CAP XXXIII

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Pov Liam

-- Ya se, Catalina te contó -- Lo corte antes que empezará a soltar palabras. Apenas y entraba a la habitación, su rostro expresaba enojo y cansancio. -- Prometo no hacerlo, no quiero poner más problemas en tu hombro. -- Me acerque y quite las manos que tenía cruzadas en el pecho, para pegarme a él rodeándolo por su torso. -- Lo prometo -- Espete dando caricias en su espalda.

Me separé y lo arrastre a la cama dejándolo caer en ella para tomar lugar arriba. Desde ya veo la lujuria en sus ojos, así que solo me deje llevar acercándome a sus labios y robándole el aliento con el beso que surgió al unirnos; llevo sus manos a mi trasero y los apretujo a su gusto.

-- Quiero que me hagas el amor hasta que estés libre de muchas de esas cargas que llevas. -- Aquello hizo que me volteara quedando ahora él sobre mi, intensificó el beso, quitó mi prenda superior e hice lo mismo, siguió con la inferior y dándole vuelta quede a horcadas y quite su cinturón. Note su necesidad, baje la bragueta, desprendí el botón y para fuera prenda.

Acaricié su longitud mordiendo y lamiendo mis labios, lamí una parte que dejé visible por el hueco donde estaba su pierna derecha, saque la punta por la misma y la metí a la boca masajeando el resto por sobre la tela. Deje ahí y con besos subí por su abdomen marcado, sus pectorales firme, tatuado  y malditamente apetecibles, hasta llegar a su cuello donde mordí, lamí y besé.

-- Quiero entrar -- Me anuncio sin hacer muchos movimiento queriendo que me encargará de eso.

-- Ah -- Gemí en sus oídos y vi como su cuerpo vibraba. -- Prepárame -- Dije como pude porque aún salian jadeos de mi boca.

Llevó tres de los dedos de una de sus manos a mi boca para que los lamiera, cuando estuvieron bien ensalivados los saco y abriendo mis nalgas, adentro uno de sus dígitos. Mi respuesta fue inmediata, me tense porque si, porque pequeños fragmentos de mi vida en cautiverio me llegaron a la mente; mentalmente me dije que no debía mezclar aquello con esto, mi Will me está preparando el no me hará daño, el me quiere y me prepara para que los dos lo disfrutemos.

Alejo de mi mente aquellos malos pensamientos que solo quieren perjudicar mi amor por el rubio que en este preciso momento acaba de introducir un segundo dedo. Gemí, señalando que esto es lo que quiero porque lo hago con quién amo. Gemí al sentí el tercero y el dolor paso en segundos, ya quería a mi Will pasara al siguiente plano.

-- Más -- Pedí. Nos dio la vuelta quedando nuevamente arriva, se posicionó en medio de mis piernas y se alineó en mi entrada; sin esperar empezó a entrar suave y sin detenerse hasta que estuvo por completo dentro de mi. -- Oh si, -- Me sentía tan bien teniéndolo ahí, sabiendo por su mirada y todo lo que su rostro expresaba me decían que lo estaba disfrutando al máximo, y me sentía feliz porque se lo tengo solo para mí.

-- Me moveré -- Anuncio dando inicio a las estocadas que fueron lentas en un principio, y a medida que pasaba el tiempo se hicieron más rítmicas y fuertes. -- Ah Delicioso esfínter... Mmmm. Maldición ajj -- Siguió penetrando fuerte mientras atacaba mi boca con sus demandantes besos, yo solo podía gemir y pasar mis manos por todo su cuerpo; desde su abdomen y pecho, hasta su espalda y brazos que se aferraban a mi cintura para dar impulso desde ahí.

-- Maldición -- Dije, nos había cambiado de posiciones a una en la que mis piernas caso estaban puestas en su hombro, haciendo que llegará más profundo, además de eso, mi próstata estaba siendo estimulada y era mucho lo que sentía.

Para darle más placer contraía en ciertos rangos de tiempo mi esfínter, haciendo que sacará todo tipo de palabras y maldiciones hasta que lo inevitable paso, se corrió en mi interior y soltando una maldición al explotar. 

•••

-- En el tiempo que estuve dormido, recuerdo estar en un lugar oscuro e inavitable. Permanecí tiempo allí, no se cuanto pero decidí en ese transcurso temporal, había tomado la desición de no volver para no seguir sufriendo, sabía que Gabriel podía estar bien cuidado así que eso era el menor de mis procuraciones y pues, tu eres un hombre fuerte al que le sería muy fácil reemplazarme. -- Me atrajo apretándome a su cuerpo cuando oyó mis palabras. -- Y fue alli cuando la vi. -- me acurruque más a su cuerpo anhelando más contacto, más de su calor -- Una mujer de la cual no recuerdo muy bien su rostro ni nada de ella, me habló de su vida, su historia de amor con un hombre de peligro, un hombre con muchos enemigos al igual que tú. Comento haberse enamorado de él y que hasta le dio un hijo. Pero en un ataque a las instalaciones, ella perdió la vida. Si hijo Oliver, según me dijo; muy pequeño tuvo que quedar con su padre, pero en otro doloroso enfrentamiento no hallaron rastros del menor.

<< El hombre siguió con sus negocios, pero con la aceptación de que su hijo y esposa habían padecido por culpa de sus detractores. -- La melancolía al narrar lo que la mujer le contó aquella vez se hizo presente en el menor, casi que podía estar llorando por tan trágica historia, se le erizaron los bellos de solo imaginar que su vida hubiera digo la misma si no hubiera vuelto. -- Lo que el hombre no sabe es que su hijo está vivo, que pudo sobrevivir aquella vez; no se cómo pero ella me lo contó. Además, me pidió de favor como último deseo antes de despertar, contactar a Randolf, más conocido como 'Abel' en su mundo y dile lo que te acabo de decir. -- Terminó canturreando las mismas palabras dichas por la mujer de pelo negro antes que está desapareciera por su despertar.

-- Por eso la insistencia por saber y contactarte con él -- Más que una pregunta, solo como una afirmación.

-- Si, me siento mal al no hacer nada por su última petición, y aunque no me han dicho nada de los problemas que estás teniendo, los noto y, pues... tampoco quiero incrementar los problemas que te quitan tiempo conmigo y nuestro hijo. -- Me acurruque más al dormido cuerpo y besé sus labios en un deseo por quitar ese neutro rostro.

-- De hecho, había pensado en comunicarme con el para que nos asociaranos, podemos obtener mutuos beneficios. -- Aquello hizo que lo mirara al rostro y buscara si decía la verdad, y efectivamente. No había rastro de mentira en rlla. -- No se si acepte, pero nada pierdo con intentarlo.

Peligroso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora