Realize.

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- Es astuto, brillante y... Oh, perdona, amigo mío. Creo que estoy hablando de más.


- Oh, no hagas eso conmigo.- Recibió una sonrisa, acompañada por una mirada soñadora.- Muchos de nosotros nos preguntábamos cual era tu tipo de hombre. Y ahora entiendo porque nadie ha tenido una oportunidad contigo.


- ¿Eso qué significa?


- No es importante ya, mejor cuéntame más sobre ese maravilloso hombre. Te ves feliz cuando hablas de él.


Aziraphale le dedico una sonrisa a su joven colega, considerando la razón de su afirmación, cuando en realidad se encontraba pasando por un mal momento, uno que se había prolongado por más tiempo del que había esperado.


Transcurría el año de 1895, y muchas cosas habían cambiado. Londres y toda Gran Bretaña se encontraban en la segunda fase de una revolución, diferente a cualquiera que él hubiera presenciado. Las calles de Londres de repente se volvieron más sombrías, envueltas por una nube toxica a causa de la quema excesiva de carbón en los hogares y las fabricas. Los humanos lo llamaban progreso, pero para Aziraphale, su ideal de comodidad se había resistido a modernizarse desde 1862. Su ropa no había cambiado mucho, y el único aparato moderno que había llevado a su librería fue un gramófono en el que podía reproducir las mejores obras de Mozart, Schubert y otros compositores.


Actualmente era miembro de un discreto club para caballeros, en donde había entablado agradables amistades con otros entusiastas de la literatura. Era un lugar entretenido, donde se practicaban varias actividades, como el canto y el baile, sus reuniones eran agradables para socializar, pero como en todo paraíso también se presenciaban algunas situaciones cuestionables, fiestas en las que se facilitaban "encuentros" más que amistosos entre algunos de sus miembros. Aziraphale estaba al tanto de lo que sucedía en dichos eventos, y en varias ocasiones se le invito a participar, pero siempre se negó.


Desde que los términos Alfa y Omega pasaron a la historia como una práctica abominable que debía ser olvidada, cualquier actividad similar fue vista como algo ilegal. Actualmente los castigos por esas conductas podían ser brutales y perjudiciales en la vida y la reputación de cualquiera, sin importar que tan influyente fuera su clase social.


- Crowley, es...- Aziraphale suspiró, y su marca de vinculación comenzó a palpitar, al pensar en su Alfa. Por inercia aspiro profundamente, buscando el olor de la madera quemada y el cardamomo, pero solo había tabaco y alcohol. Su alfa no se encontraba en ese lugar. El ángel lamento su ausencia con un sollozo bajo. - Tan apuesto, tiene un perfil muy distinguido, siempre viste las mejores prendas y está al día con la moda. A diferencia de mi, que no he cambiado mucho mis estándares desde hace algunos años.


- Eres más conservador. Lo cual es bastante irónico.


- Y su cabello es tan...- Aziraphale continuó, ignorando aquel comentario sobre su cómodo estilo de la moda.- Perfecto, es como si pudieras ver todos los colores de un atardecer.


- ¿Oh, es escocés?


- A-algo así... - Aziraphale contuvo una sonrisa ante su comentario.- Y sus ojos son hermosos, algo único en verdad, ah, y sus labios...

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora