de emoción y adrenalina por cumplir una de sus más ocultas fantasías, Crowley se giro hacia su ángel y lo sostuvo por los hombros.


- ¡Ven aquí! – Gruñó ansiosamente, mientras la risa de su ángel lo motivaba para seguir adelante. Entonces lo besó, esta vez apasionadamente, probando la crema dulce y las zarzamoras que aun quedaban ahí.


Siempre lo deseo de esa manera, y a pesar de que lo había acariciado de muchas formas, nunca como lo hacía ahora, con tanta pasión y amor, y siendo correspondido de la misma forma.
Lo apreso entre sus brazos, moviéndose entre el espacio del bentley hasta que logro llevarlo a la parte trasera, sin saber realmente como lo había conseguido. Aziraphale se acomodo rápidamente con él en el asiento, y continuaron besándose, mientras la ropa comenzaba a desordenarse. Ese calor y adrenalina fue tan familiar, pero más emocionante de lo que pudiera recordar.

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora