Devil.

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Ser un Alfa en el infierno no era común, y tampoco agradable, especialmente cuando tienes un olfato demasiado sensible, mientras estas rodeado de Deltas y Gammas apestosos. Tal vez por esa razón, Crowley se había adaptado tan bien a la tierra, y su trabajo era tan bueno que podía darse el lujo de quedarse ahí y disfrutar de los placeres mundanos.


Desde el inicio del tiempo, Crowley nunca se había arrepentido de nada de lo que había hecho, sabía cómo crear caos, y llevarlo a los extremos más oscuros para complacer las expectativas de sus señores, y fastidiar al cielo en el proceso.


Y esta no era la excepción, intentaba convencerse de eso, incluso mientras observaba al omega que dormitaba en su cama.
Por supuesto que esta era otra de sus obras demoníacas. Debía ser así, porque era un demonio, y como tal todas sus acciones estaban encaminadas hacia la maldad.


Recapitulando, había seducido a un inocente para arrancarlo de los brazos de su esposo durante la recepción de su propia boda, y ahora pretendía quedarse con él, para mancillar el sacramento del matrimonio, e incitarlo a desobedecer todo lo que había aprendido de su honorable familia.


Eso debería ser suficiente para fastidiar al cielo. ¿Verdad?


Bueno, en teoría debería ser de esa forma, pero había un pequeño problema, el omega que tenía en su cama también era un ángel.


Sabía que sus acciones demoníacas habían llamado la atención del cielo en los últimos siglos. Los arcángeles nunca representaron un reto demasiado grande, podían tener las armas para destruirlo, pero en la tierra era fácil engañarlos. Y después de Francia, sabía que encontraría más diversión, otra paloma a la cual desplumar, pero de todos los posibles adversarios, nunca espero a un omega.


Crowley lo observo desde el rincón de la habitación, mientras analizaba lo sucedido. El ángel había perdido el conocimiento después de revelar sus alas, pero estaba seguro de que ahora solo estaba dormido. Sus alas se habían desvanecido bajo los primeros rayos de sol y ahora se miraba tan tranquilo, como si no estuviera a merced de un demonio que podía destruirlo si así lo quisiera.


¿Y por qué no lo había hecho?


Repentinamente hubo movimiento en la cama, su adversario estaba despertando, y cualquier pensamiento sobre una ofensiva, se borro de su mente cuando aprecio cada detalle de ese momento.


La imagen del ángel ya no era la de un jovencito humano, pero todavía era bello. Tenía sus rizos alborotados, su ropa desordenada, y estaba claramente desorientado, era como un ave dentro de su nido bajo los primeros rayos del sol. Fue una imagen encantadora e inocente, tal vez demasiado para los ojos impuros de un demonio.


- ¿Es tu primera vez? – Pregunto, caminando lentamente hacia él para hacer acto de presencia. Y aprecio la expresión confundida que había en su rostro, lucia tan inocente.


- ¿Le ruego me disculpe? – Balbuceó, apenas consciente de lo que sucedía. Crowley contuvo un suspiro, y su sonrisa se hizo más grande.


- Tu primera vez durmiendo. – Aclaro, sin perder de vista cualquier movimiento del ángel. Repitiéndose con determinación que todavía se encontraba ante un digno adversario. - Tú sabes, se supone que los ángeles no lo necesitan.

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora