Liam Jordan es hijo de uno de los jueces más reconocidos del momento en España esta inciando el primer semestre de la carrera que eligió su padre, 'derecho'. Constantemente está en discusión con el hombre al que llama padre y quién lo crio, ante el público es reconocido, pero en su hogar las cosas para Liam, es un caos.
Crean palabras en un alto volumen todos los días e incluso llegan a los golpes por parte del mayor, ha permanecido días en casa con el cuerpo adolorido, solo por haber sido sincero a sus padres al decirles que era homosexual. No vio venir la forma como su padre entró en cólera y lo golpeó tanto, que no puso asisitir a su graduación.
Desde ese día entendió que ese señor al cual llamaba padre no quería sino hacer con Liam, una imagen de lo que el era. Apesar de saber eso, las discusiones a diario no faltaban, los golpes ya sea de su padre o los guardaespaldas de este le dejaban muy mal. Todo es motivo de altercados, cualquier cosa que el menor realiza su padre lo toma como ofensa y le hecha la culpa a sus gustos sexuales.
Esa es la vida Liam Jordan. Un joven de 17 años, pelo negro, pestañas y cejas pobladas, ojos café, Pecoso e inteligente.
Sus días siempre tienen la misma rutina: Levantarse, asearse, vestirse y bajar a tomar su desayuno mañanero. Su rutina lo llevo al momento en que está hoy, en la mesa donde se encuentran sus padres tomando el desayuno antes de irse a sus respectivos trabajos.
-- Hoy apenas salgas del campus universitario tomas camino a mi oficina -- Era así como empezaban, primero esperaban el tiempo necesario en silencio, y quién siempre lo rompía era Vernon (su padre).
Iba a renegar pero la voz del hombre se volvió a escuchar -- No estoy preguntando. ¡Es una orden!.Sin decir más cada uno tomo su rumbo.
Pov Liam
Salí por la puerta trasera, y rodee el gran jardín hasta llegar al portón y escabuirme del hombre que puso mi padre como chófer. Justo cuando iba a dos cuadras vi parquiado un auto negro y de vidrios polarizados; me pareció extraño pero continúe mi marcha en dirección a esa escuela que tanto odio, escuela en la que todos sin excepción son hijos de papi y mami. Jóvenes a los que al parecer la vida no los trata tan mal y a sus padres tampoco, ya que le ponen el mínimo cuidado a las clases. En lugar de ver quién sacó las mejores notas, observan quién sacó la menos peor.
Cuando llegue, hice el mismo trayecto de siempre, de una vez a la que sería por 7 horas mi hogar.
No se porque los días me odian tanto. No entiendo porque tiene que llegar la hora de la salida. Ahora tengo que esconder que tengo el labio partido (por los golpes que me lleve en la hora del receso).
De nuevo utilice mis técnicas al escabuirme del hombre que me esperaba en la salida. Cuando ya estuve alejado de ellos solté el aire que tenía acumulado en mis pulmones. Caminaba tan lento que cualquiera diría que estaba contando los pasos. Desde que salí, siento que alguien me ha estado siguiendo, quizá los secuaces de mi padre si me vieron salir y son ellos quienes me siguen.
A mitad de camino, giré y note que para nada eran los secuaces de mi padre quienes me seguían, era el mismo auto negro que había visto en mi transcurso al colegio. Me detuve y quede mirando el móvil, centré mi vista en los vidrios por si lograba ver algo pero lo último que sentí fue el golpe en mi cabeza y fui cubierto por una inmensa oscuridad.
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Peligroso amor
Romance¿Esperaste un futuro mejor con tu secuestrador que con -quiénes siempre consideraste- tu "familia"?