CAP V

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Pov Narrador

Al día siguiente la petición fue cumplida a cabalidad, una joven de al parecer recién mayor de edad, hermosa y de pelo negro fue llevada, para nada forzada pero con mucha insertidumbre. La llevaron a la habitación del jefe y minutos después se escucharon los gritos de auxilio de la mujer. Liam se aterro al pensar lo que posiblemente estaría pasando con ella, solo pudo quedarse en su lugar, cubrir sus oídos y esperar que todo pasara.

A eso de una hora después la puerta de su cuarto fue abierta y adentro lanzaron bruscamente el cuerpo de la chica, el pelo alborotado y moretón en el cuerpo. Liam de inmediato se puso en pie y como pudo la llevo a la cama, la recostó, rasgo la sábana hasta sacar un pequeño pesado el cual mojo y tendió a la chica para que se limpiará.

-- ¿Estás bien? -- la mujer no respondió a la pregunta solo quedó mirando a la nada. -- Pero que tonto, -- se dijo a di mismo -- obvio que no está bien. -- Volvió a espetar en susurro. Tenía que ella no quisiera su ayuda para limpiarse, se imaginaba lo que posiblemente pudo haberle pasado.

Después de un rato de verla llorar, la vio quedarse dormida. Se pego a la pared y también se quedó dormido. Cuando despertó debido a la forma abrupta en la que abrieron la puerta. Era Vladimir, el hombre de confianza de "el jefe".

-- Levántate... -- Casi grito. La chica no demoro en sentarse y encogerse en su lugar hasta hacerse bolita. -- He dicho que te levantes. EL JEFE le ha gustado y quiere repetir -- Decía el hombre de gran cuerpo.

-- No porfavor. Yo no quiero que me haga eso otra vez.

-- Claro que quieres, de lo contrario no hubieras venido hasta aquí. No te obligue ¿o si?, No querías dinero; pues está es la forma en la que puedes conseguirlo. Así que ponte en pie y obedeces lo que te digo, ahora. Cuando estés con el jefe también debes hacerle caso o de lo contrario la pasarás mal, créeme, no quiere ver lo que puede hacer. -- A Liam y la menor se les pusieron las pieles de gallina. La chica se puso en pie y corrió al retrete a botar lo que sea que tuviera en el estómago.

-- Dile a tu jefe que ella no se siente bien -- Sabía que hacerse el valiente no iba a resolver nada, pero de verdad que la pena que justo ahora sentía por la pelinegro le impulso a defenderla.

-- Las órdenes del jefe no se discuten, se cumplen. Así que silencio. -- llamo a dos hombres que se llevaron arrastra a la mujer, el menor trato de hacer algo pero le fue imposible.

Esta vez los gritos no fueron tan desgarradores como la anterior vez, aún así se escucharon. Se oyó el llanto y desespero de quién sufría algún tipo de abuso. Cuando se volvió a abrir la puerta, dos musculosos llevaban con ellos un cuerpo inerte que pusieron sin cuidado en la única cama del pequeño cuarto. Liam volvió a rasgar la sábana y limpio el cuerpo de la mujer. Después de eso la cubrió con lo que quedo de la manta.

Se puso a pensar, y llegó a la conclusión de que él no podía hacer nada por ayudarla, si fuera mujer podría; pero es un hombre, un hombre homosexual en medio de gente TOTALMENTE hetero. No podía seducir a alguien para que les dejara salir, no podía hacer nada. Todas las esperanzas las había perdido. Solo esperaba no ver sufriendo más a la chica, sabía que la estaba pasando mal; no porque halla vivido exactamente eso, pero conoce y ha sentido lo que es estar en una cueva encerrada dónde solo eres usado a gusto de otros. Su padre lo manejaba a su antojo, estudiaba y hacia lo que el le pedía, no por voluntad, muchas veces el no acatar le constó derramar sangre y estar con moretones en todo su cuerpo. El comprendía, el la comprendía pero todo se escapaba de sus manos.

Aún así, seguiría buscando alternativas hasta encontrar algo que les fuera de ayuda. 

Peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora