The world to come.

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El sol caía, al compás de una cálida melodía de un piano.


Una botella de champagne fue abierta, y después el líquido espumoso fue servido eficientemente en dos elegantes copas.


- ¿Crees que nos dejaran en paz ahora? – Crowley preguntó en un susurro, después de despedir al humano que había estado atendiéndolos.


- Supongo que fingirán que nada de esto sucedió.- Aziraphale sostuvo su copa delicadamente entre sus dedos.- Admitir que un ángel y un demonio los vencieron. Les quita todo el sentido de su existencia...


- Entonces este no será el final. En algún momento querrán volver al ataque y entonces seremos nosotros contra ellos.- Crowley considero aquella posibilidad, como una profecía propia.


- ¿La humanidad contra el cielo y el infierno?- Aziraphale lanzó su pregunta al aire, mientras miraba a la nada al considerar esa posibilidad.-Hum... Bueno, tal vez, pero no creo que suceda pronto, especialmente después de lo de hoy. Aunque fue admirable ver dejaran de lado sus diferencias para tratar de destruirnos. El fracaso debió ser la peor parte...


- Yep, justo ahora, deben sentirse patéticos. Si...- Crowley sonrió para sí mismo, y se relajo en su lugar, mientras elevaba su copa en el aire.- Y todo gracias a esa última profesa de Agnes.


- Diré esto, y espero que no te molestes conmigo, mi amor.- Aziraphale se inclino cerca de su Alfa, con una sonrisa cálida en sus labios.- Me gusta pensar que lo nuestro no hubiera funcionado, si no fueras en el fondo, un ser maravilloso y bueno...- Su voz se mantuvo firme hasta el final, y analizo con cuidado la expresión de Crowley, consciente de sus explosiones de carácter cada vez que se atrevía a usar palabras agradables para describirlo. Pero no sucedió, y aunque mantuvo una expresión un tanto disgustada, todo se relajo cuando suspiro.


- Y si tú no fueras, en el fondo, un pequeño bastardo. Probablemente no me tendrías a tus pies.- Crowley sonrió coquetamente, ganándose una mirada juguetona y una sonrisa. Se miraron largamente, mientras sus esencias se combinaban con el ambiente de su velada, y con apenas un poco de autocontrol se las arreglo para no sacar su lengua y saborear el néctar dulce de la excitación creciente de su omega.- No todos los días te burlas del cielo y del infierno y vives para contarlo, así que salud por eso. Y por el mundo.- Ofreció su copa para un brindis.


- Por el mundo.- Aziraphale suspiró halagado, y genuinamente feliz.- Por nosotros, y nuestra familia.- choco su copa suavemente, y después bebieron el delicioso néctar como si fuera ambrosia.


- Tu anillo.- Crowley exclamó después de dejar su copa sobre la mesa, y entonces sostuvo la mano de su ángel, acariciando sus nudillos, específicamente sobre su dedo anular, en donde antes había estado el anillo de serpiente que le había entregado años atrás.


- Oh, si... Me temo que se perdió cuando fui desincorporado en mi descuido con ese portal al cielo.- Recordó, mientras dejaba su copa sobre la mesa también.


- No te preocupes, mi ángel, te hare otro, uno mucho mejor.- El demonio sonrió confiado, y delicadamente beso el dorso de su mano. Aziraphale reacciono positivamente, con un rubor demasiado lindo para culpar al champagne.- Se verá hermoso en ti.

As the world falls down  [GoodOmens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora