CAP XXV

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Pov Liam


Hoy mi pequeño Gabriel Matías cumple cuatro meses de nacido.

Eso significa que la relación de William y mi persona lleva tres meses y varios días. En éste tiempo han ocurrido algunas cosas.

Tres semanas después del nacimiento de Matt Val por fin le dijo a Will que no había problema que tiramos relaciones, después de tanta insistiera de el rubio, él hombre dio el visto bueno y no pude librarme de las seis secciones de sexo sin descanso que tuvimos. Esa noche tocó dejar al bebé con Catalina y una chica que hayo Vladimir (a petición de su jefe) para que me ayudara a cuidar de mi pequeño. Al día siguiente para todos el jefe parecía como si hubiera tomado el agua de la vida, estaba mucho más entusiasmado y vivaz.

En el primer mes de relación pedí como regalo que me arreglará el jardín para pasar el tiempo allá, y no estar siempre en la habitación. Con una amada con mosquitera para mi pequeño Matt, un columpio, mesa y sillas, así como una hamaca para mí.

Podría decirse que lo mío con aquel hombre que en un principio me cayó mal y que también me hizo males, ha estado cargada de preocupaciones cuando el sale a hacer sus cosas. En ciertas ocasiones viene con heridas y eso causa que llegue a preocuparme demasiado cada vez que lo veo salir o me avisa que lo hará. Le pedí que no me especificará a dónde iba o que haría ya que puedo ser su pareja, pero no quiero hasta el momento, tener nada que ver con su trabajo.

Cómo les había dicho, hoy nuestro bebé cumple sus cuatro meses. Le encanta cuando estamos en el jardín y podría desde ahora calificarlo como nuestro lugar favorito, le cuento historias o en ocasiones me pongo a leer libros de fantasía.

Justo ahora estoy en este lugar mágico. Matt duerme recibiendo la fresca brisa y con tranquilidad al estar me medio de la naturales. Por obvias razones hay dos guardias si se le puede decir así, están a unos metros de nosotros atentos a cualquier movimiento. Esa idea no se le pudo ocurrir a otra persona más que a cierto rubio desde el día que le pedí arreglar el lugar.

-- Edward -- Llame a uno de los hombres y este se acercó.

-- Si, dígame joven Liam.

-- Puedes porfavor conseguirme otro esfero en el segundo cajón del escritorio que hay en la biblioteca. Y pídele a Nelson que le indique al "jefe" -- Utilice el seudónimo -- que lo necesita. -- El hombre asintió y se puso en marcha, llegó dónde su compañero y los dos se fueron. No pasaron ni dos minutos cuando note la presencia de Johana y otras tres chicas que supuse eran de su grupito; a paso firme se cercana y solo pude ponerme en pie y sentarme de nuevo en la silla que estaba al lado de la hamaca de Matías.

-- Veo que has usado tus dotes para conseguir favorcitos de "el jefe". -- Vaya que quiere solo causar disturbios está mujer. Sabiendo el sentido de sus palabras solo me quedé en silencio prestando más atención al libro y con el otro ojo puesto en la hamaca. -- No creas que porque tienes uno que otro privilegio más que nosotras eres más. Después de todas él debió haberte traído aquí pata que le satisfacieras sexualmente. -- Estás palabras también las ignore.

Creo que eso enojo a la mujer que en este momento se creía más porque estaba acompañada, sentí de la nada como me tumbaba el libro y me empujó para luego ponerse a reír junto a las otras. Se me estaba subiendo la rabia pero en si, podía soportarla todavía, más no quería tener problemas con ninguna de ellas así que con seguridad me puse en pie, iba a coger a Matt e irme pero una de las que estaba con la mujer me empujó y caí al piso a una distancia prudente de la hamaca; cuando subo la mirada veo que Johana se puso en medio de mi y mi bebé, me puse en pie con algo de brusquedad.

-- Haste a un lado. -- Les hable fuerte y sin un apice de joda.

-- Por fin hablas, ese es el método que utiliza el jefe para hacerte las cosas que hace contigo.

-- No estoy con ánimos de formar discusión ni mucho menos, así que háganse a un lago.

-- No pues, que miedo. -- Dijo una de las que estaba al lado de Johana y me impedía el paso, y volvieron a reír las cuatro mujeres.

-- Tanta altanería solo por darle un bastardo al nuestro William -- Ok, creo que todo tiene un límite y en este justo momento han sobrepasado esa línea al meterse con quién es para mí lo más importante. Con toda la fuerza que pude reunir en la mano derecha le pegue una bofetada.

-- Contra mi pueden decir lo que les plazca; pero espero que sea está la última y primera vez que les escucho expresarse asi de MI hijo. A la próxima que se le ocurra asi sea intentar hacer o decir algo contra él no me haré responsable de lo que pase, y se acordarán de mi por el resto de sus vidas. -- Mientras hablaba las señalaba, y en ese mismo momento escuché el llanto de mi bebé el cual supongo que se despertó por mis gritos. Vi a las chicas ayudar a jefa a ponerse de pie nuevamente.

-- Pero quien te crees mald... -- No terminó de hablar porque me acerque y la agarre del cuello donde empecé a apretar.

-- Que sea la última vez -- Volví a repetir y la empuje a un lado para pasar y atender el llanto de Matt. Llegué a él y lo saque de la hamacá, lo tome en brazos y sin recoger el libro o cualquiera de las otras cosas que traje, me gire y camine a la puerta que permitía el paso a dentro de la casa. En la puerta estaba William riendo, y también estaban Edward y Nelson. Hice caso omiso a las otras miradas, incluso a la existencia de el rubio y entre a la casa, subí a paso firme al segundo piso hasta llegar a la había habitación principal.

Estando dentro me puse a arrullar a Matt que seguía llorando. Aún con cualquier cosa que hacía no se calmaba y nosé, empecé a perder la cordura.

Menos mal llegó su padre y al verme se acercó y lo tomo de mis brazos; lo puso en el hombro y le arrullo durante unos minutos donde entre al baño y me eche agua en el rostro para tranquilizarme. Cuando salí, estaba Will sentado en el borde de la cama dándole el biberón que supuse trajo la chica que me ayuda con el cuidado de Matt. Afortunadamente ya no estaba llorando.

Peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora